domingo, 8 de abril de 2018

La lectura como arma de vida y esperanza en una nueva sociedad ibaguereña

Por Nelson Lombana Silva

El conocimiento científico se encuentra en el libro. Allí, ha sido consignado con objetividad y realismo. Mientras tanto, en las redes sociales abunda el conocimiento superficial, superfluo, carente de cientificidad en un altísimo porcentaje. No en vano afirmó el famosísimo escritor uruguayo Eduardo Galeano, que, en la era mediática, la humanidad realmente está incomunicada, esclava de la imagen única, la palabra única y el mensaje único.


La distancia entre el lector y el libro en Colombia es prácticamente oceánica. Mientras en Europa se lee en promedio anualmente 15 libros, en Colombia escasamente llegamos a 1.9. Así las cosas, podríamos decir que estamos de espalda al conocimiento. ¿Cómo puede desarrollarse un país así? ¿Cómo puede crecer una nación cuando camina en la oscuridad del analfabetismo crónico?

Un pueblo analfabeto está expuesto a ser manipulado fácilmente, a ser explotado y engañado por la clase dirigente como viene sucediendo en este país sudamericano de 47 millones de seres humanos, donde unas pocas familias vienen usurpando el poder por más de doscientos años, aumentando sus presupuestos en detrimento de millones y millones de colombianos y colombianas.

La realidad de este país es tétrica. Niños, ancianos y lisiados muriendo de física hambre en un país rico; mujeres prostituidas por la ausencia de dinero para llevar algo a casa; jóvenes sin la posibilidad de estudiar o trabajar; corrupción, narcotráfico y ventajismo en la clase dirigente; sumisión supina a los dictámenes de los Estados Unidos.

Todo esto lo vive el país nacional del cual hablara Gaitán, precisamente, asesinado el 9 de abril de 1948, magnicidio que sigue en la impunidad, sin embargo, el pueblo no sabe determinar las causas y sigue apoyando en cada elección a los verdaderos responsables de esta catástrofe. ¿Ama sus cadenas? No. Está totalmente desinformado gracias al crónico analfabetismo político.

Este no es un país crítico, analítico, reflexivo. Hay quienes afirman que en Colombia no hay opinión pública. Hace unos tres o cuatro meses, escuchaba en una emisora un oyente que decía: “Yo espero que el doctor Uribe me diga por quien debo votar”. Deprimente, pero es la terrible realidad que vive a diario este país dominado por el mafioso sistema capitalista.

Hay causas concretas de carácter político, social, económico, ideológico y cultural. A este último aspecto quiero hacer referencia sucintamente al abordar el tema de la lectura como un factor si no determinante, sí importante para comprender la realidad cotidiana, pero, sobre todo, hallar fórmulas encaminadas a transformar esta cruda realidad.

Un pueblo que no lee es como un ciego guiando a otro ciego. Carece de conocimiento científico. No puede entender las causas de su tragedia diaria, en la calle o en la vereda de su ciudad o departamento. Reina la confusión, la zozobra, la incertidumbre y la desesperanza.

¿Cuál es la principal consecuencia? Termina responsabilizándose de su desgracia y apoyando a los verdaderos responsables. Cae en el submundo del pesimismo y en la convicción errática de que todos son iguales y no vale la pena hacer valer sus derechos, porque según opina, no tienen valor, carecen de valor.

La campaña del alcalde Jaramillo

Mientras la administración municipal de Luis H. Rodríguez estuvo empecinada en aumentar la distancia entre el lector y el libro, con el único propósito de poder robar a dos manos sin que nadie dijera nada, la administración municipal actual que preside el médico Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez, viene desarrollando toda una campaña cultural encaminada a acercar el lector al libro.

Diversas campañas vienen desarrollando esta administración a través de la secretaría de cultura, turismo y comercio en la dinámica de acercar lector – libro con el propósito de construir una comunidad crítica, analítica e incluso, autocrítica. Es una utopía, claro que lo es. Sin embargo, fluye un hálito de esperanza en momentos en que la sociedad capitalista se descompone y de sus entrañas comienza a salir la nueva sociedad, la sociedad socialista.

En cumplimiento de esta campaña, se viene irradiando en barrios, corregimientos, comunas y parques, jornadas para facilitar el contacto directo del lector con el libro, empezando por los niños. Al calor de la pintura, la lúdica, el dulce, el niño se va familiarizando con el libro, se va dando cuenta que es el mejor amigo, es el sabio que tiene a su alcance para resolver todas las inquietudes habidas y por haber.

Ayer estuve con Constanza Cháves Murcia, conocida cariñosamente como “Conny”, participando de esta actividad tan hermosa, pero, sobre todo, tan útil, en el parque Simón Bolívar, al lado de la alcaldía y la catedral de Ibagué. Qué hermoso cuando los niños y las niñas nos decían: “¿Cuándo vuelven?” indudablemente, no es una acción para llenar titulares de prensa o conseguir votos, pero sí es una actividad liberadora, humanizadora, que contribuye a construir el hombre nuevo del cual hablara el doctor Ernesto Che Guevara.

También los adultos se interesaron. Tomaron los libros que llevamos y leyeron un párrafo, una página y hasta un capítulo. Eso demuestra que el pueblo está sediento de sabiduría. Eso demuestra que una Colombia humana sí es posible construir con la lectura, es decir, con el saber. Realmente, la lectura es como arma de vida y esperanza en nueva sociedad que se viene construyendo en Ibagué a partir de la lectura en la administración del médico Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez. Hay que leer, leer y leer, solo así podemos ser autónomos y constructores de una nueva sociedad humana, sin ricos exageradamente ricos y pobres exageradamente pobres. Manos a la obra, a leer se dijo. 

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