sábado, 16 de mayo de 2020

Vida y obra de Jaime Guaraca (VIII)

Camarada Jaime Guaraca y Nelson Lombana Silva, en la Habana
Por Nelson Lombana Silva

Llegamos al final de nuestro modesto homenaje a nuestro camarada Jaime Guaraca, agradeciendo inmensamente a todos los lectores, hombres y mujeres, que dedicaron tiempo a la lectura de estos textos, y seguramente a la reflexión crítica y analítica teniendo como telón de fondo, la realidad concreta que vive hoy el pueblo colombiano y la humanidad en su conjunto. Es una partecita muy elemental de la gran obra de este gladiador por la paz, la justicia social y el socialismo, que dedicó toda su vida a dicha causa, en medio de la tempestad borrascosa de la ignominia de una pútrida oligarquía que se ufana de ser la más antigua del mundo.


Su ejemplo de lealtad a la causa noble del pueblo colombiano, seguirá brillando en el firmamento y en la conciencia de quien se inclina toma sus pertrechos y sigue en la lucha porque aún las causas por las cuales surge las Farc – Ep en 1964, siguen incólumes, vigentes en toda Colombia. La necesidad de la paz con justicia social sigue siendo una utopía allá en el horizonte de la patria ensangrentada y fraccionada por el afán personalista de una clase dirigente apátrida y cobarde que se entrega de hinojos a los dictámenes del imperialismo norteamericano.

En esta última entrega, el camarada Jaime Guaraca Durán es claro, directo y contundente. Su análisis es ecuánime y sin ambages, terriblemente realista y premonitorio por su vasta experiencia y su formación ideológica y política. Estudiarlo más que leerlo, será la gran oportunidad para fortalecer la conciencia revolucionaria y avanzar hacia el puerto inexorable de la victoria. El mejor monumento que se pueda erigir a su memoria, será indudablemente la unidad y la fidelidad a los principios diáfanos que encarna la ciencia, es decir, el marxismo y leninismo. ¡Honor y gloria a su memoria! 

-         En relación con las amnistías que usted enumera, la constante era que la guerrilla entregara primero las armas. En su momento, la guerrilla fariana no las entregó, ahora sí. ¿Qué lectura hace usted de esta decisión? ¿Un error? ¿Un acierto?

Yo no me atrevo a afirmar nada de eso, porque respeto mucho la opinión de la dirección, que fue la que estuvo en las conversaciones, la dirección completa estuvo en esas conversaciones y aceptó. Lo de antes, por ejemplo, el Partido Comunista Colombiano, desde la primera ley de amnistía no estaba de acuerdo en la entrega de armas. Dijo: Nada de entregar armas. Y, después el camarada Marulanda, dijo: “Nada de entrega de armas”, y sobre esa base, se marchó hacia el trabajo. Pero, lo de ahora, esa parte no me atrevo, ni siquiera a decir algo, porque la verdad es que me parece que fue muy prematura la entrega de armas.

-         Lo hecho, hecho está dice el dicho bíblico. ¿Qué deben hacer Colombia y el movimiento político: Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común para enfrentar esta cruda realidad que se presenta hoy?

No sé. En ese caso pareciera que hay que tener mucha paciencia para poder sortear esta situación. Dese cuenta usted la matanza selectiva que han estado haciendo en los campos. Eso corresponde a un plan de quitar a esos cuadros que están surgiendo allí, para con eso impedirle a las FARC que tenga posibles candidatos a concejales, a gobernadores, a diputados, al congreso. Es quitarle un cierto sector de masas a la guerrilla, así no estén disparando contra el propio dirigente guerrillero, pero lo están haciendo en esas condiciones y en forma selectiva. Repito: Con esa finalidad. Eso es un plan ya organizado de la oligarquía y comienza a darse los mismos pretextos para entorpecer el proceso. Un día de estos van a cometer una masacre y van a decir que fueron las FARC, porque hay gente interesado en eso. Yo no sé. Hay que organizar un trabajo muy grande, un trabajo político, ideológico; pero, quién garantiza la vida a la persona que se va a trabajar, quien garantiza eso. En las condiciones que se viven, no hay garantías para ese trabajo. De modo que así haya, muy buenas intenciones, pero con esa matanza selectiva, están preparando condiciones para que la gente diga: “Qué me voy a poner a apoyar al movimiento para que me maten”. Entonces, la situación es muy complicada, muy complicada. De todas maneras, todo eso va en contravía de la paz.

