
Álvaro Vargas Moreno, docente y dirigente sindical en el Tolima. Foto Nelosi
Por Nelson Lombana Silva
Durante cuarenta años, el profesor natural de Líbano, Tolima, Álvaro Vargas Moreno, ejerció con decisión y convicción el sindicalismo en el departamento corazón de Colombia, destacándose por su liderazgo y combatividad, manejando siempre la decencia y la firme en sus distintos planteamientos.
Sin lugar a dudas, contribuyó a desarrollar la lucha sindical en el territorio, durante este largo período. Una persona culta, decente y respetuosa, que sigue en la lucha sin bajar la guardia, destacando alborozado el triunfo del Pacto Histórico con el arribo a la presidencia de Gustavo Petro Urrego. Fue directivo del Sindicato de Maestros del Tolima (Simatol), dirigente regional de la Central Unitaria de Trabajadores, (CUT), nació el primero de enero de 1955, en el municipio de Líbano (Tolima). Estudió el bachillerato en el colegio Isidro Parra de este municipio y los universitarios en la universidad del Tolima, donde comenzó en forma su vocación por el liderazgo estudiantil.
Se vinculó al magisterio en 1975, en el colegio Marco Fidel Suárez, en el municipio de Herveo, Tolima. Después fue trasladado al municipio de Guamo. También hizo parte de la Junta Departamental de Educación, ayudó a 1400 maestros para el ascenso en el escalafón, su mediación fue importante, ampliamente reconocida.
En el presente reportaje, el maestro Álvaro Vargas Moreno, relata su lucha sindical, las experiencias, el significado de la lucha sindical. Compara el sindicalismo de su época con el sindicalismo actual, destaca personas que fueron referentes en su formación sindicalista. Señala sin rodeos que el sindicalismo se debe prodigar más a la lucha política que a la lucha meramente reivindicativa, sin desconocer ésta.
“Si tuviera la oportunidad de volver a nacer, volvería a ser sindicalista”, señala. Se declara férreo lector del semanario VOZ La verdad del pueblo y de los documentos que publica periódicamente el Partido Comunista Colombiano. Considera que éstos han contribuido en su formación política y sindical.
El reportaje es el siguiente:
- Álvaro Vargas Moreno, docente pensionado y dirigente sindical durante cuarenta años, ¿Qué ha quedado en usted de esta dilatada vida sindical?
Fueron cuarenta años de vida, del proyecto en la vida reivindicativa, política, organizativa de los sectores sociales en este caso de la economía informal, del movimiento campesino, indígena. Pero fundamentalmente muy vinculado a las actividades con el magisterio; soy precisamente maestro por vocación, por formación. Además, dirigente estudiantil en la universidad del Tolima. Quiere decir esto que en esos cuarenta años se podría hacer un balance habría que recorrer mucho espacio, pero de todas formas de manera muy breve sería lo que alcanzamos con la ordenanza 057 de 1966 sobre la pensión para los maestros por el lado del departamento.
Alcanzamos, igualmente, el plan extramuros que profesionalizó y abrió licenciaturas en matemáticas y física, en biología y química, en español e inglés y en historia y geografía. Este fue un espacio importante para formar y capacitar a la dirigencia desde esta perspectiva como quiera que para la época había un ascenso del movimiento sindical y revolucionario en el país y también en el marco internacional.
Luego, tuvimos la grata fortuna de representar por el trabajo social, las direcciones de los sindicatos, valga decir en este caso de Simatol, de Atpemo. Inclusive, contribuimos en el proceso de fusión, de unidad del sindicalismo en el departamento. Para la época, nos fusionamos con Atpemo, Simatol, entre otros, como sindicatos varios a través de una orientación que se emanó del noveno congreso de la Fecode realizado en Neiva (Huila). Fue la orientación que nosotros acogimos. No pensamos tanto en los afiliados, ni pensamos tanto en los bienes, ni en las cuotas sindicales, ni en el fuero, sino creímos que era importante la unidad para que los trabajadores cada vez estuvieron mucho más organizada la posibilidad de alcanzar mejores reivindicaciones y mejores resultados en temas organizativos y políticos.
De otro lado, contribuimos con muchos de nuestros compañeros que aspiraron al concejo municipal, como un Héctor González, como un Carlos Enrique Rivas, Jesús María Nieto, que estuvo en la asamblea departamental, Héctor Orlando Zambrano. Contribuimos siempre desde una óptica progresista, constructiva por cada vez ganar muchos más espacios ante la hegemonía bipartidista y de esta forma poder ir abriendo espacios en la idea de la construcción de una sociedad más justa, más incluyente y más democrática.
- Perteneció a una época donde el sindicalismo era clasista de verdad y mucha violencia del régimen. ¿Cómo percibe ese momento?
Es verdad. El momento fue signado y marcado por una violencia, prácticamente, bipartidista, fratricida con todo lo que fue ese segmento de la insurgencia, que se escucharon como los “bandoleros”, pero al mismo tiempo, también el surgimiento de grupos que realmente cuestionaban seriamente al Estado, desde otra visión y otro enfoque, lo cual eso nos permitió en gran parte entender la verdadera historia y comprender la misma, para poder tener una caracterización y una ubicación y una táctica y una estrategia, frente a lo que era el devenir de la lucha reivindicativa y emancipatoria de un pueblo que requería. Creo que eso nos ayudó.
Inclusive, tenemos que decirlo: Nos formamos también en nuestras organizaciones de izquierda. Es decir, fuimos militantes de las mismas y eso para nosotros fue algo muy importante que ojalá hoy en día, se retrajera esas escuelas de formación, esas escuelas políticas, esas escuelas de liderazgo y de pensamiento, para que estas nuevas generaciones entiendan y comprendan el verdadero perfil que se tiene que dar. Por eso, me parece que es muy importante ese período que nos correspondió, afortunadamente, una época en el surgimiento del clasismo y, sobre todo, de las fuerzas alternativas y revolucionarias de este país.
- En ese largo y fructífero recorrido sindical, ¿Tiene experiencias que realmente lo hayan marcado?
Sí. A mí, fundamentalmente, algunas veces cuando fui asediado por algunas fuerzas del Estado, fuerzas oscuras. En otra oportunidad también con mi señora esposa, hubo una intentona de desaparecerla. En otra oportunidad también momentos cruciales, las grandes luchas que hicimos, por ejemplo, en el puente Mariano Ospina Pérez, por el tema de las movilizaciones. Nosotros teníamos en esa oportunidad la realización de muchas actividades realmente que, que no era tanto para generar el desorden público, sino para reclamar, porque muchas veces hacíamos el requerimiento y el gobierno se burlaba y pisoteaba nuestros derechos. Para esa época, todavía no estaba la cultura del pliego de peticiones ni las negociaciones de los pliegos. Era simplemente derechos de petición, solicitudes respetuosas que se les hacía al gobierno. Tuvimos también la gran oportunidad de poder ganar espacios para los permisos sindicales. Nosotros fuimos líderes que nos tocaba trabajar por la mañana e ir al sindicato por la tarde o en jornada contraria.
Eso era un principio de clase, un principio por fortalecer y organizar. Pienso que hoy en día se ven los resultados con esos espacios que se han logrado, afortunadamente, a través de todas estas luchas. Pero, fundamentalmente, también en los grandes pasos que han dado las diferentes fuerzas y movimientos por recuperar realmente un Estado Social de Derecho.
- Era un sindicalismo consciente, realmente por convicción, ¿Verdad?
Sí. Era un sindicalismo que nacía. Nosotros no pensábamos individual o personal. Inclusive, sacrificábamos las familias. Nuestras familias las dejábamos a un lado y nosotros nos dedicábamos y asumíamos todos los riesgos que había que tener para poder sacar adelante muchas tareas y nunca nos achipalábamos como se dice popularmente, sino que, todo lo contrario, teníamos una fortaleza porque la verdad el liderazgo. Recuerdo, por ejemplo, las lecturas que hacíamos de los clásicos del marxismo, del leninismo. Igualmente, también los bienes terrenales del hombre de Leo Huberman, las Venas Abiertas de América Latina de Eduardo Galeano, mucha bibliografía. Empezamos a entender que realmente había que tener una posibilidad económica, organizativa y política, no solo quedándonos en la lucha como se dice en el argot estomacal, sino una lucha política que es lo que creo y el resultado y la emoción fue tan fuerte la que tuvimos el día que nuestro presidente Gustavo Petro Urrego quedó como presidente de los colombianos, porque creo que pasará a la historia y pasarán muchos años o muchas décadas porque vuelva a ver un fenómeno político e individual, también colectivo para una persona así poder lidiar tantas circunstancias de hecho que se le presente en la vida cotidiana de este país.
- Un período aciago fue el Estatuto de seguridad de Julio Cesar Turbay Ayala y el chafarote Luis Carlos Camacho Leiva. ¿Cómo vivió usted este período?
