miércoles, 16 de agosto de 2017

Presidente Santos, ordene parar el genocidio contra la izquierda colombiana

Por Nelson Lombana Silva
   
La cruda violencia contra la izquierda y los líderes sindicales, campesinos y populares en Colombia no para, por el contrario, cada vez las estadísticas son más abultadas y desconcertantes.


Siete compañeros guerrilleros que entregaron las armas de acuerdo a lo pactado en la Habana (Cuba) y con donaire se reintegraron a la lucha política, han sido cobardemente asesinados, lo mismo diez familiares de insurgentes.

Al lado de estas víctimas vienen cayendo líderes populares en distintas regiones del país, sin que el gobierno nacional haga un pronunciamiento serio y consecuente con el momento proclive a la paz que quiere el pueblo adolorido dimensionar para salir del atolladero de tanta violencia y terrorismo de Estado en este país durante largas y azarosas décadas.

La postura de indiferencia por parte del jefe de Estado es corroborada por los medios masivos de comunicación, quienes guardan un silencio cómplice aberrante. Solo entre líneas y de una manera supremamente descontextualizada dan a conocer la racha de asesinatos que se vienen sucediendo en Colombia.





Así comenzó el genocidio contra la Unión Patriótica en las décadas de los 80s y 90s. ¿Se repite el mismo libreto? Todo parece indicar que sí. Ya se ha venido denunciando que hay serios planes para eliminar algunos miembros del entonces secretariado de las Farc – Ep. Sin embargo, el gobierno nacional guarda silencio escalofriante y asume posturas peligrosísimas contra la paz y el futuro del país, dándole toda la gabela al Centro Democrático para que continúe por otros caminos en la presidencia de la república.

Porque dicho sea de paso, resulta demasiado ingenuo pensar que Santos es la antítesis de Uribe. Ambos hacen parte de la rancia oligarquía, ambos tienen que ver con crímenes de lesa humanidad, ambos tienen un paso oscuro y siniestro, ambos  han entregado la soberanía nacional a los Estados Unidos, ambos  están a favor de la invasión a la hermana república de Venezuela. Lo que sucede es que utilizan métodos diferentes, pero el fin es el mismo.

Hay que estudiar alternativas claras, precisas y concretas para cerrarles el paso a esos guerreristas que quieren que Colombia se siga desangrando por sus cuatro costados. La acción de masas se debe desarrollar con más brío y decisión, bajo un plan orgánico y de seguridad. Hay que cerrarle el paso al neofascismo.

Nosotros que hacemos parte de la base orgullosamente, demandamos de nuestros dirigentes que hacen parte de la izquierda colombiana en todos sus matices, un esfuerzo de grandeza para forjar un gran frente antifascista como bien lo planteó recientemente en Ibagué, el ex senador liberal, Jairo Rivera Morales.

No podemos seguirnos dando el lujo de seguir desunidos haciendo solo declaraciones sobre la importancia de la unidad. Como dijera el comandante Fidel Castro Ruz: “Basta ya de palabras, hechos”.  Es hora de erradicar de la izquierda el personalismo, el burocratismo y el ventajismo. Es hora de asumir posiciones radicales y consecuentes con el momento histórico que vivimos. Pero también es hora de rodear el esfuerzo heroico que viene haciendo la guerrilla para asumir su nuevo rol. No más estigmatización.

Es el momento de tener un programa común que recoja a las izquierdas, candidatos unitarios, reglas claras, espíritu ético y grandeza revolucionaria, por cuanto al lado de la lucha política, estamos enfrascados en la lucha por la vida. El genocidio contra la izquierda no puede continuar señor Juan Manuel Santos. Hay que retirarle la financiación y el respaldo político al paramilitarismo que siempre le ha venido dando el gobierno nacional, azuzado por los Estados Unidos.

Por la vida, hasta la vida…




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