lunes, 11 de mayo de 2020

Vida y obra de Jaime Guaraca (III)

Por Nelson Lombana Silva

La necesidad crea el órgano. El campesinado del sur del Tolima, especialmente de Santiago Pérez (Ataco) y Planadas, estaba inmerso en una violencia que no era suya. El terrorismo de Estado impregnaba toda la vasta región, no teniendo los moradores otra alternativa que organizarse política y militarmente. Esto no se dio de la noche a la mañana. Por el contrario. Fue un proceso duro, complejo y hasta doloroso.


Una parte de la guerrilla estaba orientada por el partido Liberal y la otra por el partido Comunista. A la guerrilla liberal se le motejaba de “Limpios” y a la comunista de “Comunes”. El acuerdo que determinó la convivencia en una sola guerrilla, tuvo sus inconvenientes e incluso, se rompió definitivamente cuando esta se acogió a la amnistía del general Gustavo Rojas Pinillas, y muchos pasaron al bando del paramilitarismo ayudando al militarismo en la persecución de la considerada: “Guerrilla Comunista, marxista y leninista”.

Uno de los fundadores de las Farc – Ep, Jaime Guaraca, relata con detenimiento este momento político de la lucha armada en Colombia: “Ese es un tema grande, que mucha gente todavía no está clara y cada vez que pasan los años, menos clara está la gente sobre este tema”, comienza diciendo. 

Agrega: “Las guerrillas en Colombia surgen y, sobre todo, ese grupo del sur del Tolima al mando de Gerardo Loaiza y Leopoldo García (Peligro). Llegó un momento en que Gerardo se informa de la existencia del grupo de Irco (Chaparral), que comandaba Isauro Yosa y que estaba apenas surgiendo. Mandó a invitarlo. Las ideas de Gerardo y de Peligro eran orientadas por la Dirección Nacional del Partido Liberal. La orden era que tomaran el mando de todas las guerrillas en Colombia. Esa era la idea”.

“Los invitaron a la región y la dirección del movimiento dirigido por los comunistas vino, desde Irco a hasta el Davis. Se encontraron con Gerardo y hablaron toda la cosa muy bien y fue cuando organizaron un comando conjunto, un Estado Mayor Conjunto de parte y parte. Así crearon el Estado Mayor”.

“Pero, cuando la Dirección Nacional Liberal se dio cuenta de ese acuerdo, hay mismo mandó, específicamente a un emisario a decirle a Gerardo y a Leopoldo García, que no admitía esos acuerdos, mucho menos con comunistas; que ellos eran liberales puros, limpios. Es cuando Gerardo obedeciendo la orientación de la Dirección Nacional Liberal y Conservadora, porque en eso ya operaban juntos, convoca una reunión de toda su gente, de toda la guerrilla que ellos dirigían. Esa reunión la realizaron en el comando La Ocasión, que era el comando principal. Allí, Gerardo expuso el tema. Le dijo a la gente que ellos habían invitado a los comunistas a ir a la región, pero que los comunistas desde el momento que llegaron, los habían traicionado, porque seguían dando una orientación foránea, una orientación que habían incluido a Colombia, traía desde Moscú, que esa no eran las costumbres, ni la idiosincrasia del campesino colombiano, que era un daño que estaban haciendo los comunistas, que tuvieran en cuenta que ellos eran liberales “limpios”, que no podían hacer alianza con ninguno”.

“De ahí fue que cogieron el nombre de “limpios” y propuso la ruptura con los comunistas, porque como había el Estado Mayor Conjunto, que rompieran esos acuerdos. Y la gente aprobó. La guerrilla liberal “limpia” aprobó eso al momento y se convirtió eso como en una orden de guerra, más o menos, como una actitud de guerra. Y así fue. Pronto hubo el enfrentamiento a tiros con pretextos muy leves, unos y otros, pero hubo el enfrentamiento. El pretexto principal para esa división y para esa ruptura, fue ideológico y político. No fue otra cosa, sino ideológico y político y la forma de organización que los comunistas tenían, no les gustaba a ellos de ninguna manera; nada de lo que tenían los comunistas organizado para dirigir su guerrilla les gustaba, porque ellos eran liberales y querían hacer todo cuanto querían y cuanto podían. Para ellos no había control de ninguna manera”.

“Eso fue lo principal. Pero, lo fundamental fue lo ideológico y político, dirigido desde la ciudad por la Dirección Nacional Liberal y Conservadora. Ahí, se rompió todo. No se volvió nunca, ni siquiera a hablar de eso, porque los liberales limpios, cada vez se fueron sectarizando más, mucho más. Después viene el otro caso que lo hablamos luego”.

Durante un período histórico, la confrontación era más violenta con la denominada “guerrilla limpia” que con el mismo ejército regular. Prácticamente, ésta había asumido un criterio paramilitar, pasándose sin sonrojarse los principales cuadros dirigentes a las huestes militaristas y al Estado colombiano. Su criterio liberal y conservador predominaba.