Era para entonces un jovencito, porque yo inicié a la edad de los 18 años en el magisterio. La verdad es que comencé a tener, primero porque venía del Líbano y en el Líbano teníamos una tradición, era que nosotros le dábamos la vuelta al parque en sentido contrario de las mujeres en el otro sentido, era una forma como de enamoramiento, pero al mismo tiempo, era un tertuliadero donde nosotros ya empezábamos a leer muchos clásicos y sobre todo la intelectualidad de esta camada de mujeres y hombres y de luchadores de la época. Pues cuando llegamos ya teníamos ese “sarampión” y ya cuando llegamos, entonces, lo primero que observamos fue a nuestros dirigentes, como hacían sus planteamientos y cómo eran sus debates en las asambleas y cómo teníamos que adquirir la mayoría de edad. Afortunadamente, la alcanzamos, porque entendimos que el asunto era luchar, precisamente, por lograr unas mejores condiciones de vida, Y la verdad fue que, en 1977, nos cogió el Paro Cívico, y ese Paro Cívico la verdad fue “monstruoso”. Yo nunca había entendido. Estaba en el Líbano haciendo el sexto de bachillerato, que se decía en esa época, hoy en día el once, ya como bachiller, cuando llegaron, precisamente, la fuerza y a través de gases lacrimógenos y de otras expresiones, la verdad nunca había entendido, los aparatos ideológicos y represivos del Estado, como eran de represivos, de autoritarios, de dominantes y cómo aplacaban cualquier forma de ver la vida y de tener la visión y el enfoque de cómo transformar esta sociedad. Éramos unos, por qué no artesanos, que empezábamos con nuestro fervor. Pero, la verdad es que tenemos que decir también y creo que le debemos mucho a estas formaciones y por eso nos mantenemos hoy en día conscientes, consecuentes, siempre al lado de los sectores populares, de las luchas, de las organizaciones políticas de izquierda o democráticas también que realmente estén por un cambio, por una transformación y que coadyuven ojalá algún día a que esto realmente lleguemos a otro, por qué no a superar las condiciones del capitalismo feroz, excluyente, donde socializa la miseria y privatiza la ganancia.
- Según su criterio, ¿Ha mejorado o desmejorado la lucha sindical en Colombia?
La lucha sindical en Colombia tiene varios momentos e hitos. Yo sí creo que en este momento es muy diferente la lucha que se libró entre el ayer al hoy o al mañana. El ayer éramos mucho más organizados, mucho más consecuentes, mucho más disciplinados a la causa, independiente del movimiento donde se militara; hoy en día, dada la tecnología, dado los medios de comunicación, dado el factor existencial, hoy tenemos una situación totalmente diferente frente al nuevo dirigente. Por qué no, ha llegado mucho oportunista, ha llegado también mucho pequeñoburgués, ha llegado gente que, si bien tiene algunos méritos, vienen más por lo personal, lo individual que, por lo colectivo, por la formación, por ayudar. Muchas veces también hay ciertos dirigentes que se han enriquecido a costillas, naturalmente, de todos estos procesos y no han jugado un rol, un papel protagónico que realmente uno los vea y que pueda hoy en día construir. Ya nadie hoy vende la prensa, ya nadie le cotiza al movimiento, ya nadie asiste a la reunión, sino se le reconoce un estipendio. En fin, ha cambiado. Pienso que hay una metamorfosis, pero que tampoco podemos decir que es también porque hoy en día hay un asedio muy grande de los medios que están en unas manos que no permiten ver la verdad. Entonces, necesitamos esas personas que ausculten la verdad y la verdadera historia. Si hoy en día, pudiéramos establecer una mejor formación, un mejor conocimiento sobre nuestras realidades, creo que realmente, pudiéramos cambiar y pudiéramos mejorar mucho también los aspectos organizativos y, fundamentalmente, la unidad. Yo creo que ayer lo hicimos, hoy se hace cada vez más difícil, cada uno quiere formar un “sindicatico”, una parcela a nombre de fulano de tal y le saca réditos y provecho. Y, lo más grave de todo, es que se amanguala con la patronal a hacerle daño, precisamente, al movimiento campesino, al movimiento indígena, al movimiento magisterial y a muchos sectores de la sociedad civil.
- ¿Recuerda algún nombre de algún líder que lo haya marcado, que le haya dado luces en la lucha sindical?
Tengo un verdadero maestro, creo que es un maestro de maestros, mis respetos. Hoy en día se encuentra en el ancianato de Cajamarca (Tolima). Es el compañero Buriticá. Ese compañero, sin ser un tipo formado en ninguna universidad ni nada de eso, una forma de ver la vida de manera práctica, de traducir la teoría científica o marxista o materialista a la realidad, un maestro de verdad. Fue para mí un punto de referente. Tuve la oportunidad de compartir con él. Mis respetos y mis reconocimientos.
