viernes, 24 de enero de 2014

“No siento miedo decir hoy que soy de la Unión Patriótica”: Noé Moreno Trujillo

Compañero Noé Moreno Trujillo, mira con entusiasmo la publicidad de Lily Ipuz Medina, Carlos Lozano y Aída Avella. Foto Nelosi

Por Nelson Lombana Silva

La reaparición de la Unión Patriótica en el escenario político una vez restituida su personería jurídica, generó entre el pueblo verdadero júbilo que se expresó en un V congreso lleno de entusiasmo y esperanza. Los viejos militantes vienen desempolvando la bandera e izándola de nuevo como en aquellos tiempos de su nacimiento en 1985 y años siguientes. La Up constituye una luz al final del túnel que ilumina el camino unitario hacia el puerto victorioso que trata de opacar esta rancia y criminal oligarquía colombiana, pero que seguramente no podrá porque la Up florece y regresa para quedarse.



La Unión Patriótica es historia, historia que permanece oculta en el cenizo polvo del olvido, pero que el pueblo despierta alborozado al saber la noticia y en pequeños círculos sus protagonistas cuentan la verdadera versión, la que los historiadores burgueses ignoran o cuanto más tergiversan a granel.


Ante la candidata a la cámara por la Up, Lily Ipuz Medina, 104 en el tarjetón, la compañera Ruth Nieto y otros camaradas, el veterano Noé Moreno Trujillo, nacido en la ciudad de Neiva, capital del departamento de Huila, narra parte de su historia con el corazón en la mano, al momento de destacar su felicidad por la reaparición vigorosa de la Up en el escenario nacional.


Su relato es apasionante, lleno de dramatismo, lucha y resistencia popular. En cada palabra y frase hay una pasión desbordante, una firme convicción de que el futuro de la sociedad colombiana será socialista. Para el compañero Moreno Trujillo no hay duda. Sabe de la criminalidad del régimen. Sin embargo, a sus 72 años expresa abiertamente que no siente miedo y se mantendrá firme en las filas de la Up. “No siento miedo decir hoy que soy de la Unión Patriótica”.


Su relato está escrito en primera persona y es el siguiente:


“Soy hijo de Neftalí Moreno y Evelia Trujillo, nací el 18 de diciembre de 1941 en Neiva, departamento de Huila; es decir, estoy rodando por mis 72 años. Me llamo Noé Moreno Trujillo. Mi infancia fue en Neiva, donde viví con mis padres y mis hermanos mayores. Todo lo que estudié fueron solamente cuatro años de primaria, porque mis padres eran de escasos recursos económico y no me pudieron dar más estudio”.


“Al no poder estudiar, me dediqué al trabajo del agro: He sido agricultor toda mi vida, hasta hoy que tengo 72 años, como le dije anteriormente. Me trasladé a los Llanos Orientales dedicándome a buscar tierras para trabajar y formar fincas. Allí, conseguí mi esposa, Blanca Flor Beltrán Orjuela y diez hijos que tuvimos, de los cuales hay vivos nueve y el otro fracasó en la guerra de la región de El Guayabero”.


“Posteriormente, me radiqué en Ibagué, capital del Tolima, donde vivían dos hijos mayores y me dieron albergue cuando fui desalojado violentamente de la región de El Guayabero, La Carpa, Cachicamo, Nueva Colombia y Caño Carbón, donde estuve también construyendo casas y abriendo fincas. En Puerto Nuevo tuve una finca pero la perdí al tener que salir por la presión de los paramilitares”.


“Estando en la ciudad de Ibagué, salí para el sur del Tolima, exactamente para el municipio de Planadas, donde hice otra finquita y otras trabajos, en compañía de dos hijos, cultivando de todo lo que se da en esta bella y fértil región del sur. Pero una enfermedad en las vistas (ojos) quedando prácticamente ciego por las cataratas, con la ayuda de mis hijos me operaron quedando normal gracias a dios”.


“Es la fecha que me encuentro nuevamente en Ibagué con la esperanza de seguir luchando por el partido de la Unión Patriótica, movimiento que nosotros lo llevamos en nuestras venas y que lo impulsamos en la región de El Guayabero desde el año de 1985. Me dio mucha alegría cuando fuimos seleccionados para ir al primer congreso de la Unión Patriótica en noviembre de 1985. No recuerdo la fecha exacta, pero creo que fue a mediados de noviembre de dicho año”.


“Seguimos la lucha hasta cuando fuimos brutalmente perseguidos por el paramilitarismo que penetró en la zona y nos señalaron con el ultimátum que teníamos que abandonar la zona con lo que teníamos prácticamente encima. Esa fue la causa de mi salida y la de quedar en la inopia, en la calle sin nada, solo a merced de la ayuda de los hijos”.