-         Según su criterio, ¿Todavía se ve el concepto de paz con justicia social muy distante en Colombia?

Para mí sí se ve todavía muy lejos. Mientras no se cumplan algunos de los acuerdos, que uno vea que se cumplió, no puede uno arriesgarse a decir siquiera: ¡Sí, la paz existe! Y, una de las cosas, vuelvo a repetir, mientras exista la inseguridad que hay, no es paz lo que hay, no es paz. Mucho deseo, mucho anhelo del colombiano vivir en paz, pero no se está viviendo en paz.

-         Hay nueve bases norteamericanas en Colombia. Incluso, algunos hablan de 21. ¿Esto también va en contravía del proceso de paz y de la paz en sí?

Pues claro que sí, porque si es un país que acuerda la paz, ¿Para qué armas? ¿Para qué bases militares? El colombiano no está en guerra con ningún otro país, lo quieren sí meter en un problema muy serio y es el problema con Venezuela, porque les conviene. En el caso de las bases, es que la entrega de las siete bases iniciales fue una entrega muy amplia, con eso se acabó la soberanía nacional en Colombia, la soberanía se perdió allí, porque la instalación de las siete bases, permiten que los gringos anden por Colombia, por donde quieran, que utilicen las autopistas, las carreteras, que utilicen los puertos, que utilicen todo en el momento que ellos lo decidan. Si hay 21, puede inclusive haber más, porque esa fue una de las cosas que quedó en el acuerdo, cuando entregaron la posesión de las siete bases. Yo digo: ¿Para qué siete bases, si se quiere la paz? Ahora: Continentalmente se dio una conclusión que dice: América Latina y el Caribe es declarado zona de paz. No quiere que hayan guerras, pero fíjese usted: El imperialismo sí quiere la guerra y la posición de Colombia es súper  estratégica para ellos, en todos los sentidos: En comunicaciones, en exploraciones en caso de guerra. Además, Colombia está muy cerca de muchos lugares. Un avión de guerra de Colombia, puede despegar y va al África, sin necesidad de aterrizar en ninguna parte. El continente lo puede recorrer todo, sin aterrizar en ninguna parte. De modo que a mi juicio, no se necesita que haya esas siete bases. Al contrario. Yo soy partidario que se desista de ese acuerdo, como también que se retire la Doctrina de la Seguridad Nacional impuesta a Colombia, al ejército colombiano. Que se retire eso. Y que se retire una cantidad de gringos que lo que hacen es estorbar en Colombia para que haya paz.

-         ¿Cómo entender que mientras el presidente Santos firma la paz, el presupuesto para las fuerzas armadas el año entrante, se incrementa en varios billones de pesos, mientras que se recorta en renglones sociales como la salud y la educación?

Eso no lo entiende sino el mismo Santos y compañía, porque si se quiere en realidad la paz, ¿Para qué aumentar el presupuesto para la guerra? ¿Para qué aumentar el salario de los militares? ¿Para qué aumentar la compra de armas? Si se quiere la paz, compre maquinaria agrícola, construya escuelas, construya universidades; reabra las universidades que están cerradas, los hospitales que están cerrados. Por ejemplo, el hospital La Hortúa en Bogotá, semejante hospital tan grande, prácticamente cerrado. ¿Por qué no se le dedica tiempo más bien a eso? Que eso sí va a beneficio social. Lo otro no va a beneficio sino a los intereses de los capitalistas, a nadie más.

-         El gobierno nacional habla de paz, pero pareciera que se preparara para más violencia contra el pueblo. ¿Cómo salirle al paso?

