domingo, 29 de abril de 2018

Biblioteca campesina cumple tres años en Ibagué, Tolima

 Por Nelson Lombana Silva


La primera biblioteca auténticamente campesina en el departamento de Tolima, se encuentra en el Cañón del Combeima, exactamente en la vereda El Gallo, municipio de Ibagué.


Para llegar allí, hay que escalar la pendiente a través de una carretera retorcida, bañada por varios afluentes de aguas cristalinas y apacibles, entre cafetales, plataneras y los más diversos cultivos de pan coger que el campesino con estoicismo cultiva para su sustento y también para alimentar las plazas de mercado de la ciudad musical de Colombia.

A la vera de la estrecha vía hay, igualmente, pequeños montes verdosos y fragantes, en los que se puede respirar aire puro y fresco. Es una zona de paz y concordia que tomó singular relevancia una vez firmado el acuerdo de paz, por cuanto esta región era teatro de cruda violencia con la presencia militarista supuestamente en busca de la guerrilla, que con alguna frecuencia cruzaba por allí.






A la vera de la estrecha vía hay, igualmente, pequeños montes verdosos y fragantes, en los que se puede respirar aire puro y fresco. Es una zona de paz y concordia que tomó singular relevancia una vez firmado el acuerdo de paz, por cuanto esta región era teatro de cruda violencia con la presencia militarista supuestamente en busca de la guerrilla, que con alguna frecuencia cruzaba por allí.

La biblioteca está ubicada en la cúspide de la montaña, en una pequeña y hermosa explanada con una panorámica espléndida. Se divisa la ciudad de Ibagué, el nevado del Tolima y las ubérrimas estribaciones de la cordillera que hacen parte del inmenso Cañón del Combeima. 

La genial idea de ubicar una biblioteca en medio de la naturaleza, al aire libre, sin reglas esquemáticas, más que el amor por la lectura y la utopía de hallar entre cientos de libros, conocimiento y sabiduría para transformar la realidad socioeconómica y política del pueblo colombiano, es de una auténtica lideresa llamada Consuelo Cendales.

Consuelo Cendales es una mujer campesina que ama su entorno y entiende el valor de la biblioteca como espacio de conocimiento, de vida, paz y esperanza. Ama la naturaleza, tanto como la vida y la construcción de una nueva sociedad fundamentada en los valores que encarna la justicia social

Celebración emotiva bajo la lluvia

La celebración del tercer aniversario de la biblioteca campesina de la vereda El Gallo, se realizó el 29 de abril, muy temprano, con una ágil y amena programación que incluyó el trueque, la lectura, danzas, canto, baile, recorrido ecológico, defensa personal con la presencia del grupo Kuzuri, que en lengua japonés significa “monstruo”, intercambio de libros, etc.

Fue un día lluvioso. Sin embargo, esto no fue impedimento para que llegara allí, caminando, en bestia o en carro, cerca de un centenar de personas, sobre todo jóvenes, ávidos de conocimiento, intercambiar una sonrisa, una palabra, la lectura de un texto o simplemente admirar la aventura intelectual y artística de Consuelo Cendales.

Hubo espacio para recordar la memoria del profesor Gonzalo Palomino, consagrado ambientalista de la universidad del Tolima recientemente fallecido. El grupo de danza folclórica de la desaparecida ciudad blanca de Colombia, Armero, también se sumó a esta efeméride, lo mismo que numerosos niños de la región y comunidad en general.

Consuelo Cendales, al hacer un recuento histórico y geográfico del entorno, dijo: “En este sitio queda la mina de oro más grande del Cañón del Combeima, atraviesa toda esta vereda y prácticamente sale a la vereda El Corazón”.

Dijo que unos campesinos hallaron cementerio indígena, entre ellas, una olla inmensa con huesos, la cual está para ser estudiada por la antropóloga. Por allí, cruza la ruta del libertador Simón Bolívar: “Es el camino del Quindío, es el camino bolivariano, rodeado de bosque. En ese bosque allá, arriba, es la mina del Gallo”, dijo.

“Unos antropólogos visitaron la zona y cuentan que estos terrenos fueron ocupados por indígenas, porque es completamente plano y montañoso. Aquí, en este plan encontraron las ollas. La ficha dice: Finca Buenavista, vereda El Gallo, riqueza de tipo histórico y cultural. El encuentro corrió por cuenta de los campesinos Guillermo Suárez y un sobrino Juan Carlos Amórtegui. Nos ha dado la asistencia Diana Bonilla, antropóloga de la universidad de los Andes y Daniel Ramírez, antropólogo que ha escrito varios libros”.

“Los antropólogos nos contaban que habitaron esta región los indios Pijao, Toches y Combayma. El campesino clavó la barra y esta se hundió fácil. “Nos encontramos una guaca”, dijo. La gente de la zona es muy dada a la guaquería, sobre todo durante la semana santa. El cuento es que toda esta región está llena de oro, pero, yo les digo: Vale más el agua que el oro, por eso tenemos que defender el agua”.

“Ahora la neblina nos impide ver a Ibagué, lo mismo el nevado del Tolima y la frondosidad de la cordillera. En esta parte, es Astillero (otra vereda), Piedecuesta, Las Amarillas, son veredas limitantes de esta”.

“La comunidad dice que esto es un cementerio indígena. Se dice que los Pijao eran pobres, hacían ollas pequeñas. Otra vereda es Cay, allí, supuestamente está la otra mina grande de oro, porque el Cañón del Combeima era minero, después llegaron unas familias cundiboyacenses a sembrar plátano, café y cultivos de pan coger”.

“Todo es una historia. Ahora, nosotros estamos luchando para que el Cañón del Combeima se convierta en un parque, no en barrios de Ibagué. Me parece que están tugurizando el Cañón del Combeima y pienso que eso no se debe permitir, porque necesitamos estas montañas, árboles para que la gente tenga suficiente agua y oxígeno. Esto lo digo, pensando en los niños”.

“¿Cómo surgió la idea de la biblioteca? Por acá hace diez años esto era pura violencia, por acá subía el 21 frente de las Farc y bajaban los militares, porque por aquí se sale a Toche. Este era territorio netamente de guerrilla, porque era el paso más rápido para salir a Ibagué”.

“Después del proceso de paz, proceso que tenemos que fortalecerlo, digamos que comienza una nueva era, donde ya no debe predominar la fuerza bruta sino la inteligencia, el valor de la cultura, del saber y ese está en los libros y los libros en la biblioteca. Por eso nació esta idea y la materializamos y estamos celebrando su tercer aniversario”.

“¿Qué es lo que necesita el campesino? El campesino lo que necesita es cultura, deporte. Educación no, porque a los niños con esto le castran la mente. En la escuela lo encierran en cuarto dizque para que aprendan. Para mí, los maestros más grandes de la historia han sido y siguen siendo los niños. ¿Por qué castrarle su creatividad encerrándolos en un aula? No. Necesitamos que los niños se mojen, se embarren, estén en contacto con la naturaleza, para que sean libres y su creatividad se pueda desarrollar sin contratiempos o acudiendo a paradigmas. Lo que necesita el niño son cultura, deporte y recreación”.

“El campesino tiene plata, quien dijo que el campesino era pobre, el campesino es dueño de tierra. No he conseguido el primer campesino pobre, eso es pura carreta, el campesino tiene tierra y tiene comida, lo que necesita es la solidaridad de todos ustedes, por eso valoro la presencia de todos y cada uno de ustedes. El campesino es tímido y cuando ve harta gente extraña le da pena. Sean ustedes, entonces, cordialmente bienvenidos. Los campesinos tienen que ser verracos, no mendigos. El apoyo del estado es prácticamente nulo, nadie nos apoya. Eso indica que nos toca a nosotros tomar la iniciativa. Por eso la biblioteca, por eso el trueque y el nuevo momento que estamos viviendo con la paz y la justicia social que se ve venir. Gracias por estar ustedes acá, mil gracias”.

Después de este corto recorrido, se desarrollaron las diversas actividades culturales y artísticas a pesar de la llovizna permanente.

Hablan los asistentes

Nelson Lombana Silva, Bibliotecario Villa Restrepo: “Aprovechamos la oportunidad para saludar fraternalmente a la compañera Consuelo Cendales y por su intermedio a toda la comunidad de esta hermosa vereda. Queremos destacar la labor que viene desarrollando”.

“Realmente estamos partiendo la historia de Colombia, la historia del Tolima y la historia de Ibagué, estamos empezando a construir una nueva sociedad, seguramente y es la gran utopía, que los medios de comunicación en lo sucesivo, deben dejar a un lado la violencia como noticia de primer plano y comenzar a ofrecer titulares de primera plana a hechos importantes como una biblioteca al aire libre en medio de la montaña y al alcance del campesino y la campesina”.

“Eso implica dimensionar la paz, paz que hoy estamos experimentando en esta comunidad con la celebración del tercer año de vida de esta biblioteca campesina. Es así como se construye la paz, es así como se construye el futuro de la humanidad, el entendimiento, la diversidad y la comprensión”.

“Soy bibliotecario de Villa Restrepo y esta administración municipal está en la tarea de reconciliar el lector con el libro. Acercarlo. Una persona que lee, tiene argumentos, tiene tolerancia, tiene capacidad resolver los problemas y puede mirar el horizonte con esperanza. Además, tiene autoridad y, sobre todo, espíritu crítico y analítico para mirar el entorno en su conjunto y, sobre todo, intentar transformarlo. ¿Quiénes hacen la historia? La historia la hacen los pueblos y en ese proceso estamos”.

“Felicitaciones, y ojalá, que este Cañón del Combeima, sea un ejemplo, en lectura y así, nos podamos reconciliar con el libro. No perderá vigencia, porque allí está concentrado el conocimiento científico. Todo lo que hemos aprendido hoy y seguiremos aprendiendo está en los libros; por eso hay que quererlos, amarlos, respetarlos, tratarlos bien, consultarlos y utilizar al máximo su contenido”.

Amparo Moreno N, colombo – francesa: “Me parece muy interesante hacer actividades culturales para los niños. Me pareció muy linda esta biblioteca. Es lo mejor que se puede hacer pensando en el futuro, educar a los niños de ahora”.

“Nosotros creamos una asociación que se llama: “Actuar para el saber”. La idea era ayudar con la educación en el Cañón del Combeima, sobre todo en la zona rural, y se nos unieron varias escuelas y varios amigos con los que pudimos escribir”.

“También ayudamos en las bibliotecas a hacer trabajos culturales, talleres con la presencia de franceses que hacían varias actividades y logramos hacer dos libros. Fue nuestro gran orgullo hacer que los niños del cañón trabajaran con niños de otros continentes y que crearan algo”.

Valentina Lotero Merino, docente y música: “Escalar esta cordillera para mirar desde aquí la cultura, la educación, es emocionante. Me parece que hay libertad. Les cuento: Soy profesora, soy directora de un grado segundo y me parece genial venir acá a enriquecerme a mí misa, para poder entregarle a mis chiquitos todo esto que estoy aprendiendo acá”.

“Aparte de eso, pues soy música y quiero compartir con ustedes un poco de música de mi pequeño repertorio, espero que les guste. Muchas gracias”.

Juliana Penagos Cendales, danzas folclóricas de Armero: “Esta biblioteca comenzó con una idea de vida, que es una idea del mundo de la permecultura, que es vivir para la tierra. Enseñarnos y enseñar a la gente que no necesitamos ni centros comerciales, ni cosas materiales para uno realmente disfrutar de lo que tenemos que es la vida, que son nuestras familias, nuestros seres queridos y la naturaleza”.

“El tercer aniversario habíamos programado una serie de eventos pero por el invierno nos va tocar que readaptarlos a las circunstancias, pero con el primer grupo de caminantes que llegó decíamos que uno puede tomar la vida como si todo fuese un problema o como si todo fuese un milagro. Hoy, nos tocó el milagro de que nos llovió y que tuvimos que embarrarnos, sufrir caídas. Eso es algo positivo”.

“La biblioteca campesina El Gallo es una propuesta que no es de nosotros, tampoco tiene algún interés personal, más que compartir con la gente. ¿Quién es esa gente? Son los habitantes de esta vereda. Esta vereda El Gallo tiene una historia muy bonita que hoy vamos a compartir con todos ustedes”.

“La idea es darle un reconocimiento a los que estamos aquí, vivimos y hemos conocido el mundo gracias a los libros. La tecnología ha desplazado un poquito el libro, pero realmente los libros son mágicos, contienen cosas asombrosas, lo que es muy importante. Por qué olvidarlos. Sería como olvidar a nuestros abuelos”.

“Estos chiquitines de la vereda vienen y deciden voluntariamente qué quieren hacer: Si leer un libro, si pintar, si escribir, si contar una historia o simplemente compartir entre ellos un poquito. Esa es la idea. Muchos de ellos ya leen y muchos de ellos ya escriben. Esa es la ganancia para ellos y para todos”.


El Gallo y su biblioteca campesina


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