“De todas maneras, doy gracias a dios y a los compañeros que me ayudaron, lo mismo a mis hijos que me están acompañando y colaborando. Además, las nuevas amistades con quienes aspiramos de que la Unión Patriótica vuelva a renacer de nuevo porque hay grandes camaradas que no le temen al sistema capitalista, ni a la bota militar, ni a nada, sino que vamos todos para adelante”.


“Ahora, sobre cómo llegué a abrazar el ideario de la Unión Patriótica, he de decirle que estando en el Guayabero, donde llegué justamente en el año de 1985, por intermedio de mi hijo mayor, que se había vinculado a la Juventud Comunista, Juco, me vinculé a la Up que comenzaba a surgir o que se estaba gestando en la región en este año. Me hice a muchos amigos de la región por mi forma de ser y mi capacidad de lucha, el buen manejo, el buen comportamiento. Fui uno de los fundadores de la Juco en el Guayabero. Me gustó asistir a las reuniones, acompañar las comisiones, las tareas que se trazaba este movimiento. Realmente me encantó harto, porque ya tenía algún conocimiento gracias a la enseñanza de mi padre, que sufrió todos los rigores de la violencia de los 50s, en los departamentos de Huila y Tolima”.


“Yo había leído fragmentos de algunos libros marxistas – leninistas; sabía cómo y por qué se habían fraguado la revolución cubana, la nicaragüense, la rusa y otros países que hoy son socialistas. Había leído fragmentos sobre esas luchas en esos países y entendía que eran luchas de liberación nacional”.


“Así las cosas, allí me encaminé con un camarada por cierto muy conocido desde muchos años atrás, allí era un dirigente. Ese camarada me colaboró harto. Era el camarada Enrique Sanabria. Por supuesto que me relacioné con muchos otros”.


“Ellos me invitaban a organizar organizaciones pro evacuación para salir a los pueblos a la campaña de lucha, protesta y paro, lo que fuera. Y allí, siempre me presentaba con entusiasmo, era construir escuelas, puentes, a hacer carpas improvisadas de plásticos para dormir, lo que fuera. Ahí permanecíamos semanas. Una vez estuvimos en la Macarena”.


“Durante un paro del año 1989, que se realizó precisamente en la Macarena y en toda la región, porque los campesinos estábamos desesperados por la represión militar en desarrollo del tenebroso “Plan Cóndor”, elaborado por los Estados Unidos y aquí en Colombia por el general Harold Bedoya Pizarro. Él nos instaba a salir de la región porque si seguíamos allí, corríamos peligro. Nos obligaba a buscar y entregar al comandante Manuel Marulanda Vélez a cambio de quedarnos en la zona. De lo contrario, afirmaba que nos mandaba a bombardear la zona. Eso lo dijo en la casa comunal de Puerto Nuevo en ese año”.


“Qué esperanza teníamos nosotros los campesinos donde todos sufríamos la miseria, no había ayuda de nada por parte del Estado. Todos estábamos abandonados. Nos tocó retirarnos, salirnos en busca de otros horizontes y fue cuando llegué a la ciudad de Ibagué”.


“Recuerdo que en el pueblo de la Macarena había un alcalde de la Unión Patriótica. Era el año de 1989 y toda la población campesina de El Guayabero nos trasladamos a la Macarena en una cantidad superior a los 30 mil campesinos, a solicitar lo que necesitábamos en la región: Colegio, acueducto, escuelas, puestos de salud, carreteras. Todo eso lo pedíamos en el pliego de petición que entre todos elaboramos. Creo que eran más de 20 puntos”.


“Fue difícil la asistencia de los delegados del gobierno a ese pueblo, porque el cuento era de que todos éramos guerrilleros, que éramos del séptimo frente. Allí, asistió un coronel de Florencia, Caquetá, cerca de la Macarena y nos amenazó de muerte a todos los campesinos, de que sí no abandonábamos el casco urbano en el término de tres días, seríamos bombardeados o fusilados, que la fuerza pública ya la tenía lista para ese “trabajo”.


“Nosotros pensábamos de que íbamos a ser agredidos, entonces nos alistábamos gracias a las orientaciones de los líderes de la protesta. La consigna era no dejarnos agredir miserablemente, que nos defendiéramos. En esa tensión vivíamos. Los camaradas líderes del paro, tenían que vivir escondidos porque eran perseguidos por paramilitares que el ejército nacional había llevado en esos días, con el fin de asesinar a los líderes. Eran doce líderes pertenecientes de la región de El Guayabero”.


“El camarada Jorge Delgado, gran compañero, ilustre, gran estrella de la Unión Patriótica, nos defendió y habló por nosotros. Valientemente le dijo al coronel en su condición de alcalde de la Macarena, que esa no era la forma de atender las sentías necesidades de un pueblo sufrido y explotado, que demandaba cosas justas, producto de las distintas necesidades como era la infraestructura en la región porque realmente no había nada”.


