A pesar de la importancia en la lucha de los campesinos y campesinas del departamento del Tolima, no ha tenido esa inspiración para ser protagonista en el siglo XXI. Lo único interesante es que se sostiene a trancas y mochas, lo cual ciertamente, resulta importante.
Con todos los traspiés que se le pueda adjudicar se mantiene, se espera que en el 2024 sea el año del despegue para este sindicato campesino. Momentos difíciles ha soportado esta organización. En su momento, hasta simpatizantes del paramilitarismo se tomaron la directiva, oportunistas dispuestos a sacar partida personal solamente.
Incluso, se fundó un paralelismo con el fin de asfixiar dicho sindicato. Astracatol, estuvo en el escenario campesino del Tolima dispuesto supuestamente a opacar a Sintragritol. Algunos miembros de esta directiva con poca capacidad de lucha, de organización y de conciencia de clase, se dedicaron a visitar los pocos nichos de la organización campesina de Sintragritol invirtiendo algún dinero y haciendo promesas a diestra y siniestra. Muchos líderes campesinos ilusionados, renunciaron a esta organización y se afiliaron a la nueva con la alharaca de que era la redención para el campesino tolimense.
Todo fue una tempestad huracana de corta vida. Sintragritol, como el ave fénix, salido de las cenizas siguió bien, regular o mal, batallando y prueba de ello es que hoy se sostiene con todas sus limitaciones.
El campesino, con el optimismo que le caracteriza, considera que en el presente año puede desarrollarse y crecer cuantitativa y cualitativamente cumpliendo con su objeto social. Es la fe del carbonero que hay que tener con una acertada orientación.
A nuestro modo de ver, el Sindicato debe centrar su accionar teniendo como base el primer punto del acuerdo de la Habana, entre el Gobierno Nacional y las Farc. De igual manera, la propuesta de reforma agraria del gobierno del cambio que lidera el compañero Gustavo Petro Urrego.
Con base en esos dos documentos, el Sindicato debería tener un programa mínimo, ampliamente discutido con los campesinos y las campesinas del Tolima. Respetar y cumplir conscientemente los estatutos, compartiendo la estructura orgánica de la organización sindical. Cada lorito en su estaca.
Planear, cerrándole el paso a la improvisación. ¿De qué nos sirve no perdernos eventos nacionales y regionales, si las conclusiones de dichos encuentros no las materializamos en la práctica? Es tanto como arar y arar, pero nunca sembrar.
El sindicato debe tener una brújula y cerrar filas alrededor de ella. Los egos deben ceder para que se desarrolle y brille con luz propia el accionar colectivo.
Sintragritol es puntal fundamental para el campo tolimense en estos momentos, no se puede malograr la gran oportunidad y ni centrarnos exclusivamente en la crítica por la crítica. Hay que ser propositivos y dimensionar el momento histórico que vive el campo colombiano.
Hay que tener claridad y madurez para orientar la dinámica de las subdirectivas, permitiendo que éstas se desarrollen y cumplan con su misión. Pretender abrazar todo a la fuerza, sin planeación y con el simple voluntarismo es un craso error. Líder no es el que hace, es el que sabe orientar procesos, sabe delegar y tiene la capacidad de unir.
Hagamos una cruzada por la defensa de Sintragritol para que cumpla con su misión histórica. No es desmoralizando a los que hoy están al frente con todos sus emocionantes errores, es estimulando y concretando acciones colectivas con el concurso de todos y todas para mejorar y avanzar. El sindicato debe crecer en todos los campos posibles. No hay que colocar imposibles y trabas para que el campesino no se vincule a él. Menos palabras y más acción, menos teoría y más práctica. He ahí el secreto del éxito.
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