lunes, 2 de marzo de 2015

La Dialéctica como Teoría del desarrollo[i]

Por Nelson Lombana Silva


La filosofía del marxismo es el materialismo dialéctico e histórico. Materialismo y Dialéctica hacen parte de la filosofía marxista. Se trata de definir ahora, qué es la Dialéctica materialista del marxismo, sobre todo, qué importancia práctica tiene.



Primera consideración: La Dialéctica, Teoría del Desarrollo: La Dialéctica Marxista concibe el mundo en constante movimiento, cambio y desarrollo. La ciencia y la práctica nos enseñan que los objetos y fenómenos son mutables. Todo lo que hay en el universo cambia. El sistema solar, la tierra, etc. En ese proceso evolutivo surgió el hombre.


La sociedad humana también se desarrolla. El hombre se mueve entre lo micro y lo macro, no a ratos, sino constantemente con avances y retrocesos. Al desarrollarse el mundo material, cambia también la conciencia, hay nuevas teorías y puntos de vista diferentes. Es decir, todos los días estamos cambiando. Nada está dado de una vez y para siempre. Todo está en movimiento.


Federico Engels, escribió: “La dialéctica es la teoría de las leyes generales que rigen el movimiento y desarrollo de la naturaleza, la sociedad humana y el pensamiento”.


La dialéctica marxista entiende el proceso de desarrollo de lo inferior a lo superior, de lo simple a lo complejo, como un proceso revolucionario en forma de saltos, en forma de espiral, es decir, con avances y retrocesos. La fuente del desarrollo son las contradicciones propias de los objetos y fenómenos.


Segunda consideración: La Dialéctica, Teoría de la concatenación universal: Todo está concatenado, unido. Los objetos y fenómenos no se desarrollan aisladamente. Cada uno de ellos influye en otros objetos y fenómenos y manifiesta las influencias recíprocas de los mismos. El átomo de hidrógeno se une a otro y estos a otro de oxígeno, dando origen al agua. Se crea una molécula.


Desde esta perspectiva es válido decir que el hombre solo no existe, existe en función social, con todas sus contradicciones, precisamente porque, constantemente está cambiando. De la niñez a la pubertad, de la pubertad a la juventud, de la juventud a la vejez, etc.


Nos permite deducir científicamente que el capitalismo no es un sistema eterno, perecerá para dar paso a uno distinto, el socialista. Así las cosas, nuestra lucha no es estéril o fruto de la frustración como dice el burgués, nuestra lucha es dialéctica, revolucionaria y consecuente con el desarrollo científico de los objetos y fenómenos.


Ser Comunista, asume en consecuencia, un desafío enorme: Conocer el desarrollo de la materia, la sociedad y el pensamiento humano. Eso implica: Estudiar, ser crítico, analítico, autocrítico y propositivo. Tener respeto por sus camaradas, admiración y apoyo incondicional. Corregir con amor, fraternidad y sinceridad. Defender la actividad colectiva y rechazar toda forma de personalismo, egoísmo y yoísmo. Implica ser sencillo, descomplicado y creativo. Tener ética y principios revolucionarios, entre otras cosas, porque revolución es ante todo cambio.


“La lucha revolucionaria es un apostolado que exige decencia, unidad, compromiso y reciedumbre para soportar la adversidad. El comunismo no es una moda, es una convicción que todos los días se está desarrollando con avances y retrocesos. La petulancia no es característica del comunista”.


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[i] Charla dictada recientemente en la célula “Nelson Castiblanco” en cumplimiento del plan de educación definido por este organismo comunista en el Tolima.


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