Es que la oligarquía está acostumbrada a eso, a dar un discurso de doble cara. Pero, esto no se resuelve de la noche a la mañana. Únicamente la denuncia, hay que hacer mucha denuncia de las cosas citando propiamente lo que dice el presidente y lo que hace. Hay que criticar eso, hay que explicarle a la gente: Mire que está diciendo esto, pero lo que está haciendo es lo otro. No solamente el presidente, toda la gente que lo sigue, porque ellos lo dicen confiados en que la opinión más que todo internacional, le está dando credibilidad. Hay que explicar eso ampliamente.

-         Se ha querido polarizar a Colombia entre Santos y Uribe. Santos presentado como la cara buena y Uribe la cara mala. ¿Usted también polarizaría el país entre estos dos “personajes”?

Yo no. Ni siquiera me atrevo a decir eso, porque tanto uno como el otro, son la misma cosa. No nos olvidemos de la memoria histórica: Santos fue el ministro de defensa de Uribe durante muchos años. En el mandato de Santos como ministro de defensa, fueron miles los jóvenes muertos en los falsos positivos y en muchas cosas más que hizo, como ordenar los bombardeos a los campamentos de Raúl Reyes, el campamento del Mono Jojoy, la matada de Alfonso Cano. Son muchas las cosas que Santos debe y no tiene cómo decir nunca que no. Claro que lo reconoce públicamente, lo ha dicho. Inclusive, dice: “Yo soy enemigo de las FARC, pero por eso no vamos a dejar de firmar los acuerdos”. Ha dicho muchas cosas. Entre estos dos personajes oscuros del régimen, no hay ninguna polarización. Los dos – para mí – son oligarcas, reaccionarios y enemigo de los trabajadores.

-         Usted que conoció tan bien al comandante Manuel Marulanda Vélez, porque estuvo tan cerca durante tanto tiempo. ¿Si él hubiera estado vivo hubiera firmado este acuerdo de paz de la Habana?

Yo creo que de pronto le hubiera incluido algunas propuestas más, en el sentido de que algunas cosas no se hubieran hecho tan prematuras, pero a lo mejor lo hubiera firmado sobre esa base. Él era un hombre muy pensador y muy analítico. Inclusive, con ese análisis, él se ponía a pensar en las cosas, se iba al infinito y volvía con una conclusión. Yo creo que hubiera sido otro el tema.

-         ¿Qué le hubiera agregado?

Creo que de pronto él le hubiera agregado, lo que ya estaba diciendo: El retiro de las bases militares gringas, la anulación de la Doctrina de la Seguridad Nacional, la salida del país de la cantidad de gringos que estorban en Colombia y la prohibición de que en Colombia, hayan norteamericanos que cometen un delito y por serio que sea, no son llamados a juicio, porque tienen inmunidad diplomática. Eso lo hubiera agregado él.

-         ¿Qué opina usted de la prolongada e injusta detención del camarada Simón Trinidad en las mazmorras de Estados Unidos?

Eso está demostrando las intenciones que tienen el gobierno colombiano y el de Estados Unidos. Fíjese usted: Simón Trinidad ya debería estar en libertad, no ve que es un guerrillero, es un revolucionario, no es un bandido, no es un narcotraficante, no es un bandolero. Debería estar en libertad ya, y no está porque esa es la intención que tienen. El día que los compañeros de la dirección, algunos de ellos, vaya a recibir el beneficio de amnistía, se va a acercar donde el juez y el juez va a abrir un libro allí, donde está escrito el nombre de él y le va a decir: “Pero, usted está aquí acusado de delitos de lesa humanidad, usted ha hecho esto y lo otro, usted no tiene derecho a la ley de amnistía. Va es derechito para la cárcel a pagar veinte años, porque así está estipulado en la famosa ley de transición”. Eso es lo que le espera a mucha gente. Yo no sé si me equivoque, pero lo de Trinidad, está demostrando eso, precisamente.

