domingo, 15 de marzo de 2020

Coronavirus: En boca del mentiroso…

Por Nelson Lombana Silva

El planeta está literalmente paralizado por el cuento chino del Coronavirus. El poder mediático ha hundido al máximo el acelerador para difundir con todo sensacionalismo la supuesta mortal enfermedad. ¿Quién está detrás de los medios masivos de comunicación cancelando jugosas sumas de dinero para que el escándalo no pare? No puede ser un pobrecito, tampoco un filántropo, tiene que ser un adinerado capitalista. Pero, ¿A cambio de qué? Bien sabemos que el neoliberalismo todo lo ha convertido en mercancía. Luego, podría decirse que el coronavirus es una mercancía, que se viene posicionando violentamente en el mercado de las pulgas, seguramente con intereses mezquinos y miserables.


Con este pretexto, la gran burguesía y el imperialismo norteamericano, buscan neutralizar toda protesta del pueblo. Ninguna protesta contra el neoliberalismo se puede hacer en ninguna parte del mundo porque este comportamiento estimularía la “mortal enfermedad”. En cambio, las fuerzas oscuras del paramilitarismo, el terrorismo de estado y las políticas leoninas, si pueden continuar libremente y sin ningún contratiempo. En el caso de Colombia, la movilización del 16 de marzo en solidaridad con Santurbán y el inicio del paro el 25 de marzo, no se pueden realizar, ha dicho el desprestigiado e ilegítimo presidente, Iván Duque Márquez, en cambio el terrorismo de Estado, el paramilitarismo, la aprobación de leyes en el congreso contra el pueblo, el desempleo, etc, sí pueden continuar común y corriente. Las ratas del parlamento, con honrosas excepciones, si pueden continuar haciendo bellaquerías contra el pueblo colombiano, pues según considera el presidentico estas perversas acciones no estimulan el coronavirus.

Bien decían los abuelos con qué sabiduría: “En boca del mentiroso, lo cierto se ha dudoso”. ¿Qué persona sensata y/o sobre todo formada políticamente puede creer toda esta infernal parafernalia publicitaria que nos tiene a punto de la locura? ¿Quién puede creer en la sinceridad del gobierno nacional, salpicado de drogadicción, corruptela y violencia? ¿Acaso, se arrepintió el narcotraficante número 82, según la CIA, Álvaro Uribe Vélez de haber creado la ley 100 de 1983?

Realmente estamos ante una vulgar treta del capitalismo para disimular su extrema descomposición e incapacidad de resolver los problemas más elementales de las masas populares. Es más: Una barrera de contención para que los movimientos huelguísticos que se vienen suscitando en América, por ejemplo, se detengan y desvíen sus acciones en la caza de posiblemente molinos de viento, los mismos que enfrentó el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha y su insigne compañero de aventuras, Sancho Panza. ¿Qué ha dicho Iván Duque Márquez, en relación con los niños que vienen muriendo a diario de física hambre en Colombia? ¿Qué ha dicho en relación con el agua contaminada que vienen consumiendo millones de colombianos? ¿Qué ha dicho en relación con los basureros expuestos al aire libre? ¿Qué ha dicho en relación con la contaminación que hacen carros, fábricas, etc?

En esas condiciones concretas, ¿Quién le puede creer su sinceridad al salir en televisión disfrazado de médico? Solo los alienados compulsivos podrían mirar esas prácticas con buenos ojos, porque seguramente la inmensa mayoría mirará ese comportamiento con indignación, como otra burla más de este criminal y descompuesto régimen opresivo y represivo, en cabeza de un presidente tramposo, mentiroso e ilegal.  

Así que hay que tomar las medidas elementales, pero no entrar en pánico como quiere el gobierno y menos inmovilizarnos. Hay que profundizar la unidad y la movilización en todo el país. Al carajo Duque con esas payasadas. Hay que acoger – por ejemplo – la Brigada Verde que lideran los caricaturistas en solidaridad con el medio ambiente, la Amazonía y la Paz. Movilizarnos. No parar. Avanzar.

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