sábado, 14 de diciembre de 2019

“No vi ni mendigos, ni viciosos en Cuba”

Por Nelson Lombana Silva

El sueño maravilloso de conocer la patria de Fidel Castro Ruz, se le cumplió al camarada Alfredo Cárdenas Silva. Se lo hizo realidad su hija. El camarada Cárdenas Silva es un comunista clásico de vieja data. Un obrero de la construcción comprometido hasta los tuétanos con la lucha revolucionaria sin ambivalencias o ambigüedades de ninguna naturaleza. Es un luchador de vieja data junto a su esposa.


Desde muy joven abrazó el ideario comunista y se ha mantenido en esa línea sin vacilación de ninguna naturaleza. Sencillo, trabajador y honesto, maneja las mejores relaciones con la comunidad de su entorno y los camaradas.

Conocer a Cuba era un sueño utópico. Sin embargo, la utopía se materializó visitando La Habana y Varadero, con su esposa, su hija y el esposo de ésta. “No vi ni mendigos, ni viciosos en Cuba”, señala. Agrega: “Esa gente a ese hombre”: Fidel Castro Ruz.

La página web: www.pacocol.org fue hasta su modesta pero calurosa y fraternal habitación para conversar sobre su experiencia al visitar la isla de la Libertad, Cuba. La entrevista es la siguiente:

-         Se le cumplió el sueño de visitar la isla de la libertad, Cuba. ¿Cómo fue posible esta gira por este país socialista de América?

En primer lugar tengo que decir que fue un regalo de la hija que vive en Estados Unidos. A pesar de vivir allí, ella comparte muchas de mis ideas.

En alguna oportunidad me escuchó decir que yo deseaba ir a Cuba. Era mi sueño visitar la isla de la Libertad. Cierto día me llamó y me dijo le tengo una sorpresa, papá. Le pregunté: ¿Qué clase de sorpresa? Usted es una caja de sorpresas. Me dijo: Es para hacerle cumplir un sueño que de pronto usted tiene. Ni idea de lo que me estaba hablando. Reaccioné cuando me lanzó la pregunta directa: ¿Quiere usted ir a Cuba?

Yo quedé perplejo. Le soy honrado: No le creía, no le creía. Ella me dijo: Es en serio. Si quiere ir yo le mando los pasajes. Arregle todo y van, porque posiblemente yo no puedo ir, porque de este país es difícil viajar para allá.

Así fue. Entonces arreglamos documentos e iniciamos a soñar con el viaje. Llegamos a Bogotá y comenzamos a preguntar en el aeropuerto El Dorado, la manera de poder viajar. Estando en esas, nos encontramos con ella, había llegado de Estados Unidos a reunirse con nosotros para viajar en grupo.

-         ¿Otra sorpresa más que le brindaba su hija?

Otra sorpresa más, porque nosotros no contábamos con la presencia de ella para ir a Cuba. Nos fuimos el 16 de febrero de 2018 y estuvimos hasta el 24 del mismo mes, que fue cuando nos regresamos.

La estadía en Cuba es una experiencia que uno no puede describir plenamente. Es un recuerdo inolvidable. La gente es supremamente accequible para uno tratar con ella. No hay una sola persona que lo mire a uno de mal modo. Todo el mundo le llama la atención para que uno cuente algo de su país y ella, a su vez, contar algo de lo que es la vida en Cuba.

-         ¿Cómo sintetizar su recorrido por la gran patria del comandante Fidel Castro y su heroico pueblo?

Recorrimos por diferentes sitios, como es el Malecón, la Plaza de la Revolución, la Bodeguita, etc. Todo fue un momento de placer porque en realidad no hubo ningún inconveniente que nos borrara la felicidad, la correría placentera que nosotros llevábamos.

Al tercer día, fuimos hacia Varadero, un sitio espectacular, mucho más alegre que La Habana. Playa por lado y lado. La simpatía de la gente mucho más agradable. La organización del transporte me dejó admirado porque, le preguntábamos al conductor que nos llevaba cómo era la dinámica del transporte allí. Incluso, le dijimos que seguramente le  iría muy bien en el siguiente viaje igual o mejor, significándole a él mucho económicamente. Nos contestó que eso era difícil porque al regreso tenía que venirse vacío. Ese era el reglamento de transporte en este país.

El regreso tenía que lograrlo los que estaban en Varadero, ellos tenían que regresar la gente a La Habana nuevamente. Eso me llamó mucho la atención, porque en nuestro país (Colombia), el más avispado es el que come más y el más ignorante de las cosas tiene que sufrir las consecuencias.

-         ¿Qué encontró al llegar a La Habana, Cuba, Camarada Cárdenas Silva?

No vi mendigos en Cuba. Eso no se ve allí. Ni mendigos, ni viciosos, nada de nada. Algunas personas que son artistas, que son músicos, que forman la fiesta en la calle, de pronto le piden a uno una ayuda. Ayúdenos para nosotros echar adelante nuestra profesión. Uno, sobradamente, ve que es con justicia que hay que hacerlo y uno lo hace. Pero no porque pidan limosna, ni porque hayan mendigos, ni cosa parecida.

-         ¿Cómo describiría usted el sitio La Bodeguita?

La Bodeguita es un establecimiento donde hay música, hay licor, hay una serie de fotos de personas heroicas de la Revolución, como Fidel Castro, como Camilo Cienfuegos, como El Che Guevara, y así por lo regular tantas personas que hicieron parte de la Revolución y que ahí está no solamente la foto, sino una parte de la historia de cada uno de ellos. La gente se preocupa por darse cuenta de cada una de esas historias.

También hay una parte donde uno puede dejar un recuerdo escrito. Es una pared llena de firmas, de emblemas, que la gente deja como recuerdo de su paso por allí.

-         ¿Qué sintió usted al llegar a la inmensa plaza de la Revolución, la considerada Tribuna antiimperialista?
Mucha expectativa. Yo pensaba que era una plaza común y corriente, como las que se ven en Colombia. Una plaza y de pronto un templo. Es una cuestión muy diferente. Estuvimos al pie del monumento de José Martí, no subimos a la altura por falta de dinero, pues había que pagar la entrada, pero estuvimos alrededor que fue más que suficiente está en este sitio. 

Alrededor divisa los ministerios que están alrededor de la plaza de la Revolución. Eso es más que suficiente para un recrearse todo un día, más el tiempo no le alcanza para estar todo ese tiempo recreándose.

-         Siempre los medios masivos de comunicación nos han venido diciendo que el comandante Fidel Castro Ruz era un dictador, que el pueblo lo odiaba y lo despreciaba. ¿Qué percibió usted del pueblo en relación con el eterno comandante de la Revolución Socialista?

Esa gente tiene un claro concepto de Fidel Castro. Allá, no puede uno hablar en contra del comandante Fidel Castro. No puede decir uno allá, como se dice en Colombia que Fidel Castro es un dictador. Ese concepto no le permite el pueblo cubano. Inmediatamente que uno diga estas barbaridades el pueblo educadamente lo recrimina, lo pone en su sitio.

Esa gente adora a ese hombre. Puede que tengan algunas críticas al nuevo gobierno, pero son muy simples, muy pocas, muy intrascendentes. Pero, lo que es con Fidel, que no se ofrezca nada.

-         ¿El pueblo sigue idolatrando al comandante Fidel Castro Ruz?

Ave María.

-         ¿Solamente visitó La Habana?

Yo estuve en Varadero.

-         ¿Cómo es Varadero?

Varadero es un pueblito pequeño. Queda en la provincia de Matanzas. Es un pueblito donde el mar lo cubre por lado y lado. Es decir, la punta de la isla, en una parte muy angosta, donde hay playa por lado y lado y, cuando el mar se enfurece entra a las calles del pueblito. Uno encuentra arena marina sobre el pavimento. El agua la lleva.

-         Dice usted que es una persona alegre, comunicativa y amable. ¿Por qué lo dice, camarada?

Sí. Cierto. Extremadamente. Eso lo extrañaba uno porque, la gente en Colombia la gente no lo trata a uno de esa manera como allá. Allá, le llaman la atención porque lo conocen que uno es turista y de una vez se dirigen a uno preguntándole de dónde es, y que les cuente experiencias de su país, para formar el diálogo y ellos contar también su historia y las vivencias del pueblo.

-         ¿Colmó plenamente las expectativas de conocer a Cuba, camarada?

Demasiado. Demasiado porque es que es un recuerdo que uno no lo puede olvidar. Ir a un país tan señalado por los medios masivos y encontrarse con la realidad distinta, resulta extraordinario. Se da uno cuenta que la verdad, tarde o temprano, se impone sobre la mentira y la infame calumnia del imperialismo y la oligarquía colombiana. Es una experiencia maravillosa.

-         ¿Podría decirse entonces que lo que dicen los medios masivos de comunicación sobre esta gran isla es mentira, es calumnia?

Absolutamente. Absolutamente, porque en Colombia dicen que en Cuba hay una dictadura. Falso. En Cuba la gente vive muy tranquila, vive muy feliz y tuve la sensación que es completamente libre e instruida. Todo el mundo trabaja. Todo el mundo vive tranquilo. No hay mendicidad. Es muy diferente de Colombia. No hay gran derroche de capital, pues es un país que vive asfixiado con el bloqueo comercial de Estados Unidos, vive con la pata en la garganta de este país imperialista. Pero, a pesar de eso, es un pueblo que respira libertad y felicidad.

-         Precisamente, el pueblo bajo el yugo imperial del brutal e inhumano bloque económico, pero sin embargo, un pueblo feliz y soberano de su destino. ¿Qué lectura hace usted?

Con mucho interés. El pueblo cubano espera la solidaridad de los demás países vecinos, más que todo sudamericanos, se pronuncien en contra de ese bloqueo para poder mejorar aún más la vida del pueblo cubano.

-         ¿Satisfecho entonces de la vista a Cuba?
Demasiado.

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