sábado, 4 de enero de 2014

Así no es la cosa, don Jorge Antonio Rodríguez

Por: Nelson Lombana Silva

A ritmo de verdulero don Jorge Antonio Rodríguez, quien se identifica supuestamente integrante de izquierda, lo cual lo dudo mucho, se va lanza en ristre contra el camarada Carlos Arturo Lozano Guillén y la camarada Aída Avella Esquivel, por el acuerdo unitario con Alianza Verde. Este señor está al parecer profundamente mortificado y armando sofismas de distracción o de pacotilla pretende enlodar la imagen cristalina de dos cuadros revolucionarios que a diario se juegan la vida por la paz con justicia social, la democracia y el socialismo.



En el eventual caso que fuera de izquierda, qué tarea tan propia le viene haciendo a la derecha. ¿Estará recibiendo remuneración a cambio? Claro que hay personas tan alienadas que no dudan en servirle al amo gratuitamente. Y se podría estar ante un caso de esta naturaleza. Todo es posible.


Si este personaje fuera de izquierda como dice serlo, lo más probable era que hubiera enfilado baterías contra el Partido, toda vez que los camaradas agredidos son orgánicos, no son ruedas sueltas que no saben de dónde vienen, qué hacen y para dónde van. Ese triste papel bien lo podría estar haciendo el señor Rodríguez.


Ese pobre pensamiento metafísico en modo alguno clarifica o alimenta la discusión dialéctica y científica que caracteriza a la izquierda, por cuanto nos oponemos de entrada a todo dogma. La política no es dogma, ni está dada de una vez y para siempre. Considerarla inmodificable raya ciertamente en la estupidez que en vez de clarificar lo que hace es oscurecer y facilitarle el trabajo al enemigo de clase.


La política es poder por antonomasia que busca un medio y un fin trascendente. Por lo tanto, es dinámica, dialéctica. La política promueve la participación ciudadana, porque posee la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para promover el bien común. Sobra decir que a partir del período neolítico y con el surgimiento del sedentarismo la sociedad fue obligada a crear instituciones culturales y sociales para resolver pacíficamente sus conflictos.


Nótese que los conceptos son elementales para comprender la dinámica permanente de la lucha por el poder, es decir, de la política. Si este señor entendiera esto, tan elemental, repito, se avergonzaría de estigmatizar el acuerdo con Alianza Verde y que seguramente hará senador al camarada Lozano Guillén, marcando el número 36. Al fin y al cabo es mejor despertar envidia que sentirla.


El Partido Comunista Colombiano se prepara a cumplir 84 años de rebosante salud. Históricamente, es el Partido de la unidad. Luego, resulta poco creíble que el señor Rodríguez de la noche a la mañana venga a pontificar sobre las decisiones que en tal materia tome el Partido.


El Partido tiene claro varias cosas: 1. No reconoce enemigos en la izquierda; 2. No hay una izquierda a secas, hay izquierdas, unas más desarrolladas que otras, más radicales y consecuentes que otras, contradicciones que se irán resolviendo ante todo en la práctica. ¿Por qué estigmatizar a unas y a otras?


Nadie se opone a reconocer la complejidad que implica la unidad. ¿Qué hacer para desentrabar esa complejidad que encarna la unidad? ¿Será acudiendo a la estigmatización como lo hace don Jorge Antonio Rodríguez? ¿Será sentándonos a esperar que por espontaneidad se den las condiciones objetivas y subjetivas de la unidad? ¿Será mirando los toros desde la barrera? ¿Será acudiendo a la teoría y a la praxis debidamente concatenada? Ojo con esos que posan de puritanos o radicalistas extremistas, en muchos casos son más peligrosos que los mismos derechistas.


Otro aspecto elemental es el relacionado con la misma unidad. La unidad se hace entre diferentes. Si todas las izquierdas pensaran igual, sería una torpeza plantear la unidad. ¿Para qué hacemos la unidad? Para avanzar; ¿Por qué hacemos la unidad? Por necesidad.


Nada de lo que ha decidido el Partido es improvisado. La fuerza formidable del centralismo democrático señala el horizonte. El XXI Congreso orientó la necesidad de juntar las rebeldías, es decir, luchar por la unidad. Somos consecuentes con lo mandatado por el magno evento de los Comunistas.


Se planteó como tarea el frente amplio por la paz, la democracia y la soberanía. En eso estamos actuando con responsabilidad y compromiso revolucionario.  O sea, sin renunciar a los principios.


Es más: Se ha explicado tan minuciosamente el acuerdo con la Alianza Verde que produce hilaridad tener que volverlo a explicar a personajes que suponemos tiene los cinco sentidos a plenitud.


Dice el camarada Giovanni Libreros: “Este es un acuerdo político que se traduce en un compromiso programático común y que tiene como base la construcción del Frente Amplio, como proyecto de cambio con transformaciones en materia de reforma política para garantizar la participación y el derecho a ser gobierno a la izquierda, las minorías y los excluidos. También se plantea cambios profundos al modelo económico, el apoyo a la lucha contra los TLC, la política minero energética y agroindustrial del actual gobierno. El compromiso de esta Convergencia incluye el respaldo a las demandas de la UP por verdad, justicia y reparación integral y garantías de no repetición, para ejercer su derecho a la participación electoral y a ser gobierno”. [i]


Por su parte, el camarada Carlos Arturo Lozano, dice en la misma edición del semanario, página 9, al referirse al eje fundamental del acuerdo: “El eje fundamental del acuerdo político es la defensa de la mesa de La Habana, la exigencia de conversaciones con el ELN y la solución política como el camino democrático para resolver el conflicto. En definitiva, es el reconocimiento de ambas colectividades de que la paz con democracia y justicia social es lo fundamental del proceso político en el momento actual”.


Más adelante, el camarada Lozano Guillén explica que es un acuerdo programático, que es únicamente para senado, que fue un camino complejo para concretarse dicho acuerdo y que jugó papel protagónico la demencial arremetida del procurador general de la nación, Alejandro Ordóñez Maldonado, contra el alcalde mayor de Bogotá, Gustavo Francisco Petro Urrego.


Más claro no canta un gallo. ¿Riesgos por tomar? Claro y muchos. Es la batalla de ideas de la cual nos habla el comandante Fidel Castro Ruz con tanta claridad, lucidez mental y política. Así es que mi estimado Jorge Antonio Rodríguez a otro perro con ese hueso. La izquierda colombiana no se dejará embaucar con esas pobres reflexiones metafísicas. Carlos Arturo Lozano Guillén será senador de la república marcando Alianza Verde y el número 36 y para la cámara por el Tolima, Lily Ipuz Medina, marcando UP y número 104.



[i] Tomado semanario VOZ La verdad del pueblo. Edición 2719  semana del 18 al 24 de diciembre de 2013. Página consultada  5.


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