Gustavo Petro, capital del departamento del Valle del Cauca. Fotos: Santiago José Mena C |
Registramos con beneplácito la coincidencia del análisis del debate electoral del pasado 11 de marzo para elegir congreso de la república, que presenta el editorial del semanario VOZ La verdad del pueblo en la edición número 2924 que está en circulación y que un par de “genios” de Bogotá descabezaron sin consideración alguna haciendo alarde de poca visión política para analizar todos estos temas relacionados con el devenir político.
Por supuesto que en cuestión de análisis del devenir político en un país como Colombia tan subyugado a los Estados Unidos y tan corrupta su clase dirigente tradicional hace más de 200 años, no resulta fácil y nadie actuando con sensatez se puede adjudicar la verdad revelada y última sobre el particular.
Dice el compañero editorialista, Alfonso Conde Cotes: “Para asegurar su paso a segunda vuelta los sectores democráticos que han trabajado por la construcción de la paz tendrán que unir sus fuerzas como la única opción válida de defensa del proceso construido y del avance de las conversaciones con el ELN”.
No hay otro camino factible que la unidad de las distintas expresiones de la izquierda, sectores democráticos e incluso, personalidades decentes y democráticas.
Porque no estamos enfrentando a un redil de mansos corderos, estamos enfrentando a una verdadera jauría inescrupulosa, asesina, mentirosa y mafiosa. Una jauría que hará todo lo posible e imposible por no perder el poder que han ostentado ilegal e ilegítimamente durante más de 200 años, unas veces con el sello rojo y en otras con el sello azul, pero siempre al servicio de la clase dominante: La burguesía.
En este momento estelar e histórico que vive Colombia donde hay una gran oportunidad de comenzar la nación a transitar un camino distinto, pulcro y decente, con la activa participación del pueblo organizado y en acción, hay que hacer un llamado vehemente, clamoroso y patriótico a los abstencionistas para que asuman una postura enhiesta y acorde con la batalla que se está librando.
En las elecciones del 27 de mayo, realmente no caben términos medios, no caben neutralidades, ni apatías, ni indiferencias. Resulta fundamental aprovechar estos días para inscribir la cédula en la parte más cercana a nuestra residencia y no sacar disculpas baladíes.
Llegar hasta donde hemos llegado no fue tarea fácil. Gustavo Petro casi es asesinado en Cúcuta por la mafia y el narcotráfico con el aval del gobierno nacional. Aída Avella Esquivel, senadora electa por el Partido Comunista y la Unión Patriótica, casi es linchada por uribistas en Medellín (Entiéndase uribista, sinónimo de mafia, corrupción, violencia y explotación).
Es más: 64 ex miembros de las Farc y algunos familiares, fueron asesinados en medio del fragor de la campaña, 224 líderes, lideresas en derechos humanos, sindicales, campesinos, indígenas, corrieron la misma suerte en el último año. A los candidatos de las Farc, también por poco los linchan gentuzas pagadas por el Centro Democrático, el Partido de la U, Cambio Radical, Partido Conservador, etc.
Los bancos cerraron los créditos, se impuso la incomunicación mediática, publicitaron mentiras en cantidades industriales, calumniaron y cabalgaron sobre el miedo para obligar al pueblo a votar por los mismos y con las mismas.
A pesar de todos esos hechos reales, tangibles, el gobierno nacional, afirmó cínicamente que habían sido unas elecciones en paz, puras y transparentes. Solo en el Tolima se presentaron más de 144 quejas el día elecciones. Tan transparentes que muchos tuvieron que votar con copias, caso insólito, que seguramente solo ocurre en Colombia gobernada por esta rancia oligarquía.
Haciendo una lectura objetiva y detallada, se puede proyectar la campaña de respaldo a Gustavo Petro; hay que hacer una lectura crítica y analítica pero en movimiento, en la calle y en la vereda. La batalla ideológica, la fuerza de las ideas, el calor de la justicia, se impondrá más temprano que tarde. Hay que dejar pequeñas discusiones bizantinas en el cuarto de san alejo, el árbol no nos puede impedir ver el bosque en toda su dimensión. “A la carga”, diría Gaitán. A multiplicar nuestro voto por Gustavo Petro Urrego…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario