
Panorámica de una parte de la ciudad de la eterna primavera, Medellín. Foto Edna Amaya
Por Nelson Lombana Silva
Los tiranos son efímeros, los pueblos eternos, lo demuestra con creces los habitantes de la comuna trece en Medellín (Antioquia), una de las comunas más golpeadas por el régimen capitalista, sobre todo durante la tenebrosa era del uribismo siendo gobierno, mediante el tenebroso binomio militar-paramilitar que el estado fomentó escuetamente teniendo como presidente el “señor de las sombras”.
Con el peregrino cuento de extirpar la resistencia popular calificada de subversión, guerrilla, el entonces presidente narco-paramilitar, Álvaro Uribe Vélez, ordenó sin escrúpulos el arrasamiento de esta comuna, especialmente la juventud que, en medio de las afugias económicas y sociales, buscaba ansiosa una segunda oportunidad. No la tuvo porque el terrorismo de Estado sembró de terror y horror dicha comuna, haciéndose triste célebre el basurero La Escombrera, donde fueron enterrados y desaparecidos cientos y cientos de jóvenes y personas que soñaban con una sola oportunidad para paliar las necesidades y salir adelante.
El terrorismo de Estado que se ensañó contra esta hermosa comuna trece, seguramente no tiene precedentes en la historia civilizada de la humanidad. La fuerza bruta del Estado narcotizado se ensañó contra esta comunidad sin ningún tipo de escrúpulos. La sangre humana, corrió a borbotones por la empinada cuesta, los gritos de horror no llegaron al cielo y la matanza se cometió libremente teniendo como garante al Estado Capitalista. El mafioso presidente, lo ha dicho una y otra vez con el mayor cinismo y carencia de humanismo: “Yo di la orden”.
Renacer de las cenizas como el ave fénix
A pesar del fascismo crudo y real puesto en práctica contra esta comuna durante la tenebrosa era uribista, sus habitantes no pierden la memoria, ni el deseo de vivir como cualquier ser humano tiene el derecho en cualquier rincón del mundo. Sin perder la memoria, ni el espíritu de lucha, dicha comunidad renace de los escombros como el ave fénix, se niega a la muerte violenta y lucha por la vida y la esperanza.
De esta maravillosa experiencia son testigos presenciales Hernando Ramírez Moreno y Edna Amaya, que tuvieron la feliz oportunidad de recorrer este hermoso territorio por estos días, pudiendo constatar la pujanza de sus habitantes para salir adelante y el deseo infinito de aclimatar la paz y rendir culto de admiración a la vida, coincidiendo con la filosofía del gobierno del cambio que lidera el Pacto Histórico y el presidente Gustavo Petro Urrego.
Los testimonios son elocuentes y emocionantes que nos dan la idea que un país humano sí es posible con el concurso de todos y todas, cuando el pueblo se traza la unidad y la organización con carácter y perseverancia. Las balas mafiosas que disparó sin clemencia el uribismo no pudieron matar la esperanza y la resistencia popular de los habitantes de esta comuna trece.
“La comuna aportó al cambio social”
Para la licenciada, Edna Amaya, que pudo recorrer el entorno libremente, destaca con elocuencia la realidad actual de superación de esta comunidad. “La comuna trece de Medellín, aportó al cambio social, a transformar una zona marcada por la violencia, en un símbolo de resiliencia y cultura, utilizando el arte urbano, la música y el emprendimiento para impulsar la recuperación económica y generar esperanza”.
Agrega sin ambages: “Arte urbano como herramienta de transformación: El grafiti y el arte urbano se convirtieron en canal para expresar la historia, la resiliencia y la esperanza de la comunidad, transformando los espacios públicos y atrayendo turistas, revitalización económica”.
“La llegada de turistas ha generado oportunidades económicas para los habitantes a través de pequeños negocios como tiendas de recuerdos, cafeterías, galerías y puestos de frutas. Mejora de la infraestructura, como la construcción de las escaleras eléctricas al aire libre que es un símbolo de esta transformación. Aunque inicialmente fueron diseñadas para mejorar la movilidad de los residentes, hoy es un importante atractivo turístico que atrae constantemente a miles de visitantes”.
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| Aquí comienza el recorrido por la comuna trece en Medellín. Foto Edna Amaya |
“Fortalecimiento de la comunidad y el liderazgo. La transformación fue liderada por la propia comunidad. Ejemplo: El 70 por ciento de las personas que participaron en la construcción de las escaleras eléctricas eran residentes de la comuna, lo que les dio empleo y sentido de pertenencia”.
“Promoción de la cultura y el talento. Han surgido iniciativas como espectáculos de Hip Hop y Break Dance en las calles, creando un vibrante escenario cultural y ofreciendo espacios de expresión para los jóvenes”.
El nuevo rostro de la comuna trece de Medellín
Por su parte, el también licenciado Hernando Ramírez Moreno, se declara gratamente sorprendido por el nuevo rostro que muestra esta heroica comunidad que ha logrado derrotar el terrorismo de Estado uribista con sacrificio y ciertamente heroísmo. En otro tiempo hablar de la comuna trece era hablar de su problemática socioeconómica, el terrorismo de Estado que recorría calles y laberintos de la empinada cuesta con entera libertad. Hoy hay una nueva realidad, señala enfáticamente Hernando.
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| El cementerio la Escombrera en la comuna trece en Medellín. Foto Hernando Ramírez |
“En esta montaña exótica era caldo de cultivo la violencia más despiadada en el marco del narcotráfico, el terrorismo de Estado y la unidad militar-paramilitar. Proliferaba las escuelas de sicariato y el poder de las bandas y el más fuerte. Allí, estaba lo más complejo de este país”, señala.
“Vengo gratamente sorprendido después de la corta gira por allí, al ver y apreciar cómo hay un cambio del cielo a la tierra, porque hoy es un emporio de desarrollo, de oportunidades para todos y todas. Como bien sabíamos antes la muerte, el miedo, circulaban libremente por la región, hoy circulan la vida, la esperanza, las ganas de salir adelante, como diríamos popularmente: Borrón y cuenta nueva”.
“Les diría a mis amigos: Vayan y conozcan y se den cuenta como la pobreza otrora, hoy lo que hay son oportunidades. Más de quinientos jóvenes que tuvieron directamente inmersos en pandillas, hoy hacen parte de un colectivo totalmente transformados para bien, haciendo cosas impresionantes. Realmente, la comuna es una empresa dinámica y productiva. Atrás quedó la muerte en cada paso que se daba y nadie extraño podía ingresar. Hoy, hay una realidad distinta, porque miles y miles de turistas entran y salen con entera libertad”.
“No esconden el dolor. Es decir, la historia. Pero, hay en cada uno el deseo de superación, de vivir en paz y en comunidad, contrariando el estado de terror del Estado capitalista”, advierte Hernando. “Hoy la visita es permanente de colombianos y de extranjeros que quieren conocer el proceso de cambio, la metamorfosis que viene experimentando la comuna trece de Medellín”, dice.
“En la parte superior de la montaña, hay un cementerio de dolor: La Escombrera. Todavía hay gente desaparecida y se asume que está en este lugar, después de veinte años de zozobra y angustia”, explica. “Son claros en responsabilizar al Estado Capitalista sobre todo durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Allí, se encuentra de todo: Comercio, hoteles, restaurantes, alturas, se encuentra con europeos, asiáticos, mejor dicho: De casi todas las partes del mundo. Nos decían que, en promedio diario, llegan 20 mil personas a conocer el entorno, la historia y el proceso de transformación”, agrega.
“Algunos antioqueños miran a Álvaro Uribe Vélez como su gran líder. En esta comuna no, porque culpan al Estado en cabeza de este siniestro personaje, príncipe de la muerte y el narcotráfico; lo miran allí como el genocida, el que acabó con la felicidad de miles de familias, sobre todo aquellas que hoy siguen buscando a sus dolientes desaparecidos”, indica Hernando. Uno de los guías decía: “Si se nos muere un familiar, lo enterramos y nos recuperamos. Pero, cuando se nos desaparece alguien y llevamos veinte años buscándolo, el dolor resulta latente, muy fuerte”.
Hernando Ramírez Moreno, termina diciendo: “Visitar la comuna trece es una experiencia fantástica. Vengo tocado, impresionado y admirado, quizás con la firme convicción que un país en paz sí es posible. Es impresionante ver casas, unas sobre otras, laberintos, alturas artísticas, es decir, mucha creatividad y muchas ganas de vivir en esta comuna, donde usted hoy puede caminar libremente, sin el miedo de ser asesinado, robado o secuestrado”.


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