jueves, 20 de febrero de 2020

Paro eleno se sintió en vastas zonas del país

Paro armado de 72 horas. Foto: 90 minutos
Por Nelson Lombana Silva

El reciente paro armado de 72 horas decretado por el movimiento guerrillero Ejército de Liberación Nacional, se sintió con fuerza en vastas zonas del país. Los habitantes acataron la iniciativa y de alguna manera se sumaron a la protesta contra el desprestigiado gobierno de Iván Duque Márquez y sus políticas nefastas para el país nacional.


Ni el militarismo recalcitrante, ni el contingente de la CIA y demás aparatos armados del Estado, estuvieron en capacidad de abortar la protesta de la insurgencia armada que opera en casi todo el territorio nacional. En las goteras de la ciudad musical de Colombia, Ibagué – por ejemplo – se sintió; caso concreto del Cañón del Combeima y otras zonas rurales de esta municipalidad donde el gremio de Jeep paralizó su actividad rutinaria en algo más del 95 por ciento.

En departamentos de Chocó, Cesar, Norte de Santander, Cauca, Valle del Cauca y región del Magdalena Medio, la protesta se desarrolló con más fuerza. Se señala que en el Chocó se paralizó el comercio y el transporte en algo más del 80 por ciento. “Por las carreteras y los ríos la parálisis fue total”, dijo Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó.

Eso indica que la lucha guerrillera en Colombia no está derrotada, ni ha perdido vigencia, ni está rebasada por la historia. El incumplimiento del Estado al Acuerdo de paz de la Habana, su fracaso, se convierte en motor acelerador de esta forma de lucha revolucionaria en Colombia. Además, la criminalidad del régimen  que no cesa el terrorismo de Estado y las políticas antidemocráticas contra el pueblo con cascadas de impuestos, salarios de miseria, corrupción, ventajismo y entrega de la soberanía nacional a los Estados Unidos con sus nueve bases norteamericanas en lugares estratégicos de la martirizada Colombia, sustentan la lucha que se viene librando desde vastas zonas del país.

En esas condiciones concretas, se hace necesario levantar con más fuerza y decisión la bandera de la paz y la reconciliación nacional, salida política a través del diálogo y las transformaciones mínimas que urgen las masas oprimidas y explotadas por esta burguesía vende patria, criminal y salvaje. Reabrir el diálogo con el ELN es urgente. El pueblo unido debe exigirle al presidente asumir una postura de esta naturaleza en el menor tiempo posible, pues el futuro de la humanidad es la paz y no la guerra.

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