miércoles, 27 de mayo de 2020

Responder con unidad arremetida del régimen capitalista

Por Nelson Lombana Silva

El mafioso régimen capitalista colombiano, ha aprovechado sin piedad alguna la pandemia del Covid – 19, para arremeter violentamente contra el pueblo colombiano y los sectores democráticos que luchan por un país justo y humano al alcance de todos y todas, sin privilegios de ninguna naturaleza.


El sector financiero, especialmente el sector bancario, el gran negocio de Luis Carlos Sarmiento Angulo y compañía, ha reajustado sin remordimiento sus tasas de interés, cuando todo el mundo pensaba que las iba a bajar en solidaridad con el pueblo afectado con la pandemia. El presidente Iván Duque Márquez, no había empezado la tragedia cuando ya estaba tirando botes salvavidas a este sector, determinando mediante decreto que los recursos de municipios y departamentos, estuvieran al alcance de estos vulgares y criminales depredadores del erario público. Los ricos en solidaridad con los ricos, en detrimento de los intereses del pueblo colombiano en su conjunto.

Ha estado dispuesto a defender la gran empresa, la gran industria, el gran negocio de las multinacionales y transnacionales, en detrimento de la pequeña y mediana empresa, la pequeña y media industria. Así, cientos de micro empresas vienen desapareciendo en Colombia, mientras unas cuantas se van consolidando haciéndose más fuertes en todo el país. Conclusión: Con la pandemia del Coronavirus el rico se viene haciendo más rico y en sentido contrario, el pobre más pobre. Es la dinámica terrible del capitalismo que se moviliza con base en las relaciones económicas y nunca en las relaciones humanas.

La inmovilidad del pueblo en su desorganizada e infame cuarentena diseñada por el régimen uribista, la ha utilizado el gobierno nacional para acelerar medidas antipopulares, proyectos leoninos contra el pueblo, medidas que francamente rayan en la criminalidad. Invertir dinero – por ejemplo – en compra de pertrechos para la violencia contra el pueblo y carros costos solo para satisfacer la vanidad gubernamental, mientras grandes conglomerados se debaten en la cruda miseria, el desempleo galopa y la inseguridad cobra víctimas en todo el país.

Los medios masivos de comunicación (mejor medios de incomunicación), no dicen nada de los miles y miles de niños y personas que mueren en Colombia de física desnutrición, tampoco de la terrible desigualdad social y menos del nefasto terrorismo de estado que todos los días viene cobrando vidas de honestos y combativos líderes populares, sindicales, indígenas y campesinos en toda la nación.

Además, continúa el Estado desconociendo el acuerdo de paz entre las Farc – Ep y el estado colombiano. A la fecha han sido asesinados 198 ex guerrilleros y más de cuarenta familiares de éstos, crímenes que vienen quedando en la impunidad. La cifra de ocho millones de seres humanos que ha cobrado este largo conflicto, aumenta peligrosamente todos los días. Sin embargo, al parecer nadie se da por el enterado y solo se escucha en estos infames medios de incomunicación, que dizque la guerrilla desmovilizada no viene cumpliendo lo pactado. Con qué cinismo se dice en estos medios de incomunicación con amplia publicidad.

Estos medios, a su vez, callan deliberadamente la postura apátrida de la oligarquía colombiana en cabeza del presidente Iván Duque Márquez, al prestar el territorio nacional para agredir a la hermana república bolivariana de Venezuela e intentar hacer fracasar el proceso revolucionario que se viene desarrollando allí. No ha dudado, obedeciendo dócilmente los dictados del imperialismo de Estados Unidos y su nefasto presidente, Donald Trump.

Los montajes contra la oposición son el pan nuestro de cada día. Lo más reciente es el esfuerzo desmedido que hace el Fiscal General de la Nación, para pretender vincular al ex candidato presidencial de la Colombia Humana – Unión Patriótica, con el “Ñeñe Hernández”. Una infamia más, de las muchas que ha cometido y viene cometiendo esta vulgar clase dominante colombiana.

Sin enterarse del contenido del audio, anuncia con espectacularidad en los medios, los supuestos nexos. Sin embargo, al escuchar con detenimiento este sale a flote una terrible realidad: Uno de los participantes anuncia asesinatos de los mineros que apoyaron a Gustavo Petro Urrego. Eso sí no le llamó la atención al Fiscal General de la Nación. Su afán desmedido por intentar involucrar al candidato de la Colombia Humana – Unión Patriótica, al parecer le impide dimensionar la real gravedad de dicho audio.

El paramilitarismo continúa campante como política de Estado, asesinando y atemorizando en toda Colombia. La podredumbre en la cúpula militar es evidente, lo mismo la criminalidad de la policía contra los vendedores ambulantes y personas necesitadas que se juegan a diario la vida en las calles en busca de un mínimo recurso para llegar algo de alimento al hogar. Los vídeos son indignantes. El grado de alienación de estos jóvenes para agredir a su misma clase social de una manera despiadada, es la constante en las ciudades del país. Y, para completar el sainete de burla contra el pueblo, el presidente Duque sale a la televisión a lamentarse de estas prácticas, cuando en cabeza de él, es que se realiza.

Bien, podríamos seguir enumerando y quizás nos haríamos interminables. En esas condiciones, queremos plantear un gran debate nacional alrededor de una agenda única nacional y acelerar la movilización. No podemos seguir prisioneros en casa, mientras el país va al despeñadero. La bandera de la unidad debe flamear en lo más alto en todas las organizaciones sociales, culturales, ambientales y políticas. No podemos seguir dando el flaco espectáculo de la desunión y del oportunismo. Tampoco, pretender separar la situación social de la situación política. Todavía hay líderes que piensan que una cosa es la problemática social y/o ambiental y otra la problemática política y, lo más grave, que no existe una conexión de una con la otra. Esas personas con cierto liderazgo, padecen el hambre, la miseria, el desprecio, el engaño y la explotación del hombre por el hombre, pero llega las elecciones y votan por los mismos, es decir, por los responsables de la crisis social y económica. No saben que la miseria, la pobreza, la violencia, son fruto de decisiones políticas que toma la clase dominante en defensa de su clase social.

La bandera de la unidad sigue siendo el único camino que conduce a un cambio de verdad en Colombia. Esa unidad debe estar fundamentada en la organización, en la planeación y en la acción colectiva. Estos aspectos, bien desarrollados y materializados en la práctica, nos hacen invencibles. Hay que trabajar en esos aspectos macros y no en pequeñeces con cálculos mezquinos y de poco vuelo. Es una necesidad histórica. 

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