“Posiblemente el coronel pensó al derecho y se abstuvo. Así duramos un mes completico en ese pueblo. El comercio estaba bastante molesto con nosotros, porque éramos muchos y no había ya que comer en los supermercados y en las tiendas. No había nada. Los víveres todos los días escaseaban más y más”.


“Al mes completo hubo una solución: Que nos iban a colocar un almacén en ese Puerto para el mercadeo de lo que se llamaba el idema, que nos iba a enviar el gobierno una planta eléctrica para el caserío, cemento, zinc y ladrillo para construir una escuela, el acueducto”.


“Con ese conjunto de promesas, quedamos contentos y regresamos al Guayabero, pero nada de eso se realizó, fue una promesa más del gobierno que quedó en el aire flotando. Eso lo recuerdo con mucha nitidez porque lo viví en carne propia y fui protagonista en la lucha reivindicativa”.


“Lo que sí vino y con fuerza fue el paramilitarismo, que lideraba el asesino de Carlos Castaño Gil, no teniendo otra alternativa que abandonar la región, abandonando todo lo que teníamos”.


“Yo vi cuando llegaron los escuadrones de la muerte, el paramilitarismo. Eso fue vox populi en toda la región. Es decir, todos vimos su arribo. Justo cuando ocupamos el perímetro urbano del municipio de la Macarena, vimos llegar aviones de la fuerza aérea colombiana, FAC, llenos de tropa y paramilitares juntos. Eran personas de civil fuertemente armadas. La base militar se encontraba a 500 metros de donde estábamos los campesinos, que era en el parque principal. Así llegaron los paramilitares a la zona”.


“Cuando estaban algunos camaradas dando una conferencia en una tribuna que organizaron, un paramilitar iba a matar a un camarada de los más importantes líderes, al intentar agredirlo fue sorprendido por el pueblo, la organización de mujeres demócratas, unas jovencitas y unos jóvenes, los que lo agarraron y lo iban a linchar, pero los camaradas se opusieron y dijeron que no hiciéramos eso porque después nos iría peor, era mejor asumir una actitud pacífica, como siempre estamos acostumbrados los revolucionarios. Siempre la paz y nada de agredir a nadie”.


“Eso pasó así. Lo enviaron a Villavicencio maltratado. Más tarde se supo que era un teniente del ejército, de la séptima brigada con sede en Villavicencio”.


“Cuando asistía las reuniones y la ejecución de las tareas en esa época, había un conjunto de buenos camaradas, recuerdo ahora entre otros a: Aníbal Cardona, Alfredo Ortiz, Enrique Sanabria, Rubén Sanabria y otros que ahora no recuerdo. Incluso, cuando entró el ejército que se acantonó en el caserío, todos ellos tuvieron que escapar, volarse, porque el ejército iba en busca de esos camaradas. Obligaron a la población a que les ayudara a organizar los cambuches para ellos tomar posesión en la región. Por eso la mayor parte de la comunidad del pueblo les tocó salir desplazados para otras regiones, otros departamentos. Porque salimos es porque estamos contando el cuento. Ya al llegar el grupo de paramilitares todo el mundo comenzó a temerles porque venían exclusivamente a matar y sembrar la zozobra en la zona. Era el verdadero terrorismo aquellos asesinos respaldados por el gobierno que se movían libremente por el entorno cometiendo toda clase de fechorías”.


“El ejército nacional no los perseguía por supuesto, ellos convivían, andaban de la mano y donde había un combate con la fuerza insurgente, el ejército estaba listo a ampararlos, es decir, prestarles ayuda. Dormían en las mismas bases con los militares, comían y eran financiados por los mismos altos mandos militares, por los oficiales”.


“La relación entre ellos era prácticamente pública y descarada en aquella región. Eso lo supo todo el mundo y creo que toda Colombia lo sabe”.


“Lo que hablo y digo a cerca del querido camarada Jaime Pardo Leal, que fue asesinado por este régimen y que en paz descanse, fue candidato a la presidencia de la república por la Unión Patriótica. Tuvimos el honor de conocerlo en el primer congreso de la Unión Patriótica en Bogotá, en el teatro Jorge Eliécer Gaitán. A ese congreso fuimos delegados cien personas en representación de la región de El Guayabero. Asistimos al gran congreso, donde quedamos todo el mundo admirados al ver delegaciones numerosas de todos los departamentos. Era una multitud imposible de calcular la cifra exacta. Estuvimos tres días muy contentos, muy pendientes de las conferencias y de las charlas de todos los que intervinieron. Asistió el camarada secretario general del comité central del Partido Comunista, Gilberto Vieira y otros camaradas de otros departamentos de Colombia”.


“Nos saludamos con todos ellos y eso fue un orgullo para nosotros muy grande. Ese informe lo llevamos al Guayabero al regresar felices y optimistas y se lo presentamos a las comunidades. Nos felicitaron por haber asistido y que no nos hubiera pasado nada”.


“Por esos días se realizó en esta región una gigantesca cumbre de la Unión Patriótica, que duró tres días y fue una verdadera fiesta popular y política. Asistieron delegaciones de toda la región, de todas las veredas,  desde San José del Guaviare, hasta la Macarena y más arriba de la Macarena, parte de la Uribe, que queda más arriba, cualquier cinco o seis horas en navegación por los lados de la Julia, otra región muy productiva y muy luchadora también por la Unión Patriótica, hasta la Uribe. Asistieron dos grandes personajes, los cuales estuvieron siempre en conferencias, en reuniones, en fiesta con todo ese contingente de gente campesina. La gente realmente vivió algún tiempo con mucha alegría y esperanza, alegría y esperanza que mataron el paramilitarismo y el militarismo, todos juntos, uno solo. Era un placer estar entre compañeros que nunca nos habíamos visto”.


“En esta cumbre salieron conclusiones muy importantes sobre lo que sería la lucha de la Unión Patriótica, sobre las necesidades de la región. Se definió continuar en la lucha por desarrollar este movimiento tan glorioso que dio mucho auge esos tiempos”.


“Pero, viendo el sistema gubernamental que hemos tenido en este país, el avance de la Up, nos metió la peste del paramilitarismo para aniquilar inicialmente a los principales líderes y después a Raimundo y todo el mundo. Creo que desaparecieron en tiempo récord a más de tres mil líderes de la Unión Patriótica. Esa cifra que se dice hoy de cinco mil, me parece que no coincide con la realidad porque solo en esta zona fueron más de tres mil, repito”.


“Al ver esta orgía de sangre, a manos de esa manada de asesinos y terroristas, que asesinaban con toda la sevicia y luego mandaban sus cuerpos despedazados al río, a otros le ruciaban el rostro con ácido sulfúrico para que no fueran reconocidos por nadie, pues lógicamente la gente se llenó de pánico, mucho miedo y prácticamente los sobrevivientes dejamos la zona sola. Esa zona quedó a merced del militarismo y el paramilitarismo. Por eso nos tocó salir corriendo de por allá”.


“Lo digo con toda franqueza después de haber vivido 72 años que no siento miedo decir hoy que soy de la Unión Patriótica y pienso que la mayoría de sobrevivientes decimos lo mismo. He conversado con muchos ahora que vuelve la Up a la lucha política en Planadas e Ibagué, y todos ellos dicen que no sienten miedo, porque ya ellos son conscientes de que nosotros los que luchamos a favor del pueblo, de las clases trabajadoras, de la clase obrera, de la clase campesina, los que luchamos por el agro, por el bienestar de los campesinos, siempre estamos amenazados de muerte en este país”.


“Recordemos que la plataforma socio política de la Unión Patriótica tenía 20 puntos y nuestra tarea prioritaria era difundir esa plataforma por toda la región. El campesino se enamoró de esas propuestas, entendió que era un bien para todos y todas, un pueblo sufrido y engañado toda la vida, explotado, en la miseria toda la vida, en el hambre, sufriendo las inclemencias del tiempo en la selva para hacer una finquita, sufriendo en forma espantosa, es decir, en condiciones infrahumanas. Nosotros no sentimos miedo por nada. Si se volviera a repetir el genocidio, ya no sentimos miedo. Si murieron grandes hombres importantes, líderes, que enarbolaron la bandera de la paz con justicia social, si ellos fueron capaces del sacrificio, ¿Por qué nosotros deberíamos temerle hoy al sacrificio?  El asesino más criminal: Carlos Castaño Gil ya pasó al basurero de la historia sin pena y sin gloria. Es cosa del pasado. Lo importante ahora es seguir luchando con este glorioso y poderoso movimiento que se llama: Unión Patriótica”.


“Por eso las candidaturas al parlamento y a la presidencia de la república de Lily Ipuz Medina, Carlos Lozano y Aída Avella, son importantes y vale la pena apoyarlas con decisión. Yo quedé muy satisfecho cuando asistí a la reunión del 11 de enero, que contó con la presencia del camarada Carlos Lozano para el senado, la compañera Aída Avella para la presidencia de la república por la Unión Patriótica y la compañera Lily Ipuz Medina por la Up para la cámara. Quedé satisfecho de las explicaciones que dio. Ese día dijo que venía de una visita hecha a la Habana. Todo muy bueno. Todo el mundo contento. El salón se llenó de compañeros con bastantes intervenciones. Quedé muy contento con el lanzamiento de estas candidaturas”.

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