Por Nelson Lombana Silva
El mutismo del sindicalismo conservador no es impedimento para que el pueblo colombiano se movilice mañana en toda la nación y fuera de ella. Hay razones de peso. El Estado mafioso, corrupto y violento dispara su accionar desde distintas posiciones con fiereza y criminalidad contra el pueblo.
El militarismo ramplón saldrá con todo su aparataje bélico a intimidar al pueblo colombiano, un ejército nacional mercenario por orientación directa del Centro Democrático, que continúa agrediendo a la hermana república bolivariana de Venezuela y participando activamente en el magnicidio contra el presidente de Haití. Una cúpula militar de rodillas ante la OTAN y el militarismo de Estados Unidos.
El gobierno nacional, terco como nunca, presenta una nueva Reforma Tributaria, reforma disfrazada pero que, en realidad, esta resulta ser tan letal como la que se derrotó con la movilización. De una manera irresponsable, quiere mandar a maestros y estudiantes al sacrificio sin las más elementales medidas de bioseguridad, en una demostración más de irresponsabilidad. La violencia producto del terrorismo de Estado continúa cobrando vidas humanas en distintas regiones del país.
Nada productivo para el campo. El acuerdo de paz concebido en la Habana, se sigue desconociendo olímpicamente. Hechos de corrupción en las altas esferas del Estado se sigue presentando normalmente, sin que las autoridades tomen cartas en el asunto.
Resulta ingenuo pensar en justicia en Colombia cuando todos los poderes públicos están en manos del Centro Democrático y de su cabecilla, el matarife narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez. Todas las ías son de su resorte: Procuraduría, Contraloría, Defensoría. Además, presidencia y parlamento. Y es tan cínico que suele decir con bastante frecuencia que no tiene plenas garantías. Casi, así como la pobre viejecita de Rafael Pombo.
Es decir, la situación de Colombia es realmente dramática. El país está en manos, literalmente, de un bandido. Colombia es una narco democracia, una dictadura monstruosa. Nadando en la riqueza, mucho pueblo está muriendo de física hambre en varias regiones del país. Y aquí, no hay bloqueo como sucede en Cuba y en Venezuela, por ejemplo.
Así, la dirección sindical del Tolima, asuma la postura del avestruz, el pueblo se va a movilizar este 20 de julio. En el caso particular de Ibagué, la principal concentración se realizará en la calle 60 con quinta, a partir de las dos de la tarde, precisamente, donde fue asesinado el estudiante Murillo a manos de la policía nacional, el pasado primero de mayo. Así lo indicó Jonathan Varón Posada, miembro directivo de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
A pesar de la cruda estigmatización de la protesta por parte del gobierno nacional y de la represión oficial que comenzó sin llegar el día de la marcha, el pueblo va a salir y se va a hacer sentir con espíritu pacífico, pero contundente y sin miedo. Esa tenaza: Militar-paramilitar-medios de incomunicación-gobierno y postura ambivalente de algunos sindicatos de estómago, no será impedimento para el pueblo salir a protestar. Tenemos en frente a una juventud que la tiene clara. Nuestro deber es salir y apoyar con decisión. Así, pues, este 20 de julio, todos y todas a la calle.
El militarismo ramplón saldrá con todo su aparataje bélico a intimidar al pueblo colombiano, un ejército nacional mercenario por orientación directa del Centro Democrático, que continúa agrediendo a la hermana república bolivariana de Venezuela y participando activamente en el magnicidio contra el presidente de Haití. Una cúpula militar de rodillas ante la OTAN y el militarismo de Estados Unidos.
El gobierno nacional, terco como nunca, presenta una nueva Reforma Tributaria, reforma disfrazada pero que, en realidad, esta resulta ser tan letal como la que se derrotó con la movilización. De una manera irresponsable, quiere mandar a maestros y estudiantes al sacrificio sin las más elementales medidas de bioseguridad, en una demostración más de irresponsabilidad. La violencia producto del terrorismo de Estado continúa cobrando vidas humanas en distintas regiones del país.
Nada productivo para el campo. El acuerdo de paz concebido en la Habana, se sigue desconociendo olímpicamente. Hechos de corrupción en las altas esferas del Estado se sigue presentando normalmente, sin que las autoridades tomen cartas en el asunto.
Resulta ingenuo pensar en justicia en Colombia cuando todos los poderes públicos están en manos del Centro Democrático y de su cabecilla, el matarife narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez. Todas las ías son de su resorte: Procuraduría, Contraloría, Defensoría. Además, presidencia y parlamento. Y es tan cínico que suele decir con bastante frecuencia que no tiene plenas garantías. Casi, así como la pobre viejecita de Rafael Pombo.
Es decir, la situación de Colombia es realmente dramática. El país está en manos, literalmente, de un bandido. Colombia es una narco democracia, una dictadura monstruosa. Nadando en la riqueza, mucho pueblo está muriendo de física hambre en varias regiones del país. Y aquí, no hay bloqueo como sucede en Cuba y en Venezuela, por ejemplo.
Así, la dirección sindical del Tolima, asuma la postura del avestruz, el pueblo se va a movilizar este 20 de julio. En el caso particular de Ibagué, la principal concentración se realizará en la calle 60 con quinta, a partir de las dos de la tarde, precisamente, donde fue asesinado el estudiante Murillo a manos de la policía nacional, el pasado primero de mayo. Así lo indicó Jonathan Varón Posada, miembro directivo de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
A pesar de la cruda estigmatización de la protesta por parte del gobierno nacional y de la represión oficial que comenzó sin llegar el día de la marcha, el pueblo va a salir y se va a hacer sentir con espíritu pacífico, pero contundente y sin miedo. Esa tenaza: Militar-paramilitar-medios de incomunicación-gobierno y postura ambivalente de algunos sindicatos de estómago, no será impedimento para el pueblo salir a protestar. Tenemos en frente a una juventud que la tiene clara. Nuestro deber es salir y apoyar con decisión. Así, pues, este 20 de julio, todos y todas a la calle.
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