-         Con todo lo que se está viendo, podría decirse que la oligarquía y el imperialismo norteamericano son intransigentes. Con esa cruda realidad, ¿Podrá el pueblo tomarse el poder pacíficamente a través del debate electoral?

Las cosas han cambiado mucho y si uno se pone a mirar, el imperialismo le está metiendo mucho dinero a eso, mucho profesional pagado para conservar el poder político, pero también está amenazando muchísimo. Cualquier movimiento que hagan las gentes, es detectado y amenazado enseguida, la situación está muy compleja, hay que pensarla muy bien y decidir también muy bien.

-         Como diría V.I. Lenin en su momento, “¿Qué hacer?”

La verdad es que aunque en el momento el capitalismo tiene una crisis muy profunda, hay muchas contradicciones entre ellos. En estos momentos la cúpula del capitalismo desarrollado está en el poder en Estados Unidos. Eso es muy peligroso. Basado en eso hay que pensar. Sin embargo, hay que trabajar políticamente.

-         Camarada Jaime Guaraca: Viene a su memoria el camarada Raúl Rojas González del bravo Chaparral (Tolima) ¿Qué significa para usted este comunista?

Claro que sí. Lo recuerdo a él y a toda su familia, a toda la familia, porque uno no se puede olvidar de la gente que trabaja, de la gente solidaria, de la gente buena y Raúl es una persona como la que yo defino. Yo lo recuerdo mucho. Estaba muy dolido porque me habían dicho que había muerto, pero ahora me alegra mucho saber que está vivo y como tal quisiera saludarlo y abrazarlo.

-         ¿Por qué esa amistad con el camarada Raúl Rojas González?

Es amistad de revolucionarios. Entre revolucionarios se hace una amistad como si se fuera hermanos, claro, me refiero al verdadero revolucionario. Cuando a mí me tuvieron preso en Chaparral, ellos vieron por mí mucho, se solidarizaron mucho conmigo y eso uno lo agradece profundamente, más que cualquier otra cosa, estando uno en la cárcel, donde está padeciendo todas las humillaciones del caso. Una familia que se solidarice con uno así como lo hizo Raúl, eso es importante.

Una anécdota que recuerdo del camarada Raúl: Cuando me iban a liberar en Chaparral, el militar mandó a llamar a Raúl por intermedio de uno de sus hijos, creo que Jairo. Raúl asistió. El militar le dijo en presencia mía: “Lo he citado para que se despida de su amigo, porque mañana nos lo llevamos nuevamente para la Gorgona”. Raúl lloró. Su único ojito bueno se llenó de lágrimas al saber la noticia. Al ver eso, el militar dijo: “No sea huevón, lo cité para comunicarle que mañana sale libre el señor y para que usted le lleve alguna maleta y mañana no haya inconvenientes”. ¿Quién hace eso? Solo un amigo, un camarada de verdad, un comunista convencido. Para mí, Raúl es más que camarada, es mi hermano. Toda su familia fue muy generosa conmigo, me acompañó permanentemente durante la prisión en Chaparral. De verdad, quiera tenerlo a Raúl en frente para darle un fuerte abrazo.

-         Finalmente, Camarada Jaime Guaraca: ¿Qué palabras diría usted a la Juventud Comunista Colombiana, al Partido Comunista Colombiano, al pueblo Tolimense?

Hay muchas palabras para uno poderse dirigir a ellos, pero sobre todo, les diría que piensen en el futuro, que analicen la situación presente y la futura, que no admitan engaños, que no admitan promesas falsas, que miren bien a la persona por la cual se van a inclinar, porque de lo contrario, si no se analiza muy bien, se vuelve a pecar. Este pecado que yo digo consiste en la parcialización política que ha vivido Colombia. Cuántos movimientos, cuántos sindicatos con tantos nombres, siglas por un lado, siglas por otra; esa desunión tan terrible, es lo que ha perjudicado a Colombia y la va a seguir perjudicando. Que piensen muy bien en eso y que analicen – vuelvo a repetir – a quienes es que le van a brindar su apoyo, que piensen quien puede cumplir y quien no puede cumplir. (FIN)

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