Por Nelson Lombana Silva
La cuasi clandestina visita del desprestigiado presidente de Estados Unidos, Joe Biden a Ucrania, busca reencauchar su precaria imagen en su país y de paso disparar el peligro de una tercera guerra mundial al estimular con su presencia el criminal, racista y nazista presidente de este país, presentado por los grandes medios del establecimiento como la gran víctima y a Rusia el gran victimario, cuando en realidad es a la inversa.
Es jugar con candela sobre un verdadero polvorín en el cual se encuentra el planeta tierra y que la humanidad debe tomar conciencia de ello, pues con este comportamiento se estimula la confrontación y el exterminio de la misma especie humana.
Como era de esperarse de la incomunicación mediática, solo fue presentada su “sorpresiva” visita como una simple acción de arrojo y supuesta audacia del decrépito anciano cuya popularidad en su país es mínima.
Los pueblos del mundo deben interpretar esta gira relámpago como una declaración de guerra contra la humanidad, el gran peligro de la tercera guerra mundial, cuyas consecuencias serían incalculables, monstruosas, apocalípticas. ¡No es una exageración!
Los pueblos del mundo se deben movilizar, los pacifistas intensificar la lucha encaminada a evitar una catástrofe universal. El imperialismo, en su ocaso, no puede condenar al mundo a un acabose total.
Ya lo dijo el escritor colombiano, premio nobel de literatura, Gabriel García Márquez, que si se activara todo el armamento nuclear existente (1986), en menos de cinco minutos se podría borrar todo rastro de vida en el planeta, volviendo el reinado de la oscuridad y el dominio de las cucarachas.
Son palabras mayores, que hay que reflexionar en la búsqueda incesante de la paz, la coexistencia pacífica y una verdadera segunda oportunidad de vida para toda la humanidad. El mismo escritor decía que si se repartiera la dinamita existente, a cada persona, incluyendo a los niños que estuvieran naciendo en esos momentos les correspondería cerca de 18 toneladas.
En esa lógica, resulta fundamental apoyar el presidente colombiano del Pacto Histórico, Gustavo Petro Urrego, en su iniciativa de la “Paz Total”. Sería un granito de arena muy importante en esa lucha que debe intensificar la humanidad en su gran utopía de sobrevivir y poder morir plácidamente en su lecho. Causa indignación las trabas que algunos entes gubernamentales le vienen poniendo a esta audaz iniciativa. La “cositería leguleya” trata de imponerse para que fracase la iniciativa y la violencia siga haciendo estragos en el tejido social de esta lacerada patria colombiana, como lo solicitan la tal Cabal, el tal Polo Polo, la tal Paloma Valencia y desde luego, el narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez.
El sistema capitalista, también en su ocaso, nos impone la lógica del belicismo, la muerte y la destrucción. No podemos ser simples espectadores ante esta cruda realidad, estamos en el deber de conocer las dos versiones de este conflicto en Ucrania y asumir una posición clara, precisa y consecuente. La neutralidad o el desconocimiento, no nos salvará.
Modestamente, ofrecemos una lectura crítica y analítica que nos da visitar una biblioteca pública.
Modestamente, ofrecemos una lectura crítica y analítica que nos da visitar una biblioteca pública. Allí, está el conocimiento esperando que usted se apropie de él.
Así, pues, decimos con el escritor mejicano Rius: “Apague la televisión y abra un libro”.
La cuasi clandestina visita del desprestigiado presidente de Estados Unidos, Joe Biden a Ucrania, busca reencauchar su precaria imagen en su país y de paso disparar el peligro de una tercera guerra mundial al estimular con su presencia el criminal, racista y nazista presidente de este país, presentado por los grandes medios del establecimiento como la gran víctima y a Rusia el gran victimario, cuando en realidad es a la inversa.
Es jugar con candela sobre un verdadero polvorín en el cual se encuentra el planeta tierra y que la humanidad debe tomar conciencia de ello, pues con este comportamiento se estimula la confrontación y el exterminio de la misma especie humana.
Como era de esperarse de la incomunicación mediática, solo fue presentada su “sorpresiva” visita como una simple acción de arrojo y supuesta audacia del decrépito anciano cuya popularidad en su país es mínima.
Los pueblos del mundo deben interpretar esta gira relámpago como una declaración de guerra contra la humanidad, el gran peligro de la tercera guerra mundial, cuyas consecuencias serían incalculables, monstruosas, apocalípticas. ¡No es una exageración!
Los pueblos del mundo se deben movilizar, los pacifistas intensificar la lucha encaminada a evitar una catástrofe universal. El imperialismo, en su ocaso, no puede condenar al mundo a un acabose total.
Ya lo dijo el escritor colombiano, premio nobel de literatura, Gabriel García Márquez, que si se activara todo el armamento nuclear existente (1986), en menos de cinco minutos se podría borrar todo rastro de vida en el planeta, volviendo el reinado de la oscuridad y el dominio de las cucarachas.
Son palabras mayores, que hay que reflexionar en la búsqueda incesante de la paz, la coexistencia pacífica y una verdadera segunda oportunidad de vida para toda la humanidad. El mismo escritor decía que si se repartiera la dinamita existente, a cada persona, incluyendo a los niños que estuvieran naciendo en esos momentos les correspondería cerca de 18 toneladas.
En esa lógica, resulta fundamental apoyar el presidente colombiano del Pacto Histórico, Gustavo Petro Urrego, en su iniciativa de la “Paz Total”. Sería un granito de arena muy importante en esa lucha que debe intensificar la humanidad en su gran utopía de sobrevivir y poder morir plácidamente en su lecho. Causa indignación las trabas que algunos entes gubernamentales le vienen poniendo a esta audaz iniciativa. La “cositería leguleya” trata de imponerse para que fracase la iniciativa y la violencia siga haciendo estragos en el tejido social de esta lacerada patria colombiana, como lo solicitan la tal Cabal, el tal Polo Polo, la tal Paloma Valencia y desde luego, el narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez.
El sistema capitalista, también en su ocaso, nos impone la lógica del belicismo, la muerte y la destrucción. No podemos ser simples espectadores ante esta cruda realidad, estamos en el deber de conocer las dos versiones de este conflicto en Ucrania y asumir una posición clara, precisa y consecuente. La neutralidad o el desconocimiento, no nos salvará.
Modestamente, ofrecemos una lectura crítica y analítica que nos da visitar una biblioteca pública.
Modestamente, ofrecemos una lectura crítica y analítica que nos da visitar una biblioteca pública. Allí, está el conocimiento esperando que usted se apropie de él.
Así, pues, decimos con el escritor mejicano Rius: “Apague la televisión y abra un libro”.
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