Zeuxis Pausias Hernández Solarte, conocido popularmente como Jesús Santrich, es sin lugar a dudas un revolucionario integral, hormonal. Su heroica lucha por la paz con justicia social y el socialismo es un ejemplo para las presentes y futuras generaciones que están y estarán dispuestas a batallar por derrocar a esta pútrida y criminal oligarquía colombiana.
Su carácter y su compromiso con la noble causa de los pueblos es lo que esta sucia clase dirigente le pretende cobrar una vez fue desarmado y colocado en completo estado de indefensión.
Con toda la tecnología de los Estados Unidos, sus 21 bases militares gringas que permitió instalar en nuestro país el narcoparamilitar número 82, Álvaro Uribe Vélez, pudieron doblegarlo, teniendo que acudir traicioneramente a una celada para llevarlo a la cárcel La Picota de Bogotá y seguramente después a los Estados Unidos en condición de extraditado, violando descaradamente todo lo acordado en la Habana (Cuba).
Para pretender rendir a un guerrillero ciego tuvo que el estado colombiano mentirle una vez más a la comunidad internacional incumpliendo cínicamente lo pactado, lo acordado ante garantes internacionales y nacionales. ¡Qué vergüenza!
Colombia transita la tempestad huracana de la corrupción, la mafia y el fascismo producto de unas cuantas familias que tienen el país secuestrado hace más de 200 años y quieren seguirlo teniendo con un Duque o un Germán Vargas Lleras, para solo colocar un par de ejemplos.
¿Quién es Jesús Santrich?
Zeuxis Pausias Hernández Solarte, mejor, Jesús Santrich, es toda una personalidad revolucionaria comprometida con los cambios urgentes que necesita el país y América Latina.
Nació en Toluviejo, un pueblito perdido en el hermoso departamento de Sucre en 1967, en una familia humilde, pero honrada, trabajadora y rebelde. Sus padres eran docentes. Su madre le enseñó con devoción a leer al laureado escritor Gabriel García Márquez y su padre sembró en su corazón y en su mente la pasión desbordante por la historia y la filosofía.
Tres personajes históricos siempre estuvieron presentes en esta familia costeña: Simón Bolívar, José Martí y José María Arguedas. Fue militante de la Juventud Comunista (Juco) y dirigente estudiantil en la universidad del Atlántico donde se graduó como licenciado en ciencias sociales y posteriormente hizo el postgrado en historia.
Ocupó cargo público. Fue personero del municipio de Colosó (Sucre). En noviembre de 1990, fue asesinado su mejor amigo, Jesús Santrich, a manos de esbirros del estado (detectives), destacado líder estudiantil también de la universidad del Atlántico.
En homenaje a ese entrañable amigo, cuando se une al 19 frente de las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia, ejército del pueblo (Farc – Ep), decide tomar ese nombre, nombre que ha llevado con decisión y lealtad durante su largo período de guerrillero ejemplar.
Su disciplina revolucionaria y su compromiso con el proyecto fariano le permitió escalar posiciones en esta organización política – militar, llegando a ser miembro del Estado Mayor Central; además, uno de los comandantes del bloque Caribe.
¿Por qué tomó la decisión de la lucha armada? El mismo contesta: “Yo decidí vincularme a las Farc porque creí que era el pensamiento más coherente, más consecuente. La afinidad entre el Partido Comunista y las Farc, la afinidad ideológica, también me condujo a vincularme en sus filas”.
Se movió por la Sierra Nevada de Santa Marta, los montes de María, el departamento de Córdoba, el nororiente del país, como la Serranía de Perijá. También estuvo en el Caguán durante la fallida conversación con el presidente Andrés Pastrana Arango, otro traidor que mientras fingía hablar con la guerrilla, le estaba entregando el país a los Estados Unidos para que implementara el terrorífico “Plan Colombia”.
Todo indica que su actividad principal en la guerrilla fueron las comunicaciones y la publicidad. Fue protagonista central en la fundación de la cadena radio bolivariana y la voz de la resistencia en 1993. Actividad que surgió al parecer de la octava conferencia de las Farc, realizada del 27 de mayo al 3 de abril de 1993.
Ayer (25 de abril), anunció el comité danés de la esperanza, un premio para el comandante Jesús Santrich por su vocación de paz en un acto realizado en el Ayuntamiento de Copenhague, premio dotado de 50 mil coronas danesas que equivale aproximadamente a 8.200 dólares. Dinero que al parecer será entregado al colectivo de abogados que adelanta su defensa.
La guerrilla cumple, el estado no cumple
Personalidades del mismo establecimiento han afirmado categóricamente que la ex guerrilla fariana ha venido cumpliendo a cabalidad lo pactado en la Habana (Cuba), en cambio el estado en cabeza del presidente Juan Manuel Santos Calderón no, todo ha sido una sarta de mentiras, evasivas e incumplimientos.
Y como si esto fuera poco, ahora pretende el gran jugador de póker, mandar a los comandantes a la cárcel y a la extradición. ¿Se repite la historia de Guadalupe Salcedo? ¡Qué horror!
Si el estado no enmienda su infamia, seguramente Jesús Santrich morirá en La Picota, soñando con la justicia y la paz como ha sido su pensamiento desde niño. La burguesía hará todo a su alcance para despellejar su recia personalidad revolucionaria, presentándolo como un vulgar narcotraficante, pero el pueblo despojado del analfabetismo político más temprano que tarde, comprenderá que el ex comandante Jesús Santrich es un mártir de la revolución que clama justicia. Hombres como Jesús Santrich jamás morirán.
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