sábado, 16 de mayo de 2020

Wilson Saavedra, gigante de la paz y la esperanza

Por Nelson Lombana Silva

El pasado 14 de mayo se cumplió el primer aniversario del abominable asesinato del ex comandante fariano, Wilson Saavedra en tierras cordilleranas del Valle, mientras moldeaba con sus manos y su espíritu emprendedor una esperanza de paz y de justicia social, una vez depuesta las armas fruto del acuerdo suscrito en la Habana (Cuba) y firmado en el teatro Colón de Bogotá. Crimen que reposa en los brazos huesudos de la impunidad.


Era una persona visionaria y carismática, respetuosa de la opinión del otro, por eso se compenetró también con los campesinos durante sus largos 32 años de lucha guerrillera. Nunca abusó del poder que ostentaba, manteniendo siempre una comunicación fluida y de doble vía, no solo con sus camaradas, sino con los campesinos en general.

Siempre le apostó a la paz y a la salida política al conflicto social y armado. Después del referendo por la paz que manipularon hábilmente el santismo y el uribismo, se realizó en la parte alta del municipio de Buga, exactamente en la vereda La Mesa Río Loro, un encuentro de paz de los diferentes credos religiosos con asiento en la región, encuentro liderado por el movimiento insurgente y que contó no solo con religiosos, sino también con campesinos, estudiantes, intelectuales, artistas y periodistas de varios medios de comunicación. Durante dos largas y extenuantes jornadas, los asistentes demandaron del gobierno nacional voluntad política para materializar el acuerdo de paz.

En nuestra condición de corresponsal del semanario VOZ La verdad del pueblo y de la página web: www.pacocol.org estuvimos presentes y pudimos entrevistar al comandante Wilson Saavedra. A pesar de sus múltiples ocupaciones, respondió nuestros interrogantes de una manera amable y sencilla. Su juventud radiante se concatenaba con la esperanza de poder dejar las armas y continuar la lucha revolucionaria con las ideas y sus proyectos, siguiendo fielmente el marxismo y el leninismo.

Precisamente, al preguntársele sobre el objeto de esta jornada de vigilia por la paz, el comandante Wilson Saavedra, contestó: “Con este evento lo que buscamos es crear sensibilidad en el pueblo colombiano en torno a la paz, hacer congregaciones de todas las comunidades con delegaciones de campesinos, organizaciones sociales, afros, indígenas, para estar dos días: 30 y 31 de octubre, con miras a que en esta vigilia, todos nos miremos como hermanos, todos miremos cómo apostarle a este país para construir una paz estable y duradera”. Subrayó: “Que sea un momento de reflexión, para que a partir de acá, salgamos todos con aire nuevo de unidad que es lo que necesita este pueblo, unidad para poder alcanzar los objetivos que nos hemos trazado, no solo las Farc, sino todo el pueblo colombiano que ha luchado por conquistar un futuro mejor”.

Por esos días, estaban recientes los sorpresivos y no sorpresivos resultados del referendo. Los medios de la gran oligarquía, forjadores de la guerra y la violencia en Colombia, se apresuraban a decir que el pueblo no estaba interesado en la paz y menos la guerrilla. Al respecto, el comandante Wilson Saavedra, era contundente al decir: “El pueblo sí tiene sentimiento de paz, el pueblo sí quiere que en Colombia haya un cambio, pero desafortunadamente la manipulación muestra lo contrario y hace que una mentira, repetida varias veces, cientos de veces, termine siendo casi una verdad. Ese es el trabajo de los medios”.

En cuanto a la voluntad política de paz de la insurgencia fariana, el comandante Wilson Saavedra, anotó: “Creo que las Farc somos optimistas de alcanzar una solución política del conflicto desde 1964, porque el alzamiento armado en Colombia no fue capricho de nadie, ni tampoco de nuestros queridos y recordados marquetalianos, sino una necesidad histórica, encaminada a preservar la vida y eso obligó a tomar las armas para defender la vida, porque no había otra oportunidad para hacerlo. Siempre hemos tenido el optimismo”, subrayó.

En esa entrevista el comandante también fue interrogado sobre la corrupción presente en las altas esferas del Estado, a lo cual contestó enfáticamente: “Para acabar la corrupción en Colombia, tenemos que reformar el régimen. Hay que transformar el régimen, y eso no se da de un día para otro. Es un proceso en el que el pueblo adquiera conciencia y sepa elegir a sus gobernantes, donde el pueblo no venda, ni regale el voto por un bulto de cemento”.

Así pensaba, el ex comandante Wilson Saavedra, tanto uniformado como civil, siempre pensando en el interés colectivo del pueblo, leal a sus principios y a lo acordado en la Habana. Hace un año, las mismas fuerzas oscuras que provocaron el genocidio contra el Partido Comunista y la Unión Patriótica, segaron la vida de un joven soñador. Su ejemplo y su sacrificio se deben multiplicar en toda Colombia con fuerza arrolladora para imponer la paz y aplastar el terrorismo de Estado. Ya casi se completan doscientos ex guerrilleros asesinados y ni un solo detenido. Bien dijo el comandante Jaime Guaraca: La guerrilla silenció sus armas, el Estado no.

Nuestra solidaridad a su esposa, a sus hijos, a los familiares, amigos y relacionados del compañero Wilson Saavedra. Esta oligarquía mató su cuerpo físico, pero no sus ideas, éstas siguen brillando en el amplio firmamento de Colombia y en las conciencias de los que están dispuestos y dispuestas a seguir luchado por la paz, la justicia y el socialismo.

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