martes, 5 de abril de 2016

¿Volver a dialogar yo con yo?

Por Nelson Lombana Silva


La burguesía, a través de sus medios masivos de comunicación, viene proponiendo de alguna manera abrir de nuevo diálogo con las bandas paramilitares que se encuentran exacerbadas en todo el país por estos días en busca de hacer abortar el proceso de paz con las guerrillas y de paso llamar la atención. Creemos que ninguna persona cuerda y sensata se opone al diálogo, por cuanto este es la más diáfana manifestación del ser civilizado. Lo último que puede perder el ser humano es la posibilidad a dialogar, discutir, discernir y controvertir a través de la palabra y del diálogo civilizado. Darío Echandía, diría por lo menos de dientes para afuera: “Es mejor echar lengua que bala”.



En este caso que viene promocionando activamente los medios masivos de comunicación, propiedad de la burguesía y el imperialismo norteamericano, no podría ser la excepción. Sin embargo, habría que hacer precisiones puntuales. Eso ayudaría a clarificar el horizonte, aportaría elementos de juicio para el correcto entendimiento por parte del pueblo colombiano e incluso, de la comunidad internacional.


Sería entender que un diálogo de esta naturaleza sería entre ellos mismos, entre la misma clase social dominante que tiene a Colombia al filo del colapso colosal y total. Fue lo que acertadamente llamaron los Comunistas y el semanario VOZ La verdad del pueblo  sobre el show de Santa Fe de Ralito durante la era escabrosa de Uribe Vélez como un “diálogo de yo con yo”.


Una persona medianamente crítica y analítica sabe perfectamente que el paramilitarismo hace parte de la estrategia militar en Colombia y que es un invento de los Estados Unidos que ha venido aplicando en distintos países del mundo, entre ellos, el nuestro.


Se vio clarito en la reciente marcha para – uribista. Mientras el Centro Democrático publicitaba la marcha usando los medios masivos, derrochando dinero a montones, el paramilitarismo lo hacía en las redes sociales y amenazando directamente a las comunidades en distintos departamentos del país, moviéndose por regiones “coincidencialmente” fuertemente militarizadas.  ¿Tienen el poder de volverse invisibles en los retenes militares? Podría ser.


Lo cierto es que la oligarquía, por intermedio de su presidente Santos, debe presentar soluciones concretas al fenómeno del paramilitarismo y si éstas están dialogando “yo con yo”, pues que lo hagan y den muestras claras de querer realmente un proceso de paz con justicia social.


Con lo que no se puede estar de acuerdo es con el cuento chino de que paramilitarismo es una cosa y el militarismo otra, que no hay entre ellos estrecha relación y que mutuamente buscan destruirse. A otro perro con ese hueso. Paramilitarismo – militarismo, el binomio de la muerte, defiende y protege los intereses de la clase dominante, es decir, la burguesía. Esta es la cruda realidad, no hay otra.


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