sábado, 3 de marzo de 2018

Atentado contra Gustavo Petro, acción organizada de la extrema derecha

Los promotores de esta concentración en Cúcuta cuestionaron que el decreto restringe los derechos a la libre reunión en espacios públicos. Foto:Joaquín Sarmiento - AFP
Por Nelson Lombana Silva

Gustavo Petro Urrego, candidato presidencial por el movimiento Colombia Humana, fue víctima de un atentado en Cúcuta (Norte de Santander), el 2 de marzo, cuando se disponía a presidir gigantesca concentración política.


El carro en el cual se desplazaba fue agredido violentamente, destrozado el blindaje. La manifestación fue disuelta no por el candidato presidencial, sino por la policía, indicó el mismo dirigente nacional agredido al hacer el balance de los violentos hechos.

Dijo también que fueron siete buses repletos los que movilizaron a las personas al parecer pagas para que sembraran el caos e impidieran la concentración y agredieran la numerosa comitiva.

Sin embargo, lo más grave que denuncia Petro fue la postura de la policía. En vez de garantizarle la debida seguridad lo llevó al sitio de mayor vulnerabilidad al parecer sin los protocolos de seguridad.

De igual manera, la postura del alcalde de esta ciudad capital de prohibir la manifestación política, postura que no hizo ni con Uribe, ni con Germán Vargas Lleras. ¿Mandado por quién?

Sistematicidad del régimen antidemocrático

El repudiable suceso demuestra la catadura del sistema antidemocrático e intolerante que no está dispuesto a permitir opción distinta a la derecha y extrema derecha. Todo lo que vaya a favor del pueblo, no es admitido. Y lo más grave: No es rechazado con argumentos, como sería lo obvio, sino a sangre y fuego. Violentamente.

Además, no es un hecho accidental o fortuito. Es un hecho programado y debidamente orientado por los fieles exponentes del guerrerismo ubicados en la derecha y la extrema derecha.

Comenzaron con la campaña presidencial del Partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc) y su candidato Timoleón Jiménez en los departamentos de Quindío, Risaralda y Valle. Siguieron con la candidata al senado por la lista de la decencia Aída Avella Esquivel en Medellín y ahora contra Gustavo Petro. No es un hecho aislado.

Causa indignación, igualmente, la forma como los medios masivos presentaron el suceso. El canal Caracol de televisión, en su afán de bajarle impacto al atentado contra Gustavo Petro, presentó la noticia como una simple reacción a la forma como el pueblo viene rechazando la presencia de Uribe y el uribismo en las plazas públicas donde se viene presentando. Una especie de empate.

Jorge Alfredo Vargas, dijo que el carro donde se movilizaba Gustavo Petro había sido blanco con objeto contundente, cuando las primeras imágenes señalaban que al parecer el carro fue impactado con arma de fuego de largo alcance.

Responder la intolerancia con votos

Bien es sabido que la derecha y la extrema derecha vienen utilizando como estrategia la violencia, el miedo y el terror, para que la gente salga a votar con rabia y no con conciencia social y de clase.

¿Por qué? Porque no tienen argumentos para convencer y entonces acuden a explotar los instintos primarios del ser humano para favorecimiento de sus intereses de clase.

La izquierda, y en general el pueblo, no pueden caer en esta celada. No deben responder con más violencia, hay que responder son con votos, con unidad y con organización popular, sindical, indígena y campesina. Esa debe ser la respuesta ante este horrible y monstruoso atentado.

Recordemos que esta clase dominante ha sido tradicionalmente criminal. El general Rafael Uribe Uribe fue asesinado a pura hacha en las escalitas del Palacio presidencial; Jorge Eliécer Gaitán, cayó villanamente asesinado el 9 de abril de 1948; los candidatos presidenciales: Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Osa, Pizarro León Gómez y Luis Carlos Galán Sarmiento, corrieron igual suerte.

Ante estos hechos, teniendo en cuenta también, que el poder en Colombia está en manos de la mafia, la corrupción y el ventajismo, se hace necesario la más fuerte unidad de la izquierda y los demócratas en aras de construir colectivamente una nueva clase dirigente, basada en la honestidad, el humanismo y el respeto de los derechos humanos, la paz con justicia social y la sana convivencia con la naturaleza y el medio ambiente.

Así las cosas, el 11 de marzo hay que votar por la paz que encarnan Petro y la lista de la decencia, rechazando la violencia que encarnan la derecha y la extrema derecha. Colombia realmente necesita una segunda oportunidad como la familia de los Buendía de la obra Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez.



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