Hay una serie de compañeros que también lo han hecho bien a lo largo de la historia. Obviamente depende de su enfoque, depende de su carácter y de otros aspectos de la psicología. Pero creo que otra persona, indistintamente, a pesar que se quedó un poco rezagado Arnulfo Arce, también fue otra persona, cuando yo llegué a esa hora, lo vi como una persona que podía de pronto, pero con el tiempo, naturalmente, se colgó, se quedó. Pero, a él le debo un reconocimiento. Hay varios dirigentes. Un Pedro Antonio Varón, también hay que reconocerle. Creo que un maestro de maestros, un Héctor González, con el que tuve la oportunidad compartir en la CUT, creo que es un tipo muy formado en la lucha, en la negociación, en la desperdicia de enfrentar la patronal. Yo creo que es un hombre. Siempre lo admiro, lo valoro, lo respeto, porque me parece que es un hombre de aprenderle mucho.
Ustedes también, siempre usted, compañero Lombana, que lo he visto en las luchas y lo he visto en sus medios de comunicación, nunca lo hemos visto claudicar. Todo lo contrario. Ha mantenido una prensa libre, una prensa independiente y eso es muy importante. Así, hay otros ejemplos. Un Rossemberg Bernal, me parece que es un buen tipo desde el punto de vista como estudioso. El problema de nuestro gran amigo Rossemberg es el de haber sido, haberse quedado sin militar en una organización política, un desperdicio, prácticamente. Pero es un hombre acucioso y uno le puede aprender en esa parte.
En nuestra época hubo un amigo, un compañero Arnulfo Romero, en Atpemo. Ese hombre me pareció también, era muy serio, pero muy estudioso. Siempre valoro mucho las personas que estudian, que van a la praxis, a la práctica. La teoría la traducen y siempre tienen una posición correcta de enfrentar o confrontar o de nunca claudicar, ni dejarse vender por cualquier espejito que se le pueda presentar. Son personas, quizás uno pudiera hablar, obviamente, eso es en nuestro medio, porque, obviamente, uno tiene teóricos como Fals Borda, los maestros clásicos que son los grandes. Hoy en día, estoy conformando un grupo de tertulias, nos reunimos cada ocho días, cogemos un libro, lo analizamos. Son una o dos horas, de una riqueza de formación que realmente es muy importante en el devenir de esa vida del conocimiento, la actitud y sobre todo, de la praxis.
- ¿Qué ganó, qué perdió usted con la lucha sindical?
Yo gané mucho. Pienso que gané mucho en mi proyecto de vida; mi proyecto de vida ha sido ordenado, pienso que pude contribuir con muchas cosas con la gente, ayudándola. Nunca miré a quien servía, siempre recogí una frase de Sandino que decía que “ayudar a servir al que no necesita, no solo como parte del deber, sino de la felicidad”. El hecho de ganar en Colombia una reivindicación para los trabajadores, era mi mayor premio, mi mayor trofeo. Ese era.
Pienso que gané mucho en esa parte y en mi vida que me falta, poco o mucho tiempo, la verdad es que lo voy a hacer de la manera más correcta posible, siempre estaré al lado de quienes han luchado y se la han jugado por este país.
Eso en cuanto lo que me ha dejado, me ha ayudado esa lucha, esos cuarenta años, aprendí muchas cosas. Aprendí el tema de cómo se negocia, el tema de organizar la gente, el tema de la oratoria, tema importante, el tema sobre el manejo de los medios de comunicación, el tema de cómo organizar la gente. Yo pienso que aquí estuvimos y valga la pena decir con el Comando Unitario, estuvimos haciendo un trabajo extraordinario. En el estallido social, creo que jugamos un rol. Quién nos lo reconozca o no lo reconozca, ese no es el problema. El problema es que están los resultados con ese estallido social, me parece que fue importante. Estuvimos con la CGT, con la UTC, con la CUT, naturalmente y lideramos esos procesos. Hubo una unidad que yo creo que pasarán muchos años para que se vuelva a dar esa unidad, porque no es fácil.
No queremos decir que vamos a hacer los únicos, ojalá que se diera y que se buscara algún día tuviésemos en Ibagué o en el Tolima, ya no tantos “aparaticos” y tantas organizaciones, sino que pudiéramos llegar a una fusión finalmente.
- Si volviera a nacer, ¿Volvería a ser sindicalista?
Volvería a ser sindicalista y volvería a ser de izquierda.
- Durante su ejercicio sindical usted mantuvo buenas relaciones con el Partido Comunista. ¿Qué lo animaba?
Cierto. Tuve un referente. He sido un asiduo lector del semanario VOZ La verdad del pueblo, de los documentos y de toda la información y de sus actuaciones. Yo pienso que el Partido Comunista ha sido un movimiento que ha marcado un hito en la historia de este país, sin lugar a dudas, durante las diferentes luchas, luchas que se traducen, naturalmente, en mucho bienestar y que serán llamados, lógicamente, en el mañana a ser una fuerza representativa y con muchos espacios y con nuevas formalidades, pero, al fin y a cabo, siempre en una línea de conducta a favor del pueblo. Eso es muy importante.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario