sábado, 18 de noviembre de 2023

Elementos centrales que hacen grande al Partido Comunista


Fidel Castro pronunciando el discurso después de la toma de posesión como primer ministro. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas.

Por Agamenón

Trayendo a colación el artículo de Alejandra García Elizalde, intitulado: “Tres claves del Partido de Fidel”, publicado en Granma Digital, el 24 de noviembre de 2019, nos permite comprender el compromiso revolucionario de robustecer el Partido Comunista Colombiano, en los actuales momentos de cambio y proyectarlo con formidable fortaleza en los desafíos del futuro próximo que se ve venir en esta dura dinámica de la lucha de clases, enfrentando una oligarquía criminal, mafiosa y marrullera, que se niega a los más elementales cambios a favor del pueblo colombiano.

La destacada periodista, se refiere naturalmente al Partido Comunista de Cuba, que con tanta sabiduría forjó el pueblo cubano de la mano de su más formidable y carismático dirigente: Alejandro Fidel Castro Ruz. No se trata de “calco y copia”, pero sí de mirar con detenimiento y espíritu crítico el ejemplo que nos puede dar este hermano Partido para nuestro Partido en Colombia.

Tres elementos centrales, destaca la columnista: La Unidad, el Ejemplo y el Sacrificio. Unidos estos tres elementos dialécticamente, han permitido que Cuba tenga un Partido Comunista fuerte, con liderazgo, autoridad y admiración en casi el ciento por ciento del pueblo cubano. Además, ha permitido que el imperialismo norteamericano, a noventa millas, no haya podido derrotar el Socialismo con más de 60 años de brutal e inhumano bloqueo económico, financiero y comercial.

En esas condiciones, ¿Por qué no examinar este Partido, con el ánimo de acoger lo mejor para nuestro heroico Partido Comunista? Somos dialécticos, pero también internacionalistas, que compartimos experiencias para seguir en la lucha revolucionaria sin descanso y con el mayor compromiso ético y político.

La unidad

El comandante Fidel Castro fue un obsesionado por la unidad, era una pasión desenfrenada por cuanto estaba convencido que era el único camino para romper las ataduras del capitalismo y del imperialismo. La socióloga chilena Martha Harnecker, destaca este elemento al afirmar: “El arte de construir una correlación de fuerzas social, política y militar que permita transformar las condiciones actuales de la lucha haciendo posible en el futuro lo que en el momento presente aparece como imposible”.

La práctica le enseñó al comandante Fidel que la unidad no se logra solamente con la prédica y el deseo, sino con actos, con la práctica, teniendo en cuenta que hay que estar dispuesto a todo. “Puso el pecho a las balas cuando vino la invasión – recuerda el escritor uruguayo Eduardo Galeano -, enfrentó a los huracanes de igual a igual, de huracán a huracán, sobrevivió a 637 atentados, y no fue por hechizo de mandinga ni por milagro de Dios que esa nueva patria pudo sobrevivir a doce presidentes de los Estados Unidos, que tenían puesta la servilleta para almorzarla con cuchillo y tenedor”.

No se cansaba de advertir ante la agresividad de Estados Unidos que la única manera de resistir y avanzar era a partir de la unidad de las fuerzas revolucionarias. De todas las hazañas del comandante Fidel, quizás la más importante, fue constituir o fundar el Partido. Éste fue el instrumento de unidad. Comprendía perfectamente que la Revolución es una guerra y para enfrentar ésta en condiciones de éxito, había que “tener un comando único que sea capaz de orientar los combates, definiendo claramente cuál es el enemigo estratégico y el enemigo inmediato, la forma que debe adoptar la lucha, la situación actual en que ella se encuentra y la política a seguir para ganar cada vez adeptos contra ese enemigo inmediato”, dice Martha Harnecker.

El 3 de octubre de 1965, se funda el primer Comité Central del Partido Comunista de Cuba, consolidándose así el instrumento político de unidad en la isla caribeña. Durante el solemne acto, Fidel leyó la carta de despedida del también comandante Ernesto Che Guevara, quien, en un acápite del texto, señala: “El Partido y cada miembro del Partido debe ser vanguardia…La moral de un comunista es su galardón más preciado, debe conducir el cuidado de la moral individual”.

El mismo Fidel lo definió al decir “que la unión y de la idea, de la unidad y la doctrina, en el crisol de un proceso revolucionario, se ha formado este Partido. Y por esas dos cosas tendremos que velar siempre, porque son nuestros pilares fundamentales”.

El ejemplo

El Partido se echó en sus hombros la difícil y dura tarea de sostener la Revolución, defenderla y estimular su desarrollo. Los obreros, los campesinos, los hombres y mujeres de la isla, se empecinaron en esta proeza que la han sacado avante con formidable conciencia de clase, con el compromiso ético del ejemplo. Dice Pablo González Casanova: “Pero ese Partido no habría sobrevivido sin un componente moral, el ejemplo”.

Decía el comandante Fidel Castro Ruz: “En nuestra sociedad y en nuestro Partido debe imperar un principio: El ejemplo, que se traduce en mérito, capacidad, modestia”. El ejemplo es fundamental. Ya decía Martí: “Las palabras conmueven, pero los ejemplos arrastran”. Un comunista que no esté dispuesto a ser ejemplo, no es un comunista, es más bien un embustero, un oportunista que hay que desenmascararlo.  

El sacrificio

Fidel fue un ejemplo claro de sacrificio. Se jugó la vida de principio a fin; en los cargos que desempeñó los ejerció con sacrificio, con dedicación y abnegación. En 1962, mientras terminaba la séptima reunión nacional de escuelas de instrucción revolucionaria, señaló enfáticamente: “El Partido no es prebenda. El Partido es sacrificio. Al Partido no se va a buscar nada. Ante todo, enseñemos a cada revolucionario que en el Partido se entra para darlo todo…”

El 14 de marzo de 1974, en la asamblea de Santiago de Cuba, añadiría: “El Partido debe tener autoridad ante las masas, no porque sea el Partido, o porque tiene el poder, porque tiene la fuerza o porque tiene la facultad de tomar decisiones. El Partido debe tener autoridad ante las masas por su trabajo, por su vinculación a esas mismas masas, por sus relaciones con las masas; el Partido en las masas, el Partido con las masas, pero jamás por encima de ellas…”.  Y remataría el comandante, según Alejandra García: “Que el Partido jamás pierda esa virtud, que el Partido jamás pierda ese respeto afectuoso, ese respeto fraternal y ese cariño que sienten por él las masas, que el Partido sea sacrificio, que el Partido sea trabajo, que el Partido sea abnegación, que el Partido sea honor, pero que no sea jamás privilegio”.

Nuestro Partido debe cumplir estos requisitos mínimos en el momento trascendental de la lucha revolucionaria que estamos viviendo: Unidad férrea y consciente, Ejemplo de lealtad, lucha, trabajo, sacrificio y abnegación. Es decir:  Vivir para el Partido y no vivir del Partido.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario