martes, 13 de septiembre de 2022

Cañón del Combeima, mundo mágico de la lectura

 


Por Nelson Lombana Silva

En desarrollo del programa: “Biblioteca al Aula” de la Red Municipal de Bibliotecas Públicas de Ibagué, hemos podido llegar a las escuelas del Cañón del Combeima, compartiendo intensas jornadas con los niños y las niñas desde la biblioteca Cañón del Combeima, ubicada en el hermoso y turístico corregimiento de Villa Restrepo.



Ha sido una experiencia enriquecedora y estimulante, por la receptividad de los docentes y la participación activa de los niños y de las niñas. La tarea de acercar el lector al libro, sin presión de ninguna naturaleza, poco a poco va arrojando frutos. La hora ya no es una camisa de fuerza, sino un espacio de gran expectativa que el niño espera con cierta ansiedad.

Tampoco es un monólogo donde el bibliotecario habla y el niño escucha. Completamente libre quiere participar de la lectura, de escribir un cuento o de dar una opinión espontanea sobre el tema que se está tratando. Cuando planteamos en estos centros educativos el tema de la xenofobia, por ejemplo, pensábamos que los pequeños y las pequeñas, les iba a resultar el tema “cansón” e intrascendente. No fue así. No solo descubrieron la esencia de la xenofobia, sino que adquirieron voluntariamente el compromiso de tratar el tema en sus hogares para ayudar a eliminarlo.


Estar leyendo un cuento y un niño o una niña, levantar la mano y decir: “Profesor, quiero leer” es realmente estimulante. Se coloca al frente de sus compañeritos y compañeritas y lee, sobreponiéndose a las críticas de sus mismos compañeritos y compañeritas. Se siente feliz, se siente importante.

Ellos mismos colocan la disciplina y corrigen a sus mismos compañeritos y compañeritas. Hay en cada rostro fresco una alegría desbordante. Se nota al llegar al respectivo claustro al preguntar con sumo interés: “Profe, ¿Va a leer con nosotros?

Al calor de la lectura, poco a poco lanzamos pinzadas sobre valores, desde una perspectiva humana y crítica, todo por la realidad humana de existir en sociedad. Comentamos que, una persona sola no puede vivir, necesita vivir en comunidad. Hacemos el planteamiento desde distintos ámbitos, escuchando con atención el concepto del auditorio. Discutiendo esos conceptos vamos sacando conclusiones y poco a poco nos vamos poniendo de acuerdo.

En esa dinámica, nos ayuda mucho el viejo y empolvado concepto pedagógico emitido por Paulo Freire, en cuanto a que “nadie educa a nadie, nadie se educa solo, todos se educan en comunión”.

Este concepto pedagógico nos permite establecer que ninguno tiene la verdad revelada, tiene una verdad parcial, que, con las demás verdades discutidas ampliamente, se llega a una gran verdad que refleja la verdad de todos y todas. Se descarta entonces, el odioso concepto que uno es el que sabe y el otro es el que no sabe. Aquí, todos no sabemos y todos sabemos. Se construye el conocimiento colectivamente, es decir, con el aporte de unos y otros.

Hay actividades que estimulan el proceso. Son estrategias que juegan un papel importante. Por ejemplo, las manualidades, el cine, la libertad para crear, jugar. Hace un buen rato, una niña se paró y me dijo: “Profesor, no me gusta su clase, porque no me gusta leer”. Lo primero que se me ocurrió decirle fue lo siguiente: “Niña, respeto profundamente su decisión. No te puedo obligar a que te guste la lectura. Pero, dime una cosa: ¿Cómo tomó esa decisión de no gustarte la lectura?”

La niña se puso en pie con cierta “arrogancia”. “Yo solamente creo en Dios, no en lecturas”. ¿Qué entendí? Que la niña era evangélica y solo admitía el texto bíblico. Le dije entonces: “La lectura de la biblia resulta emocionante. Hay que hacer el deber por leerla cada día mejor, para entenderla, sacarle provecho al mensaje y sentido a la vida. Estos son ejercicios para acercar al lector al texto. Aquí, no estamos imponiendo un texto en particular. Pongámonos de acuerdo: Yo respeto su decisión, se puede quedar en su puesto o salir a dar una vuelta por la cancha deportiva. A su vez, nos va a ayudar para que los demás niños libremente participen de la hora de la lectura. ¿De acuerdo? “De acuerdo”, me contestó.

Se quedó sentada en su asiento silenciosa, como meditabunda. Presentamos el nombre del libro, el autor y comenzamos la lectura, común y corriente. ¡Oh! Qué sorpresa: Fue una de las niñas que más disfrutó el cuento. A la final, participó activamente.




Son experiencias enriquecedoras que va uno asimilando en esta emocionante tarea de estimular la lectura. Una vez se me ocurrió decir que todo el conocimiento científico estaba en los libros y los libros en las bibliotecas al alcance de todos y todas. Un niño reflexivo, señaló: “Ahora sí entiendo entonces por qué es importante leer”.

La lectura es una emocionante actividad que debe comenzar en casa, aún estando el niño en el vientre, porque la lectura abre el camino al saber y el saber a defenderse y saber vivir en comunidad. La lectura nos hace persona, humana y feliz. Leamos…




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