Durante tres días, a partir de hoy, sesionará la Asamblea de la Organización de los Estados Americanos (OEA), en la ciudad de Medellín (Antioquia), Colombia. Lo que podría ser un orgullo para Colombia, es en realidad una vergüenza, por cuanto esta organización americana se ha convertido en un auténtico ministerio de colonias dominado a las anchas por Estados Unidos. Ni la más elemental decisión es aprobada sin el visto bueno del imperialismo yanqui.
Esta denominación de ministerio de las colonias dada por el comandante cubano Fidel Castro Ruz, constituye la mejor definición a institución que poco y nada actúa en defensa de los intereses de los pueblos americanos, pues siempre está a disposición de las oligarquías y del Tío Sam.
Fue fundada en Bogotá, el 9 de abril de 1948, teniendo como su primer secretario al “muelón”, Alberto Lleras Camargo, durante el período 1948 – 1954. Mientras Bogotá ardía por el vil asesinato del caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán, en otro lugar de esta ciudad Estados Unidos fundaba este aparato para dominar a su antojo los países de este continente.
La historia de esta estructura en sus 71 años de vida es deplorable para los pueblos, por cuanto siempre ha girado alrededor de los intereses imperialistas de Estados Unidos.
En realidad, fue creada con profundo criterio anticomunista, permitiendo ampliamente el desarrollo de la guerra fría contra el entonces bloque socialista liderado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Se convirtió en el instrumento idóneo para Estados Unidos liderar su política intervencionista en este continente con el cuento de “América para los americanos”.
Hay que recordar que nunca fue contundente contra los gorilas golpistas que se presentaron en países como Chile, Argentina, Bolivia, Nicaragua, Brasil, Venezuela, etc. Guardó silencio ante estos sangrientos golpes de Estado. Tampoco dijo nada en el caso de Panamá con la toma del canal por parte de Estados Unidos.
Fue una máquina contra gobiernos progresistas y revolucionarios. El presidente guatemalteco, Juan Jacobo Arbenz Guzmán, depuesto el 27 de junio de 1954, por acción militar directa de Estados Unidos, no tuvo un solo pronunciamiento contundente por parte de la OEA. Lo mismo ocurrió en los distintos intentos del imperialismo de invadir militarmente a Cuba y así sucesivamente.
En la actualidad, el secretario general es el señor Luis Almagro. Un verdadero petardo, metido de patas y manos en la destrucción del proceso revolucionario que se viene desarrollando en la hermana República Bolivariana de Venezuela. Todo su poder lo ha colocado al servicio de Estados Unidos de una manera vergonzante y miserable.
Al decir de los analistas, ese será el tema de esta Asamblea en su 49 versión. Crear mecanismos diferentes para agredir la patria de Bolívar, Chávez y del constitucional presidente Nicolás Maduro Moros. Hallar fórmulas para tratar de justificar la invasión militar gringa directa y acentuar el brutal bloqueo económico. ¿Puede tener algún rastro de humanismo que delegados de 34 países se reúnan exclusivamente a conspirar contra un país que voluntariamente ha decidido ser libre de las garras imperialistas?
¿Es humano que se reúnan delegados de 34 países a planear cómo matar niños, ancianos, jóvenes, hombres, mujeres y lisiados de física hambre? ¿Qué hay de justo en esto? Es una canallada que solo se presenta en regímenes capitalistas.
El pueblo colombiano y latinoamericano deben rechazar la postura de la OEA, su presencia asquerosa en Colombia, en una ciudad tan bonita como Medellín. ¡Qué vergüenza!
¡Fuera OEA de Colombia!
El pueblo colombiano debe volver su mirada hacia Medellín para señalar con el dedo acusador la presencia de la OEA y gritarle: ¡Fuera, fuera, fuera, de Colombia! hoy, apoyar y participar activamente del foro internacional antiimperialista por la Soberanía e Integración de los Pueblos; mañana, la jornada nacional de movilización y el acto cultural de protesta contra la OEA y pasado mañana, la Asamblea Nacional de Organizaciones Sociales y Políticas.
Las actividades deben se multitudinarias y contundentes. Donde estemos expresar de alguna manera nuestro rechazo a la presencia en Colombia de estos charlatanes de pacotilla. De igual manera, rechazar la postura pusilánime del presidente Iván Duque Márquez.
En sentido contrario, levantar la consigna de la solidaridad con los países atacados por Estados Unidos, especialmente Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Rechazar las nueve bases militares gringas en Colombia y abogar por el respeto al derecho internacional, sobre todo la libre autodeterminación de los pueblos. Cada país es libre de construir su propio destino.
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