jueves, 12 de marzo de 2020

Coronavirus Vs. “Ñenepolítica”

Por Nelson Lombana Silva

La campaña demencial acerca del Coronavirus, resulta sumamente sospechosa; más parece una campaña para promocionar un medicamento, desprestigiar la República de China o sencillamente distraer a la opinión pública de los temas nodales que afectan directa y poderosamente al gobierno nacional que lidera el desprestigiado presidente Iván Duque Márquez. ¿Desde cuándo acá, los medios masivos de comunicación preocupados por la salud de los colombianos?


Todo parecería indicar que este escándalo mediático e hipócrita por parte del gobierno nacional, buscan bajarle intensidad a la descomposición putrefacta en las alturas del poder relacionada con la elección del presidente “pecueca” que dice gobernar a los colombianos y colombianas. Lo que se ha dicho hasta ahora, gracias a las redes sociales y valientes periodistas independientes, resulta sumamente grave y desconcertante, que los medios de comunicación adictos al régimen capitalista tratan de opacar con noticias sensacionalistas, previamente elaboradas en las salas de censura, antiguamente salas de redacciones.

Bien se ha dicho que si en el siglo pasado la religión era el opio del pueblo, en este siglo XXI, son los medios masivos de comunicación. Durante las 24 horas están vomitando desinformación hecha más para alienar y desinformar, que para educar e informar.

Después de las explosivas declaraciones de la ex senadora Merlano detenida en la hermana república bolivariana de Venezuela, sobre la forma como fue elegido el presidente Duque, comprando votos a diestra y siniestra, sale ahora un nuevo escándalo en esa misma dirección. La compra de votos en la Guajira para favorecer a este desprestigiado presidente sumiso a la mafia y a los Estados Unidos. Al parecer, es irrefutable la participación en esta ilícita actividad del supuesto ganadero y empresario, José Guillermo Hernández, conocido con el apodo de “Ñeñe”.

El suceso deja mal parada una vez más a la Fiscalía General de la Nación, quien al parecer hacía casi dos años tenía en su poder las múltiples grabaciones sin tomar cartas en el asunto. De alguna manera, se hacía cómplice de este mar de corruptela que se enseñorea en las alturas del poder en este país sudamericano. Causa indignación los audios que se han podido conocer en las redes sociales. La descomposición moral y ética en la clase gobernante; el lenguaje soez y vulgar que los caracteriza. Estos son los supuestos prohombres de la gran oligarquía.

Lo que queda cada vez más claro es que Iván Duque Márquez es un presiente ilegítimo e ilegal. Si tuviera algo de honor ya hubiera renunciado. Pero su mentor, el innombrable Álvaro Uribe Vélez, centro del mal como su movimiento político, lo sostiene como escudero, mientras desde la sombra sigue gobernando un país en rines, en todos los campos posibles.

Unidad de la izquierda

En esas condiciones deplorables del país y la incapacidad de la derecha para moralizar y direccionar el destino de la nación, le corresponde a la izquierda asumir el liderazgo con decisión, carácter y conciencia de clase, en aras de crear un gran movimiento transformador y moralizador que salve la patria de esta tragedia apocalíptica en la que la ha sumergido la oligarquía con la complicidad infame de Estados Unidos.

Es hora de la unidad. Hora de deponer egoísmos y personalismos estúpidos, abriendo la posibilidad a un acuerdo nacional por la base para transformar esta cruda realidad. Un acuerdo programático y candidatos unitarios, es el camino para ser opción de poder. Ojalá lo entiendan así el senador Jorge Enrique Robledo, y el señor Fajardo. Ellos tienen alguna responsabilidad directa en la elección de este inepto presidente, pues no dudaron en hacerle el juego al ex presidente Uribe, aplicando el principio maquiavélico: “Divides y reinarás”.

Sin lugar a dudas, se necesita una izquierda desburocratizada y más comprometida con el pueblo desde las regiones. Una izquierda consecuente, patriótica y revolucionaria. Una izquierda que interprete los anhelos del pueblo colombiano y dignifique la cosa pública. Una izquierda trabajando como “hormiguitas” sin hacer pausa y sin negociar los principios. Una izquierda cero oportunismo, cero corrupción, enseñando más con el ejemplo que con la palabra, como enseñaba el apóstol de la revolución cubana, José Martí.

Las movilizaciones nacionales del 16 de marzo, en solidaridad con el ecosistema de Santurbán y el 25 de marzo el inicio del gran paro nacional, serán espacios fundamentales y oportunos para que el pueblo movilizado en las calles, exprese toda su indignación y repudio hacia ésta descompuesta clase gobernante. Organizar comités de paro en barrios y veredas de Colombia, resulta tarea esencial que debe unir a la izquierda en su totalidad. Actuar en los aspectos que nos unan como lo sugería el padre Camilo Torres Restrepo. La consigna, entonces, es decir y hacer. Solo así es posible destronar este reinado de corrupción y violencia que hoy estremece la estructura orgánica de Colombia. Sí, menos palabras y más acción…

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