viernes, 14 de abril de 2023

Sentido adiós a la profesora Luz Amparo del Rosario Lozano Olaya

 


Por Nelson Lombana Silva

El funeral de la profesora y rectora del colegio Juan Carlos Barragán Troncoso, con sede en el corregimiento de Lisboa, municipio de Anzoátegui (Tolima), se realizó en Ibagué, este 12 de abril, después de las once de la mañana. La solemne eucaristía exequial concelebrada, se realizó en el templo María Auxiliadora y luego, su cuerpo fue trasladado al cementerio La Milagrosa, donde descansará para siempre.



La profesora Luz Amparo del Rosario Lozano Olaya, ejerció su bella y noble profesión durante cuarenta años, la gran mayoría en esta institución, donde brilló por su profesionalismo, el amor a la pedagogía y el compromiso de educar y formar a nuevas generaciones.

Cientos de personas venidas de este corregimiento y del municipio, acompañaron su cuerpo hasta su última morada, expresando de esta manera su profunda gratitud por su obra realizada en esta parte del departamento del Tolima y, a su vez, solidarizándose con su señora madre Sixta Tulia Olaya, sus hijos, nietos, hermanos, sobrinos, familiares y allegados.

“Recuerdo mucho a la profesora. Era sonriente, amble de ojos grandes y espíritu generoso. Siempre había en ella una sonrisa y un deseo infinito de vivir”, dijo Argelis Lombana Silva, al lamentar su muerte.

Hay infinidad de testimonios que destacan su regia personalidad y su compromiso con la educación. Recuerda su hija, la doctora Nazli Galindo, que su madre llegó a Lisboa a lomo de mula y desde un principio compaginó con esta comunidad dando lo mejor de sí para educar y formar nuevas generaciones.

Fue una lideresa integral. El religioso que tuvo a su cargo la homilía, no ahorró adjetivos para destacar su liderazgo en las obras sociales y comunitarias en este corregimiento. “Ayudó en la construcción del templo, en las actividades que programaba la iglesia, en las obras sociales, en todas esas actividades siempre estaba presente la profesora y rectora”, señaló.

 Adiós mamá…

 

Lo más emotivo y conmovedor fueron las palabras de despedida que pronunció la doctora Nazli Galindo, hija y directora municipal de Cultura, en el templo. Tuvo valor para decirle adiós mamá, agradecer su crianza, enseñanza y la imagen positiva en la comunidad. “Mi madre fue buena, por eso, todo este acompañamiento”, dijo con voz entrecortada.

Destacó su liderazgo y responsabilidad como mujer, esposa, docente y madre. Su enamoramiento eterno con esta comunidad y su esfuerzo por ayudar al desarrollo comunitario. “Fue una mujer comprometida, responsable y generosa, capaz de compartir con cariño y completo desprendimiento”, subrayó.

Yo recuerdo a la profesora. Lisboa no tenía carretera y por nuestra finca cruzaba el camino rial. Ella entraba a nuestra pequeña fuente de soda a tomar gaseosa, unas veces sudorosa y en otras, untada de barro por todas partes, era tiempo de invierno y el camino se hacía intransitable. No había en ella amargura, siempre tenía una sonrisa primaveral, unas ganas infinitas de vivir y de salir adelante. Era una mujer valiente, laboriosa y desinteresada.

 

No hay duda: Murió una mujer honrada y trabajadora. “Si la sociedad fuera más justa, erigiría más monumentos a los héroes del trabajo que a los héroes de la guerra”, afirmaba el comandante Fidel Castro Ruz.

Por su parte, John Dalton señala que la muerte de un semejante me disminuye porque estoy atado a la humanidad. Desde esta perspectiva, expresamos nuestra solidaridad a esta prestante familia, muy especialmente a la doctora Nazli. Paz eterna en la tumba de la profesora y rectora, Luz Amparo del Rosario Lozano Olaya. ¡Ella vivirá en la conciencia social mientras no se olvide!

2 comentarios:

  1. Aún recuerdo la mañana de un sábado, no sé de que mes ni año, porque tendría yo tan sólo cuatro añitos, lo cierto es que mi papá ensillo nuestra vieja yegua colorada y se fue para el pueblo a encontrar a la profesora que venia a reabrir la escuela de Balcones, este día fue largo, cada rato salíamos al patio con mis hermanos a mirar para el alto a ver sí ya venía mi papá con la profesora, esta escena se repitió una y otra vez, hasta que cómo a las seis de la tarde alguno de mis hermanos lanzo un grito diciendo: ¡ya vienen, ya vienen! ¡Viene mi papá con la profesora! Todos salimos al patio a esperar que bajaran; apenas llegaron mi papá dijo: saquen un taburete y colóquenlo junto a la yegua para que se pueda bajar la profesora, todos corrimos para ganar a sacar el viejo taburete de madera y cuero, no recuerdo quién ganó, solo sé que la profe se bajó, saludo y de ahí en adelante mantuvimos un buen rato despiertos a su alrededor y a la luz de una vela conociendo a la profesora, en mi casa se hospedó como dos días y después se fue para donde la señora Lucinda; la mamá de Jaime Galindo, quien prontamente se convirtió en el esposo de la profesora Amparo. Pasarían tres o cuatro años cuando entré a la escuela matriculado para el grado primero y la profesora se convirtió en mi profe, más adelante nos hicimos compañeros de labores, yo profe en la vereda La Unión y ella rectora en Juan Carlos Barragán, después pasé a ser docente en La vereda Balcones y mi profe pasó a ser mi jefe, mi rectora. Recuerdo que el día de mi recibimiento como nuevo docente, mi jefe Amparo manifestó sentirse orgullosa de que su estudiante de primaria ahora fuese su compañero, porque la rectora Amparo siempre nos hizo sentir a los docentes como compañeros, no como subordinados. Todos los profesores que hemos pasado por Juan Carlos Barragán durante su rectoría, somos testigos de su inmensa bondad, de su sencillez, de su espíritu alegre, su fe religiosa, su amor por el folklore colombiano. Con relación a su amor por el Folklore tengo un triste recuerdo que en estos momentos nubla mis ojos y empaña mi pantalla: El año pasado cuando se acordaba el cronograma institucional, la profe Amparo nos pidió a su grupo de docentes que realizásemos una semana de folklore a nivel institucional, nos dijo, yo soy consciente de que esto demanda mucho trabajo de padres, estudiantes y maestros, pero quiero que lo hagan por mí, quiero que me complazcan con lo que me gusta, cuando lanzó estas palabras todos asentimos con la cabeza y decidimos que el folklore se realizaría y que la Juan Carlos Barragán volvería a hacer eco con su semana folclórica, luego me retiré de esta institución educativa y no sé por que no se realizó lo planeado para complacer a nuestra jefe, tal vez hubiese sido su mejor regalo; lo cierto es que quedamos en deuda con nuestra rectora.
    De mi infancia, escuela primaria y vereda Balcones, es imposible olvidar a quienes habitaban la escuela junto a la profe y su esposo, es decir a sus hijos, La doctora Marithza, a quien cariñosamente le llamo mi Marit; La doctora Nazly, mi Naz; a Delio Guiller y a Juancho. Tampoco se olvidan las visitas que desde Cajamarca hacía la Abuelita Tutuy(la mamá de la profe Amparo) a todos ellos mis sentidas condolencias y el infinito deseo de que se colmen de la fortaleza necesaria para afrontar este duro momento.

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