viernes, 15 de mayo de 2020

Vida y obra de Jaime Guaraca (VII)

Por Nelson Lombana Silva

El 15 de octubre de 2017, tuvimos la oportunidad de hacerle un reportaje al comandante Jaime Guaraca, en la Habana (Cuba). Durante cuatro horas nos estuvo comentando parte de su infancia, su juventud y su madurez en las breñas de la vida revolucionaria en Colombia. Era una mañana soleada con un firmamento cubano cerúleo. El reportaje lo dividimos en tres partes: La primera su infancia, la segunda su lucha guerrillera y la tercera parte, su análisis del momento de coyuntura, especialmente del proceso de paz que se desarrollaba, precisamente, en la Habana, entre las FARC – EP y el Estado Colombiano.


Varias cosas nos llamó poderosamente la atención: Una, que el movimiento guerrillero no lo haya tenido en cuenta para nada, estando en la Habana y con plena lucidez mental, intelectual y político. Dos, su escepticismo en relación a la palabra del gobierno nacional. Según deja ver, la guerrillera se apresuró a entregar las armas. También se atrevió a afirmar que el comandante Manuel Marulanda Vélez no habría firmado el acuerdo de paz en los términos que se suscribió. Y, finalmente, su fidelidad al centralismo democrático, al afirmar que había que respaldar la dirección del movimiento guerrillero y que ella tenía que responderle al país y a la misma organización revolucionaria.

Este acápite del reportaje es el siguiente:

-         Hablemos un poco del momento político que está viviendo el país y el continente latinoamericano. Se hace el proceso de paz entre las Farc – Ep y el Gobierno. En términos generales, ¿Cómo analiza usted este proceso?

En primer lugar, yo no conocí mucho de las discusiones en la mesa de diálogo. No participé. Ni a mí me preguntó nadie nada de eso. En segundo lugar, yo creo que en realidad es otro momento histórico de Colombia, como los que han ocurrido anteriormente, porque no es la primera vez que se firma un documento tan grande, tan bien discutido, tan bien elaborado, donde participaron los compañeros activamente en él.

Pero, ahí sí como se dice: Tiene sus peros. Ese documento tan amplio no se ha empezado ni a resolver, ni a cumplir por parte del gobierno, por parte del sistema. Digo a cumplir porque yo miro la historia del pasado, como dice la gente: La memoria histórica. Y, me doy cuenta que yo conozco y he vivido cuatro ley de amnistías del 48 hacia acá. Casi todas tienen el mismo objetivo y el mismo parecido. Ahora, se firma una ley de amnistía en todos esos documentos y fíjese usted que todavía no se ha cumplido.

Se convirtió en ley en Diciembre de 2016, firmada por el presidente de la república, publicada en la Gaceta Oficial y no se ha cumplido. La ley de amnistía cuando se da, es para que salga todos los prisioneros de guerra y presos políticos, salgan de las cárceles. Con esta finalidad se da la ley de amnistía; pero en Colombia, el presidente Santos y compañía, no quieren hacer eso, no quieren cumplir como no la han cumplido con muchos acuerdos desde que él es presidente. Es una característica de Colombia y de los presidentes de Colombia: Prometen una cosa y prometen la otra y no cumplen. La primera ley de amnistía que yo conocí y que está en la historia que se piensa olvidar por mucha gente, comenzando por la gente que repite 53 años de violencia, 53 años de enfrentamiento. Es que no son 53 años, son más, porque esto comenzó en el 49 muy seriamente. Comenzando con eso, se empieza a negar una realidad colombiana que bien registra la historia. La ley de amnistía primera que se da en Colombia fue la que decretó Gustavo Rojas Pinilla cuando tomó el poder, cuando sacó a Urdaneta Arbeláez del poder y dijo aquí mando yo. Era 1953.

Para todo el mundo fue la ley de amnistía, para todos los alzados en armas. ¿Cuál era el objetivo que se buscaba con eso? El objetivo siempre ha sido desmovilizar y desarmar a la guerrilla. En aquella época había una guerrilla muy grande en el país, pero sobre todo liberal, pero era una guerrilla y estaba haciendo cosas importantes. Rojas Pinilla, hombre hábil, nombró inmediatamente emisarios a hablar con las guerrillas. Por ejemplo, a los Llanos, donde Guadalupe Salcedo, mandó al general Duarte Blum para que hablara con Guadalupe Salcedo y su gente y, convencerlos de que entregaran las armas, porque había una pacificación en el país. Y lo convencieron. En fila india, como se dice, casi más de tres mil guerrilleros, pasaron por el frente del general Duarte Blum dejando sus armas allí, entregándolas y con ello, se entregaban.

La pacificación la quiso aprovechar Guadalupe Salcedo y salió a Bogotá y, ahí lo mataron en seguida. Eso ocurrió con la guerrilla del Medio Magdalena dirigida por Rafael Rangel Gómez. También entregó las armas y se entregó, se fue a Barranquilla y lo mataron en plena calle. Eso ocurrió con la guerrilla de Urrao (Antioquia) al mando de Juan de Jesús Franco, que también entregó todo, se salió a Medellín y ahí lo mataron. No sucedió con las guerrillas del sur, porque con ellas tenían otro propósito. Lo que indica que el objetivo de esa ley de amnistía de Rojas Pinilla, era acabar con la guerrilla de ese tiempo. Y la acabaron. En las guerrillas liberales no resurgió nunca más un hombre en armas.

De modo que muertos hubo muchos, con respecto a eso, confiados en la paz y en la tranquilidad, salían a las ciudades y ahí los mataban. Bueno, lo del sur ya estaba un poco descrito que fue lo que aconteció con las guerrillas liberales, que pactaron con el gobierno para perseguir a los comunistas y se convirtieron después en paramilitares: Gerardo Loaiza , Leopoldo García, después Mariachi, que se desertó de las guerrillas comunistas, se fue para allá; Efraín González, Arboleda, también se convirtieron en paramilitares. De modo que entonces, ese objetivo que se buscaba con la ley de amnistía de Rojas Pinilla, lo cumplieron: Desmovilizaron la guerrilla liberal y mataron a un poco de gente, entre ellos a los principales dirigentes.

La otra ley de amnistía, se da con el Frente Nacional. También el objetivo era ese: Apaciguar el país y comenzar lentamente penetrando las zonas donde están los asentamientos guerrilleros, para eliminar a los principales dirigentes. Así mataron a Charro Negro y otros como a Alirio Saavedra y muchos ex guerrilleros, porque en esa vez fuimos amnistiados todos. El objetivo era también el mismo del 13 de junio de 1953. De modo que esa ley de amnistía ha servido para eso. Y el comienzo de lo que hasta ahora no se ha resuelto del todo con la macha de Charro Negro, porque ahí comenzó el problema para llegar hasta nuestros días.

Lugo se presenta la otra ley de amnistía, que fue la de Belisario Betancur. Querían también hacer lo mismo, que nos desmovilizáramos y que entregáramos las armas. Cuando eso el propio camarada Marulanda, al conocer la ley de amnistía, dijo: “Nosotros no nos podemos acoger a esta ley de amnistía, porque le dejaron unos micos colgando. Pero sí la podemos utilizar como un instrumento de movilización de opinión de masas”. Y, comenzamos a trabajar en torno a la posibilidad de crear un movimiento político y fue así como se creó la Unión Patriótica.

Pero en resumidas cuentas, ¿Cuál fue el resultado de eso? Las Farc sí envió compañeros a trabajar para la formación de la Unión Patriótica y se formó un gran movimiento con mucho entusiasmo y mucha esperanza , pero le aplicaron lo que se conoció después como la guerra sucia y murieron más de cinco mili dirigentes nacionales, regionales, militantes y simpatizantes del Partido Comunista y la Unión Patriótica.

Esos han sido los resultados de esa ley de amnistía y ahora conozco esta que firmaron, pero ya le dije: Desde Diciembre del año pasado (2016), convertida en ley y no ha dado el resultado que tiene que dar. Además, se le puede agregar otras cosas: Algunos que han sido favorecidos y le han dado libertad al salir de la cárcel, los han matado. En estos momentos a muchos de nosotros nos preocupa demasiado, el hecho de que las Farc, tan pronto comenzaron a discutir en las conversaciones, propuso y aprobó un decreto de cese unilateral del fuego. Desde ese momento las Farc silenciaron las armas, pero el gobierno no quería hacer eso. A última hora aceptó el cese bilateral  de fuego con fines de silenciar las armas, pero el Estado Colombiano, hay que decir y reconocer sinceramente: No ha silenciado las armas. Siguen habiendo muertos en Cauca, en Tolima, en Antioquia, en Villavicencio, en muchos lugares, se vienen presentando muertes de líderes campesinos, ambientalistas, de Derechos Humanos, con un argumento y con otro, pero es gente del Estado que está matando a esa gente, porque el paramilitarismo sigue intacto, así lo niegue Juan Manuel Santos y la canciller Holguín. Siguen bien armados, bien uniformados, con cara tiznada haciendo cosas. Eso es el Estado. Yo me pregunto: ¿Por qué no silencian las armas, si Juan Manuel Santos es el presidente? ¿Por qué no adopta medidas para acabar con esas masacres? Como muestra un botón de que el Estado no ha silenciado las armas: Esos nueve campesinos asesinados y no sé cuántos heridos en Nariño. Los mataron armas del Estado, armas oficiales del Estado, de la Policía y del Ejército. Entonces, yo me pregunto: ¿Para dónde va esta firma de paz, si el mismo gobierno no cumple, no cumple con silenciar las armas, mucho menos con otras cosas que debería haber cumplido hace rato? Le agrego: Es necesario que esta gente de la oligarquía, olvide la cultura de la violencia, olvide la cultura de la guerra, de la muerte, olvide la cultura del odio, para que haya reconciliación en el país, para que haya un restablecimiento y reconstrucción del país. Se necesita que haya eso, de lo contrario no se puede.

La situación es complicada. A nivel internacional a Colombia la miran de otra manera. ¿Por qué? Porque los discursos de Juan Manuel Santos, las opiniones que vierten de allá, de uno y otro miembro del gobierno nacional, son halagadoras, sin tener en cuenta lo que el pueblo está padeciendo, lo que el pueblo necesita y no se resuelve. El problema de la tierra, ésta se está concentrando mucho más en las grandes empresas transnacionales, explotadoras de los recursos naturales, mientras que el campesino sigue viviendo en minifundios y otros que no tienen donde vivir. La situación es muy delicada. Además, el año entrante hay elecciones (2018), para presidente de la República. Hay una lista grandísima de gente que está aspirando a la presidencia de la república. ¿Qué prometen? Hasta ahora no es mucho lo que prometen y no es mucha la garantía con ninguno de ellos. Colombia está abocada a que el año entrante gane un presidente que eche atrás todo lo que se acordó en las conversaciones de la Habana, y no es extraño que eso pueda suceder, porque puede seguir el ejemplo del presidente de Estados Unidos, que Barack Obama le entregó el poder en una situación diferente a la que hoy hay, porque la gente que hoy hay, es sumamente riesgosa, sumamente peligrosa. De un momento a otro puede evocarse una guerra nuclear, porque las amenazas del presidente de Estados Unidos, son muy fuertes. Figúrese usted que en plena sesión de las Naciones Unidas, fue a decir todas esas cosas y a amenazar con acabar a un país de 25 millones de habitantes y dejarlo en cenizas. Eso es muy peligroso, que de pronto resulte un loco y apriete un botón de esos y dispare un misil. Ahí, sí que la cosa se complica. De otra parte, Colombia no es un país independiente; Colombia en todo depende del Pentágono, entonces no es extraño que sucedan cosas en Colombia. Para mí, la situación es de mucha expectativa, sobre qué va a suceder y eso lo conocerán ustedes que están viviendo en Colombia. (Continuará)

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