Por Nelson Lombana Silva
La Licenciada Luz Marina Roa Sierra, señala que el 23 de abril, es “el día del bibliotecario, del libro y del idioma español”, circunstancia que aprovecha para saludar a los bibliotecarios, las bibliotecarias, el libro y el idioma español. Señala: “Feliz día del bibliotecario, del libro y del idioma, para todos y cada uno de los que realizan esta loable labor”.
Con hermosas palabras saluda a sus compañeros y compañeras de labor, destacando la loable actividad de todos y todas y el papel determinante del bibliotecario y la biblioteca en la construcción del hombre nuevo, libre, autónomo y feliz.
En palabras suyas: “Felicitaciones a las compañeras y compañeros que con tanto orgullo llevan en alto esta bella labor en cada uno de los territorios. Muy orgulloso de hacer parte de un equipo de personas con las que soñamos con una ciudadanía responsable con la vida, capaz de leer el mundo desde la literatura y quienes encuentren en las bibliotecas un hogar. Celebramos una de las mejores labores del universo”.
Por su parte, la bibliotecóloga Constanza Chaves, también integrante de la red municipal de bibliotecas públicas de la ciudad de Ibagué, destaca la efeméride: “Feliz día compañeros – dice – merecido reconocimiento el día de hoy para cada uno de ustedes, por ser los artífices de los hábitos de lectura, la información y la cultura en las comunidades”.
Además, agrega una frase célebre: “Toda biblioteca está dotada por un alma que otorga a los libros de vida extraordinaria. Y nos muestra mil y un mundos hechos de palabras”. Agrega: “Es un bibliotecario o una bibliotecaria que nos invitan a disfrutar de cada página. Ellos son artífices de una noble magia”.
La doctora Nazly Galindo, directora de cultura, destaca el suceso, subrayando la labor de los bibliotecarios y las bibliotecarias pertenecientes a la red municipal de Ibagué. “Mil gracias por su labor maravillosa y por todo el bien que hacen a las familias de Ibagué”, ha indicado.
Pero, ¿Qué significa ser bibliotecario en el siglo XXI?
En un mundo tan globalizado y tan dominado por el consumismo, ser bibliotecario suena como “bicho raro”, como alejado del mundo moderno, virtual, como quedado de la historia y de los cambios vertiginosos y deslumbrantes que se suceden a diario. El mismo compañero Hernán Ruiz ve con suma preocupación lo que se ha dado en llamar: “Inteligencia artificial”.
No más para tener en cuenta la virtualidad. Es una realidad tangible imposible de desconocer e ignorar haciendo como el avestruz. Un joven que visitó la biblioteca Cañón del Combeima, decía que ya no tenía sentido leer un libro, que para eso ya estaba en Google el resumen y que el profesor calificaba el resumen porque él tampoco tenía tiempo para leerse el libro completo.
Pensar así, a nuestro parecer, es la deshumanización total de la especie humana atrapada en su propio invento, producto de un modelo económico que todo lo ha mercantilizado, hasta el noble derecho de pensar y ser feliz. Convertidos en mercancías, desaparecen los nobles sentimientos, sobre todo la capacidad de asombro. Nada conmueve. Se impone el pensamiento de Nicolás Maquiavelo: “El fin justifica los medios”.
La labor del bibliotecario y de la bibliotecaria, resulta quijotesca, utópica. Es como una hormiguita luchando contra un elefante. ¿Podría establecerse una correlación de fuerzas? Somos tan románticos y a su vez, tan suicidas que podríamos decir que sí. Es la razón contra la sinrazón fuerza libre del mercado. Mientras las fuerzas del libre mercado propugnan por una sociedad sin alma, sin corazón y sin sentimientos, la razón se empeña en recuperar la capacidad de asombro, el humanismo y así volver a disfrutar la belleza de una rosa o la hermosura que esconde la literatura, por ejemplo.
El bibliotecario o la bibliotecaria está inmerso o inmersa en esa compleja contradicción, tiene en su espalda la construcción de una nueva sociedad basada en la cultura, en las buenas costumbres y en el amor impoluto. No es una postura retrógrada y retardaría o pasada de moda. Es la fuerza de la condición humana que está en inminente peligro y que nosotros como bibliotecarios luchamos para que el lector piense, analice, tenga elementos de juicio y pueda superar la dictadura del mercado y el fatal individualismo. Solo no existo, existo en función social.
A veces pensamos que todavía no hemos dimensionado nuestra misión, ni destacado nuestra labor y asumimos que es una actividad elemental, que no da jerarquía, ni espacio en los medios de comunicación, ni ascensos, ni condecoraciones, ni premios. Eso no nos debe desmoralizar, ni desesperar. Hay que persistir e insistir en esta labor cada vez con más fuerza, disciplina, organización y donaire, pues estamos luchando por un país humano, soberano y digno al alcance de todos y todas. Nuestra labor inspira: Vida, esperanza, amor y cambio. Aspectos que no son de poca monta. Seguramente no lo reconocerá el hombre mismo, lo reconocerá la historia.
Así pues, saludamos a todos los bibliotecarios y todas las bibliotecarias de nuestra red municipal, del departamento, del país y del mundo. Un mundo sin odios, sin envidias, sí es posible y ayudamos a construirlo desde la biblioteca. El libro es el mejor amigo y el idioma la herramienta para comunicarnos entre sí, superando las contradicciones a través del diálogo y del humanismo. Feliz día, para todos y todas.
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