Pero, ¿Cuáles eran las diferencias sustanciales entre la guerrilla comunista y la guerrilla liberal? El comandante Jaime Guaraca, las explica de una manera sencilla y bastante pedagógica: “Las diferencias son muy grandes. Le voy a poner unos ejemplos muy prácticos: Lo que conseguía en comisiones los comunistas y llevaban al Davis, era distribuido totalmente para los más necesitados. No importaba quien era la familia, lo importante era que estaba en el Davis”.

“Se llevaba el ganado y cuando se sacrificaba una res a todo el mundo le correspondía un pedazo. Nadie se quedaba sin comer su pedacito de carne. Los “limpios” (Liberales), no hacían eso. Los “limpios” llevaban el ganado y los jefes separaban el lote exclusivo para ellos. Era propiedad de ellos”.

“Otro ejemplo: En combate se cogía un fusil y la guerrilla comunista decía: Este fusil es del movimiento, del colectivo, su dueño es el colectivo. Los liberales “limpios” recogían un fusil y el que lo recogía era el dueño. Lo podía vender, regalar, cambiar, lo que quisiera”.

“Otro ejemplo: En cuanto a la organización: Los comunistas tenían un régimen interno, unas normas de comando, que todo el mundo tenía que regirse por ellas. Nadie se podía ir del comando sin permiso, sin tener justificado qué iba a hacer. Los liberales “limpios” se iban a la hora que querían, cada uno para donde quisiera y volvía cuando quisiera. Esas son diferencias muy grandes”.

Viene luego, el encuentro directo de Jaime Guaraca con Manuel Marulanda Vélez, la primera impresión que tuvo el niño guerrillero con quien pasaría a la historia como el eterno comandante del movimiento fariano. El relato es sencillo y directo: “Cuando el camarada Marulanda decidió irse al Davis, llegó a comienzos de 1951, al comando dirigido por los comunistas. Fue bien recibido, porque él desde un comienzo fue un hombre muy afable, muy cariñoso, muy respetuoso, muy conversador. Él se ganaba la simpatía de cualquiera, como se ganó la mía, desde un comienzo”.

“La dirección del movimiento organizó una escuela en 1952, una escuela ideológica-política. Los estudiantes fueron: Charro Negro, Manuel Marulanda, Ciro Trujillo, Richard, etc. Es decir, los comandantes fueron los estudiantes. Cuando termina el curso, en la clausura, el camarada Marulanda, pidió el ingreso al Partido. Así como le digo: Pidió el ingreso al Partido Comunista. La dirección del movimiento y de la escuela, les aceptó el ingreso al Partido. Le proponen que si él quería llevar como nombre de guerra, el nombre de Manuel Marulanda Vélez, y le explicaron quien fue Manuel Marulanda Vélez: Aquel dirigente obrero y toda la cosa, que murió torturado por los esbirros de Laureano Gómez. Él aceptó. A partir de ese momento siguió llamándose: Manuel Marulanda Vélez, porque hasta ahí, le decían Pedro o también: “Tirofijo”. La gente le puso el nombre de “Tirofijo”, porque en realidad, él fue un hombre que con todo tipo de arma, era preciso al hacer el disparo. Él pegaba en el blanco muy bien, no perdía un disparo. Así, se ganó el nombre de “Tirofijo”.

“La primera vez que veo al camarada Marulanda, fue en el año de 1950, en el comando de San Miguel. Allí llegó él y al paso por el lugar que le digo de las salinas, donde había agua salada, que se sacaba la sal, a ese lugar llegaban muchas aves a tomar de esa agua, cuadrúpedos también de noche y el día que él pasaba por ahí a San Miguel, había una cantidad de pavas y mató dos con el fusil y las llevaba ahí”. 

“Se regó la noticia de que Tirofijo estaba en San Miguel. Yo le dije a Chucho, mi hermanito que me seguía, vamos a conocer a Tirofijo. Fuimos. Andábamos cerca de él. Él no habló con nosotros porque éramos unos muchachos de doce años. Yo le alcancé a decir a la familia: Si tuviera un poquito de más tiempo (edad), le decía que me aceptara y yo me iba con él, porque me agradó desde un momento como era él”.

“Físicamente era un hombre con aspecto elegante, despercudido; mantenía bien peluqueado, bien afeitado. Era un personaje. Y así sucesivamente era su procedimiento, conversador y muy respetuoso, sobre todo muy respetuoso, muy amable, con todo el mundo la iba. Todo el mundo que pedía hablar con él, él le aceptaba hablar y lo que explicaba, a la gente le agradaba mucho. Era un conversador único. Además de eso, humorista. Contaba muchos chistes de Cosiaca, de la Patasola, del Duende, de todas esas cosas”.

“La primera vez que hablé con él, tal vez fue como en el año de 1953, tal vez finalizando, que él mismo se dirigió a mí, cuando un hermano y un primo que estaban en la misma comisión no quisieron seguir por la pacificación de Gustavo Rojas Pinilla; entonces un día se me acercó y me dice: ¿Y usted tampoco va a seguir con nosotros?, me dijo. Le dije: (Cuando eso no se decía camarada, se le decía comandante) Comandante yo sí sigo con ustedes hasta el fin. Ese día me echó el brazo por encima, porque era muy cariñoso en ese sentido. Yo comencé a ser guerrillero en los primeros meses de 1951”. (Espere continuación)

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