lunes, 3 de marzo de 2014

¿Por qué la pobreza en campesinos y citadinos de Colombia? (Ensayo)


Por Nelson Lombana Silva



1.- Campesino por convicción


Soy campesino por tradición y convicción. Conozco el campo como la palma de mi mano. Permanecí allí más de treinta años, comiéndome las verdes y las maduras, maldiciendo en voz baja donde nadie se diera cuenta. La infancia, la niñez y la juventud transcurrió al aire libre, bajo la sombra de los árboles, los ríos y las cañadas, los cafetales, los guaduales y los cañaduzales, unas veces bajo la lluvia y en otras bajo el sol metálico.



Sé lo que significa transitar caminos enlodazados, polvorientos, curvos y pendientes, estrechos y amplios; sé lo que significa arar la tierra, recolectar café, sembrar agricultura, abonar, aporcar y saborear productos frescos recién tomados de la madre naturaleza, como la yuca, el plátano, las hortalizas, la papá, el fríjol, la alverja, el maíz, etc.


Sé el asco como la ciudad mira al campesino. La burla y el desprecio de la autoridad hacia el campesino. Somos considerados personas de tercera y cuarta categoría. Entrar a una oficina del Estado es toda una odisea. No hay tiempo, los funcionarios perfumados y con lenguaje exótico nos miran con desprecio y se aburren con nuestra presencia. Con cualquier mentira nos sacan de taquito, cierran la oficina con brusquedad, nos sacan a empellones y a eso llaman “Buena Educación”, es más: “Civilización”.


Sé cómo es el campesino. No porque me lo haya enseñado la universidad. Simplemente porque soy campesino, amo el campo y no me avergüenzo de haber nacido allí, crecido y criado entre las flores y el murmullo de los pájaros multicolores. El viento huracanado, la tempestad borrascosa, mi madre apaciguando a la madre naturaleza con una cruz de ceniza y un pedazo de esperma; el vecino anunciando que va haber tempestad porque el burro se está rascando con fuerza, mi padre dando la hora exacta mirando de reojo el astro rey o mi abuela anunciando tragedia porque de sorpresa irrumpe una mariposa negra o el canto del pájaro tres pies. 


Todo hoy está corrompido. Es una enfermedad generalizada a todo nivel. Nunca como ahora se han perdido los valores humanos, la palabra empeñada, el respeto por los mayores, la honradez, la admiración, la sencillez, el entusiasmo y el sacrificio. Todo está manga por hombro. Si hay algo de esos férreos valores de nuestros mayores, aunque sea un trisito es el campo, en el campesino. Si tenemos un peso eso decimos: tenemos un peso; si es hoy es hoy, si es mañana es mañana; nadie se va de la casita con hambre, se comparte lo que halla en la pobre alacena o economato. Todo es igual. Allí no existe el privilegio. El campesino no es envidioso, violento, avaro o mentiroso.


Nada de esas pestes viene del campesino. Al contrario, es víctima de todas esas plagas que pululan en los barrios ricos de las grandes urbes. Plagas inventadas por el mismo Estado para garantizar la existencia placentera de una clase social, en detrimento de la otra. Tuvo que pasar mucha agua bajo los puentes para entender que en Colombia hay dos clases sociales antagónicas e irreconciliables: Ricos y Pobres. Es decir, Burguesía y Proletariado. Eso parece como descubrir que el agua moja, pero no es así. Tiene enorme importancia caracterizar estas dos clases sociales, mirar sus contradicciones, la historia para entender el presente y proyectar el futuro.


Es como comenzar a derribar el gigantesco velo que manos “invisibles” nos han colocado sin darnos cuenta para que no pensemos con criterio propio, con autonomía y con libertad. Hoy los campesinos, los indígenas y los obreros colombianos no tenemos esa posibilidad, otros vienen pensando y decidiendo por nosotros con mentiras y múltiples argucias.


Es dado escuchar entre los labriegos conceptos como estos: No hay nada que hacer; todos son lo mismo; tienen que existir ricos y pobres; Dios ha creado a unos para mandar y a otros para obedecer; es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico salvarse, ¡Pobrecitos, hay que orar por ellos! Los campesinos valemos solo en período electoral; hay que aprovechar las elecciones para conseguir un mercadito, una teja de zinc o un bulto de cemento, ¿Para qué luchar?, sálvese quien pueda, nadie hace por uno nada…


Son largas las reflexiones que suele hacer el campesino, el indígena o el obrero en medio de su crisis, en medio de su drama permanente y en medio de la terrible soledad. Cada ser humano de estos sectores camina masticando su propio drama sin saber las causas y mucho menos las posibles soluciones. Su concepción es que todo está dado de una vez y para siempre, todo es inmodificable, inmutable, estático. En resumidas cuentas: No hay nada por hacer, todo está hecho de esta manera y no hay posibilidad de nada. El pobre será pobre y el rico, rico y punto. Quizás algunos gaseosamente acudan a la idea de Dios y digan con cierta sorna: “Solo un milagro divino nos podría salvar de esta hecatombe, de este apocalipsis bíblico. Nadie más”.


Cambiar esa mentalidad no es fácil, pero tampoco imposible. De todas maneras, exige un esfuerzo mayúsculo de los que han podido con mucho sacrificio saltar esa cortina grisácea y encontrar la verdad clara y concreta, verdad que durante milenios ha permanecido en el sótano oculta, tergiversada y apresada entre barrotes de infamia e injusticia.


Una mentira mil veces repetida se convierte en verdad. Eso es lo que ha pasado. Por eso pensamos con pesimismo, espíritu de inferioridad, comportamiento divisionista, resignación y miedo a lo desconocido. Se hace carrera el dicho reaccionario que dice: “Es mejor malo conocido que bueno por conocer”. Entonces, aceptamos la miseria, el desempleo, la pobreza, la exclusión y la explotación del hombre por el hombre en todas sus formas y manifestaciones como algo “natural”, “lógico”, “digno” y “normal”.


Pues bien, queriendo pulverizar esa forma de pensar que en realidad es la ideología de la clase dominante, intentaremos dar una explicación científica sobre las causas, las consecuencias y las  posibles alternativas de solución; es nuestro querer que el campesino, el indígena o el obrero tengan autonomía, libertad e independencia para opinar, criticar y decidir. Es urgente el apoderamiento de la ideología del proletariado. No pueden seguir pensando por los demás y actuando de acuerdo a los intereses de esa clase social a la cual no pertenece; por el contrario, debe tener argumentos, conocimientos para actuar con criterio propio, por su propio carácter y en razón a su clase social.


La odisea que proponemos no es fácil. Es una aventura. Una verdadera excursión por las bellas tierras del Tolima – por ejemplo – surcando la empinada cordillera, la altiplanicie y la llanura, soportando todos los climas y todas las sorpresas que se puedan encontrar en la intensa gira. Cruzaremos hondonadas, prados, montañas, cafetales, papales, yucales, pastizales,  cumbres, depresiones, ríos, riachuelos, quebradas, nevados, volcanes, etc. El reto es llegar, pero llegar bien a la meta.


No diga que va a comenzar. No dude si hace o no hace la travesía. De hecho ya la comenzó, ya viene caminando y dando grandes zancadas, con optimismo y decisión. Ánimo. Descanse las veces que sea necesario. Si se pierde haga una pausa y recobre el sendero correcto. No desmaye. No se rinda ante la adversidad. La dificultad no es más que una posibilidad para demostrar que tenemos carácter, fortaleza y que estamos cambiando, estamos venciendo.


La travesía fue planeada para gente como usted. Gente débil, sumisa, frágil e incierta, realmente no tiene cabida, no soportará el trote, ni la dura pendiente, ni el descenso prolongado. En la primera escaramuza batirá la cola y regresará a la caverna oscura de la sumisión y del fatalismo. La planeación del recorrido está diseñado bajo el método científico del marxismo – leninismo. Es decir, todo está fundamentado en la ciencia. De todas maneras, de antemano disculpas por los errores. Asumimos esa responsabilidad pensando que no podemos quedarnos cruzados esperando ver pasar el cadáver del capitalismo. Además, conscientes que solo se equivoca quien intenta hacer algo, el único que no se equivoca es aquel que no hace nada. Al menos eso supone. Todo listos, es hora de partir, mejor continuar porque se nos hace tarde.


2


Origen y naturaleza del Estado


Primer escollo. La mañana es gris. Todo parece que lloverá. Como es precavido meterá en su maleta de campaña botas de caucho y plástico. El dicho dice: “Soldado avisado no muere en guerra y si muere es porque quiere”. Hay en su rostro decisión, ganas de salir al otro lado y mirar desde allí a lo lejos, muy lejos con donaire y esperanza. Qué propuesta: Cambiar el pesimismo por el optimismo. Eso cuesta. Nada hay gratis en la vida. Ánimo.


El maestro Lenin decía que este tema resulta supremamente complejo. ¿Una cascarilla para caer o retroceder? Nada de eso. Tiene razón y un primer elemento es el siguiente: La cuestión del Estado toca íntimamente los intereses de los ricos (oligarquía). Esta clase social hace intentos por ocultar la esencia explotadora, antipopular y violenta de éste.


Para intentar confundir, dicha clase social se ha inventado una serie de teorías falsas acerca del Estado con el fin de ocultar su naturaleza y la finalidad del Estado capitalista, que es el Estado que nos está gobernando hoy a campesinos, indígenas y obreros, en general. Por eso dice V. I. Lenin que resulta complejo hablar del tema, porque se trata de tocar la fibra de la burguesía.


Ojo, poco a poco vamos alimentando nuestro vocabulario. Ya tenemos varias palabras que durante el recorrido serán muy frecuentes: Burguesía, Proletariado, Estado, Estados, Estado Capitalista, Clase Social, Lucha de Clases, etc.  Son pequeños fardos que irán haciendo más pesado nuestro fardo, pero que son necesarios para ir comprendiendo la dinámica del recorrido y su misma esencia. Avancemos.


La teoría más antigua quizá sobre el origen del Estado es la teoría teológica, según señala nuestro maestro guía y coordinador de este largo caminar, V. I. Razin, famosísimo pensador soviético que escribió varios libros sobre estos temas relacionados con la política, la economía, el socialismo y el comunismo. (¿Comunismo? Sí Comunismo, como lo oye, no se ponga pálido ni tembloroso, estos temas hacen parte de la larga travesía)


Según decir, éste surgió desde los tiempos de las monarquías esclavistas de la antigüedad y se extendió ampliamente en la sociedad feudal hasta nuestros días. De esta manera, se justificaba plenamente el dominio de una clase social sobre la otra. En este caso la clase esclavista sobre la clase plebeya; es decir, la clase burguesa sobre la clase proletaria en el Estado Capitalista.


Tal clase social señala que la  dominación o imposición tiene origen divino. Por lo tanto, es inexorable, inevitable o incluso, “natural” que hayan esclavistas y esclavos, ricos y pobres. Es decir, dice Razin: “Voluntad divina, al orden establecido por Dios”.[i] (En país tan crédulo y analfabeta ¿Quién se para así? Se camina sobre camino muy fangoso, difícil de transitar, espero no se desanime y avance, sí avance)


También estuvo de moda o en boga otra teoría acerca del origen del Estado. Es la teoría patriarcal. Sí así como lo lee: Patriarcal. No se asuste, ni se ponga pálido. ¿En qué consiste esta teoría? Consiste en decir que el Estado había surgido de la familia disgregada y el dominio todopoderoso del monarca o rey. En otras palabras, del poder del padre sobre los hijos. Así explicaban el dominio inevitable de una clase sobre la otra.


Durante los siglos XVII y XVIII, cuando el Estado Capitalista se consolidaba a pasos agigantados, la clase burguesa esgrimió nuevas teorías sobre el particular, teorías esgrimías por el francés Juan Jacobo Rousseau, los holandeses Hugo Grocio y Spinoza;  los ingleses Locke y Hobbes y el ruso Radischev, entre otros.


¿Qué tenían de común estos pensadores sobre el  origen del Estado? Lo consideraban simple y llanamente como el resultado de un contrato social celebrado conscientemente por las personas que había antes de la formación de éste, anota V.I. Razin. Así las cosas, intuye Razin, los pensadores citados lo consideraron como “herramienta de conciliación de las contradicciones”[ii].


Esta concepción reaccionaria, anticientífica y ahistórica, tuvo sin embargo, algún valor relevante en un importante período histórico, lo hace ver nuestro amigo Razin. En términos suyos: “La teoría contractual fue en su tiempo progresista, pues sus adalides trasladaban el problema del origen del Estado del cielo a la tierra, rompieron la aureola de santidad del poder real y de manera objetiva dieron una fundamentación política de la revolución burguesa que se avecinaba”.[iii]


¿Comprendió por qué esta tesis fue progresista en su momento? Claro, porque hasta ese momento se tenía la idea que el Estado tenía un origen divino, venía del cielo vía satélite. Estos pensadores, también llamados filósofos, determinan claramente que el origen no es divino sino humano. Por supuesto que esta concepción hoy está en desuso y es contraria al pensamiento marxista – leninista.


Los ideólogos de la burguesía usando dichos postulados con cierto retoque de modernidad tratan de vender la idea de la posibilidad de conciliación de las clases sociales, de tal manera que el Estado se presenta como el guardián o garante de las buenas relaciones entre las clases sociales, vendiendo la idea errónea y mentirosa que el Estado sirve a ricos y pobres por igual. Es decir, es como el árbitro neutral que imparte equilibrio y justicia por igual. No se coloca al servicio de una clase social en especial. ¡Qué mentira tan grande!


Otra tesis que recoge Razin sobre el origen del Estado fue la teoría de la violencia, teoría que parte de la concepción de que el Estado surgió como resultado de la conquista de las pacíficas tribus  agrícolas por las beligerantes tribus pastoras. Figuran defensores de esta afirmación E. Duhring y K. Káutzki, entre otros.


Quizás nos haríamos interminables enumerando más teorías burguesas sobre el origen del Estado. Teorías todas encaminadas a justificar la existencia de ricos y pobres, restándole toda importancia y cientificidad a la lucha de clases.


Dice nuestro ya amigo Razin: “En la sociología burguesa actual están de moda toda clase de fundamentaciones psicológicas del origen del Estado, en donde se hace el intento de explicar el surgimiento de los Estados dizque por la existencia en unas personas de las necesidades de subordinación y en otra de obediencia”.[iv]


Según esas teorías, el Estado surgió por la inclinación de las personas a amar la subordinación, es decir, a estar mandados y porque les asiste el interés de querer obedecer. Son conceptos que insinúan el racismo y la superioridad supuestamente de una raza humana sobre otras. Según ese criterio, unos supuestamente nacieron para mandar y otros para ser mandados. Adolfo Hitler – por ejemplo – ni corto ni perezoso vendió la idea en Alemania de la supuesta superioridad de la raza aria sobre las demás razas.


Otra característica común a las concepciones enumeradas hasta ahora acerca del origen del Estado, es la concepción idealista y metafísica. Para nada tuvieron en cuenta las relaciones económicas, la producción material que por cierto es vital en la vida social de la humanidad.


Fue el marxismo – leninismo quien realmente descubrió científicamente el origen del Estado. Determinó su papel en el Estado Capitalista a partir del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase. Adiós misticismo, adiós idealismo, adiós metafísica. Carlos Marx, Federico Engels y el mismo V.I. Lenin dieron una explicación científica sobre el origen del Estado.


Federico Engels, señala expresamente: “El Estado no se impone a la sociedad desde afuera, sino que es producto de la sociedad misma en una fase determinada de su desarrollo. Esa fase es el período de disgregación del régimen primitivo y del surgimiento del esclavista”.


Vaya qué descubrimiento tan importante: El Estado es histórico. Es decir, no existió siempre, tampoco es eterno, o sea, en algún período histórico de la humanidad desaparecerá. (¿Cómo le quedó el ojo?) ¿Cómo demostrar esto? La comunidad primitiva se desarrolló sin Estado. Todo era de todos y todos trabajan para obtener estrictamente lo necesario para vivir.


Alguien podrá preguntar sin ambages: ¿Eso para qué sirve hoy sobre todo en la vida práctica de una sociedad que se debate en la miseria, la violencia y la explotación del hombre por el hombre? ¿Para qué le sirve eso al campesino, al indígena o al obrero? Con toda seguridad no habrá quien diga: “Esto es simple cultura general”.


Santillana decía: “Quien no conoce la historia está condenado a repetirla”. Eso ya de por sí dice mucho. Sin embargo, no es suficiente. Recuerde que nosotros estamos empeñados en saber el origen de la miseria, la existencia de ricos y pobres, el origen de la violencia y el futuro de la humanidad. Quizá ya no pensamos en nosotros mismos porque estamos en el atardecer inexorable, pensamos en los niños de hoy y los que vendrán, habida cuenta que no somos egoístas, ni personalistas. Ante todo somos solidarios y humanistas. Es decir, somos pueblo.


Por eso la travesía hosca en la cual estamos inmersos. La ventisca áspera que no nos quiere dejar avanzar. Pero, igual, está nuestra voluntad que en la medida que avanzamos se vuelve más fuerte y poderosa. A este ritmo terminará siendo invencible. Ánimo. No se desanime.


Hay tres elementos centrales que se pueden considerar como premisas para el surgimiento del Estado: 1. La aparición de la propiedad privada; 2. La división de la sociedad en clases antagónicas; 3. El carácter irreconciliable de las contradicciones de clase.


El sesudo estudio marxista – leninista llegó a esta conclusión, la cual hay que entender perfectamente para dimensionar su significado, poder comprender su contenido y asimilar el grado de afectación en nuestro diario discurrir en el venturoso comienzo del siglo XXI, cuando ya la primera década se ha esfumado casi que por encanto. Se debe tener claro que la humanidad estudia por necesidad de comprenderse, comprender a los demás y comprender la dinámica perene del entorno, la naturaleza.


Razin al destacar las tres premisas acerca del surgimiento del Estado, señala con sumo juicio y racionalidad: “El punto de partida de la doctrina marxista – leninista sobre el Estado no es solo el reconocimiento de la descomposición de la sociedad en clases ni siquiera el reconocimiento de la lucha de clases, sino el del carácter irreconciliable de las contradicciones de clase”.[v]


Muchos “comunistoides”, socialdemócratas, oportunistas y fulleros – como diría mi padre – no niegan las clases sociales, ni la lucha de clases. Su pecado mortal está en considerar el Estado como simple instrumento conciliador que garantiza la convivencia pacífica de ricos y pobres. Es decir, es neutral, imparcial y filántropo que no se inclina ni para un lado ni para el otro. ¡Tremenda falsedad!


La burguesía no para de promulgar teorías artificiosas para tratar de explicar lo inexplicable, colocando al Estado como un buen padre que da igual tratamiento al hijo bobo y aliviado. Supuestamente no tiene preferencia por ninguno de los dos siendo justo y caritativo. Así es el Estado frente a los ricos y los pobres: Es equitativo y justo. Diríamos como la canción: ¡A quién engañas abuelo!  Gleen Hoover – profesor norteamericano burgués – afirma sin sonrojarse que “el Estado de bienestar es el ángel protector de todos los ciudadanos”.[vi]


No es cierto. ¿Pruebas? Razin señala varias. La intervención estatal se reduce básicamente a: 1. Distribución de los cargos oficiales ventajosos entre las grandes corporaciones; 2. Establecimiento de exenciones tributarias, subsidios y créditos para las multinacionales y transnacionales; 3. Legislación a favor de la burguesía y en contra del proletariado; 3. Saqueo infame fiscal de los trabajadores; 4. Reprimir a sangre y fuego los reclamos del pueblo.


¿Sabía usted que el Estado Capitalista le rebaja los impuestos a las multinacionales y transnacionales y se los incrementa al pueblo humilde y desarrapado? ¿Sabía usted que mediante los Tratados de Libre Comercio, TLCs, se coloca fin a los aranceles para que las multinacionales y transnacionales ganen por punta y punta? ¿Sabía usted que un paramilitar que asesina mil, dos mil personas indefensas, campesinas e indígenas, paga con menos de ocho años de prisión, mientras un campesino, indígena u obrero que por necesidad se roba una gallina puede ser condenado a veinte y treinta años de cárcel? ¿Eso es justo? En esas condiciones, ¿Se podría afirmar que el Estado Capitalista es justo, equilibrado e imparcial? “Mamola”, diría Jorge Eliécer Gaitán Ayala.


Al explicar la cientificidad del origen del Estado se parte del materialismo histórico, el cual explica meticulosamente el motivo de nuestra preocupación. Señala que este es una superestructura de carácter político sobre la base económica, la cual engendra su correspondiente superestructura. La base es el conjunto de las relaciones de producción, diríase el fundamento de las cuales son relaciones de propiedad. Dice Razin: “Por consiguiente la clase que tenga propiedad predominará también en el terreno político. El Estado es la organización política de la clase económicamente dominante y que en manos de ésta es un instrumento para oprimir a las demás clases. El Estado es una máquina para asegurar la dominación de una clase sobre la otra”.[vii]


Posiblemente al principio no se entienda el significado, sobre todo al determinar la palabra superestructura. En vista de ello, acudimos al diccionario marxista de terminología política, un diccionario apolillado, pero que nos puede ayudar a resolver o sobre todo a comprender lo que queremos transcribir o comunicar.


Dice sobre el particular: “Que se encuentra sobre la estructura, apoyada en ella. La superestructura social está compuesta por el conjunto de ideas sociales (Políticas, Jurídicas, Filosóficas, Religiosas, etc.) y las instituciones y organizaciones (Estado, Iglesia, Partidos Políticos, Sindicatos, etc.) surgidas sobre un régimen económico concreto. Con el cambio de éste cambia también la superestructura, lo cual no significa que sea solo un reflejo pasivo. Por el contrario, ejerce un papel activo: Puede acelerar o frenar el desarrollo social. En la sociedad divida en clases tiene también carácter de clase y dominan las ideas e instituciones de la clase que domina en lo económico”.[viii]  (¿Ahora sí entendió menos? Por favor no desmotivarse. Vamos, se puede. Volvamos a leer oración gramatical por oración gramatical).


Basados en esos estudios científicos, Carlos Marx y Federico Engels, escribieron: “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante”.[ix]


Federico Engels señala dos rasgos importantes en el origen del Estado: La división territorial de la población y el poder público. Cuando no había Estado como tal, la división se hacía con base en los lazos de parentesco y consanguinidad. Habría que explicar un poco sobre el poder público. Al parecer resulta un poco complicado, pero por supuesto no es cosa de otro mundo. La clave es la concentración y no olvidar el camino recorrido hasta ahora, ni negarnos a avanzar de lo conocido a lo desconocido con paso firme y coraje.


Sobre este rasgo señala ya nuestro inseparable amigo Razin: “El poder público es un poder separado de la sociedad, ubicado sobre ésta y que se realiza mediante destacamentos especiales de gentes armadas y de la burocracia”.[x]


En el caso del Estado Capitalista, estaríamos hablando del ejército, la policía, los jueces, magistrados, procuradores, contraloría, parlamento, etc. ¿Cómo se sostiene este aparataje represivo y burocrático? Pues a través de los innumerables impuestos que les suelen colocar al proletariado.


Lo curioso, mejor lo repugnante, es que ese aparato represivo y burocrático que paga el pueblo no es en modo alguno para la defensa de sus intereses, es para el goce y defensa de la clase dominante, en este caso la burguesía. ¿Ahora sí comienza a sospechar por qué la ausencia del Estado en su bella región campesina? ¿Por qué tanta miseria, desempleo y explotación? ¿Por qué cada día el rico se hace más rico y el pobre más pobre? Si no ha caído en cuenta, despelúquese y póngase pilas.


Ahora, ¿Cómo se sostiene la burguesía explotando espléndidamente al proletariado? ¿Qué artimañas veladas y abiertas usa para continuar dominando? ¿Es eterno ese reinado? ¿Por qué el pueblo piensa así y no de otra manera? Párela maestro, no se me desboque con tanta preguntadera. Nuestros modestos conocimientos no dan para tanto. Mérmele.


Vamos por partes. Al aparecer el Estado aparece el Derecho, que en resumidas cuentas dice Razin no es más que la voluntad de la clase dominante, (Burguesía) convertida en ley. (¡Que me disculpen los doctores de la ley, los hombres de toga y traje negro misterioso!) Diríamos la constitución nacional que resultaría la columna vertebral, de la cual salen los distintos códigos. ¿Para qué hacen eso? Obvio: Para defender sus intereses económicos y políticos.


Y como no es suficiente el cúmulo de leyes, decretos y resoluciones entonces la burguesía tiene a su alcance como ángel protector el militarismo, las cárceles y desde luego, la iglesia para atontar, embrutecer, mejor alienar. (Nos sabrá disculpar si usted todavía no ha evolucionado y sigue creyendo que todo viene por obra y gracia del denominado espíritu santo, también nos disculparán los curitas que honestamente creen en dios y en la revolución) ¿Ahora sí entiende el dicho que dice que la ley es para los de ruana? ¿Todavía no? Como que es más duro que carne de cabeza. Pero bueno, insistamos.


Qué síntesis tan perfecta hace el amigo Razin (Estoy que le digo camarada). Dice: “La función interna (principal) de los Estados explotadores radica en la opresión de la mayoría explotada en interés de la minoría explotadora. La función exterior se reduce a la ampliación del territorio del Estado en cuestión a expensas de la usurpación de tierras ajenas o de la esclavización de los pueblos, así como a la defensa del territorio de los ataques de otros Estados”. (Claro, no habrá quien nos diga Colombia es la excepción porque en vez de ganar territorio, todos los días pierde por la pusilanimidad y corrupción de la burguesía que en realidad no tiene patria sino intereses económicos. Es decir, no le importa la nacionalidad).


¿Comprende usted por qué invierte tanto dinero en las campañas políticas la burguesía? Por supuesto: El dinero no le ha costado y dos, se trata de conservar el poder económico, político e ideológico. Por eso la burguesía no convence, compra y utiliza todas las triquiñuelas corruptas para mantenerse en el poder. Mata. Desaparece. Encarcela. Organiza montajes (“Falsos Positivos”). Como diría Nicolás Maquiavelo: “El fin justifica los medios”. (¡No se ponga pálido que yo estoy que tiemblo!)


Es hora de hacer un alto para descansar. La fatiga es evidente. Gruesas gotas de sudor resbalan por la frente. Además, la panorámica es hermosa para otear la distancia. Distancia que parece infinita. Solo un par de reflexiones a manera de síntesis sobre el origen del Estado. Cortos comentarios. Resúmenes de lo resumido.


Sin pretender ahogar sus propias conclusiones, diríamos: 1. El Estado aparece en un momento del desarrollo histórico de la humanidad; eso quiere decir que si aparece en un momento determinado del desarrollo de la humanidad desaparecerá igualmente en un momento del desarrollo de la humanidad; es decir, no es eterno como lo predica la burguesía; 2. El Estado surge al surgir las clases sociales antagónicas e irreconciliables y se pone a favor de la clase dominante, para lo cual se vale de leyes, militarismo, cárceles, etc; 3. Hoy nos domina el Estado Capitalista, el cual tiene dos clases sociales: La Burguesía y el Proletariado. La burguesía son los ricos y el proletariado es el pueblo que lo único que tiene para medio subsistir es la fuerza de trabajo, la cual convertida en mercancía es comprada casi regalada por la burguesía para que le aumente su capital, porque realmente es el Proletariado el que hace capital, la burguesía es una clase parasitaria, derrocha lo que produce el pueblo; 4. Se comienza a clarificar poco a poco también el origen de la pobreza, el desempleo, la explotación. Comienza a perder peso los cuenticos de la burguesía de que el origen de todos estos males son por decisiones divinas, la suerte o porque no hemos aprovechado la oportunidad. Comienzo tiene las cosas. Algún filósofo, dijo: “La duda es el inicio de la verdad”.


Ahora sí a descansar se dijo. Que no se hable más por hoy. Mañana será otro día. Carpamos y descansamos. Estamos molidos. Nos hemos prodigado a fondo en esta segunda jornada. ¿Qué nos deparará mañana? No nos adelantemos a los acontecimientos. Es decir, ni muy rápido ni muy despacio.


3


Clases de Estados


Personal, despertar. Es hora de partir. Hay cambio de clima. El sol aparece coqueto calentando el prado, la cascada cantarina, la vaca brama, el toro muge y el perro ladra. Avanzar es la consigna. ¿Qué nos depara la distancia? Nuevos y excitantes conocimientos.


Hay cosas que van saliendo a flote y que vamos registrando en nuestro diario. Conocimientos que nos permiten comprender el tema objeto de este trabajo. Resulta de vital importancia – por ejemplo – comprender que todo está fluyendo, cambiando. O sea, todo está en movimiento. Todo ser nace, crece, se desarrolla, se reproduce y muere. Muere para dar vida a otro ser que vuelve a cumplir el ciclo pero en otro estadium superior, en otras condiciones.


Los seres humanos somos producto de la evolución. Nada hay sobrenatural, todo es natural. Dios es una creación humana. Los dioses de la antigüedad también fue creación humana. (¿Muy dura la reflexión?) Podría ser, pero es que la verdad además de ser hermosa es dura, duele. Y la tarea del Comunista es predicar la verdad y nada más que la verdad. En eso se diferencia el Comunista, principalmente.


No resulta fácil asimilar el tema religioso, por varias razones: En primer lugar, no es una teoría de ayer o incluso, antier. Es una teoría milenaria; en segundo lugar, no se difundió como el pueblo raso se lo imagina, es decir, con amor, recogimiento y arrepentimiento. Se impuso por la fuerza bruta, a sangre y fuego, sobre montañas de mentiras; en tercer lugar, esta tesis se fundamenta en la creencia, o sea, en la fe y la fe es la negación a todo razonamiento científico, dijo el famoso escritor mejicano Rius; en cuarto lugar, las principales religiones del mundo se sostienen con un fuerte criterio político en defensa de la clase dominante. Su supuesta neutralidad no existe; en quinto lugar, es un negocio económico. Se podría decir que las religiones se mantendrán mientras tengan sustento económico, su supuesto origen divino no les alcanza para existir.


¿Qué enseñan las religiones? Ante todo sumisión. Soportar la miseria y la explotación oligárquica con resignación, no criticar, no exigir. Supuestamente Dios proveerá. Sin embargo, los curas y pastores viven en las mejores casas, se alimentan de la mejor manera y repiten maquinalmente la lectura de un solo libro: La biblia. Literalmente se la aprenden de memoria de tanto repetir lo mismo y con eso hacen y deshacen y dominan a crédulos que no han tenido la  oportunidad de ir a la academia.


Se admite la complejidad del tema sobre todo por lo arraigado entre las masas. Por eso se indica que su manejo debe ser prudente o de lo contrario, en vez de convocar lo que se hace es espantar. La masa resulta aislándose y aislándonos. Pero los que sí deben tener claridad absoluta son los dirigentes Comunistas. ¿Qué puede orientar un dirigente cuando no ha tenido capacidad de asimilar la cientificidad del mundo y de las relaciones humanas? El educador debe ser educado, de lo contrario, está predestinado más a confundir que a clarificar la lucha revolucionaria por la paz con justicia social y el Socialismo. Carlos Marx y Federico Engels, señalaron: “No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia”.[xi]


En las tesis sobre Feuerbach, Carlos Marx, señala en la 2: “El problema de si el pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico”.[xii]


La tesis  11, expresa: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.[xiii] Alrededor de estas tesis se puede generar toda una discusión que ayudaría a esclarecer y dimensionar el materialismo que implica abordar con decisión el conocimiento científico de todo cuanto existe.


Sobre el tema podríamos seguir teorizando, pero volvamos al tema propuesto, de lo contrario nos exponemos a que muchos se declaren incapaces de cargar con el fardo en sus espaldas. Se trata de mirar los distintos Estados que ha habido y sucintamente sus características particulares y generales.


Esto de entrada revela otra verdad que ha permanecido oculta. Siempre se nos ha dicho que históricamente siempre ha existido el Estado Capitalista. A raíz de eso el pueblo común y corriente suele decir con mucha frecuencia que resulta inútil luchar porque el Estado existió, existe y existirá. Llega a la fatal conclusión que todos son iguales, por lo tanto, no vale la pena luchar, porque siempre el pobre será pobre y el rico siempre será rico.


Eso no es cierto. Y no es que estemos tratando de dar contentillos o falsas expectativas. Nada de eso. Todo lo contrario: Transitamos el diáfano sendero de la verdad científica. Ya lo dijimos: En un momento histórico de la humanidad surge el Estado y también en un momento histórico de la humanidad desaparecerá. Dijimos que el Estado surge para dirimir la irreconciliable relación entre las clases sociales. Dijimos también que el Estado se pone siempre al servicio de la clase dominante.


La gran verdad es que la humanidad ha pasado por cuatro clases de Estado: Estado Esclavista, Estado Feudal, Estado Capitalista y Estado Socialista. (¿Ahora sí se da cuenta de lo maravilloso que resulta estudiar? ¿Sí se da cuenta que estudiar es como quitarse la venda más oscura de los ojos? Es más: ¿Ahora sí se da cuenta por qué el gobierno no le interesa que el pueblo se eduque, estudie y se forme? Un pueblo analfabeto es fácil de manipular, un pueblo educado no).


Cada uno de estos Estados está determinado por la respectiva base social. Es decir, la relación de producción. En los tres primeros tipos de Estado predominan la propiedad privada sobre los medios y las relaciones de producción y la dictadura de una clase social sobre la otra clase social, mientras que en el cuarto (Estado Socialista) las relaciones son de camaradería – para decirlo de alguna manera – y la ayuda mutua de trabajadores libres de explotación, libres de toda alienación y conscientes del trabajo colectivo, solidario y humano. Éste no es un Estado explotador, sus funciones son bien diferentes.


Si se trata de caracterizar los grandes momentos o períodos históricos de la humanidad, habría que decir que ha pasado por cinco momentos o períodos bien caracterizados: 1. Período Primitivo; 2. Período Esclavista; 3. Período Feudalista; 4. Período Capitalista y 5. Período Socialista.


El amigo Razin llama la atención sobre el contenido de la forma de Estado. No es tan sencillo o elemental como se podría mirar a primera vista. Razin dice que cuando se habla de forma de Estado, se refiere exactamente a tres cosas: 1. Forma de gobierno estatal; 2. Forma de estructura estatal; y 3. El régimen político. Es decir, son palabras mayores que hay que dilucidar con cuidado y sin mucha prisa, pues se trata de llegar rápido.


La forma de gobierno estatal se refiere a monarquía o república con sus particularidades; en la forma de estructura estatal pueden ser unitarios centralistas o federativos; el régimen político son los métodos concretos de realización de la dictadura de clase. (Como se puede observar todo tiene su explicación lógica).


Resumidamente hablemos de estos Estados. Comencemos por Estado Esclavista: Fue una herramienta mortífera de los Esclavistas para dominar a los Esclavos, para la defensa de la propiedad y derechos de los Esclavistas. Los Esclavos no tenían Derechos, se consideraban cosas; es decir, no eran considerados propiamente seres humanos sino instrumentos para producir para los Esclavistas. Dice Razin: “El derecho expresaba y defendía las relaciones de producción que se habían configurado, en la base de las cuales estaba la propiedad plena del esclavista sobre las herramientas de trabajo y sobre el trabajador, o sea el esclavo, a quien podía no solo explotar, sino incluso vender o matar”.[xiv]


Jhon Hawkins solicitó un préstamo a la banca y con ese dinero compró tres barcos y el 3 de agosto de 1562, sale de Londres, Inglaterra, con destino al África cambiando telas y navajas por 300 hombres; no satisfecho con eso, en pleno mar ataca un barco portugués y se apodera de otros 300, vendiéndolos en el continente americano obteniendo jugosa ganancia. Desatándose así la más irracional trata de negros.[xv] Por eso, Carlos Marx dijo que el capitalismo vino al mundo chorreando sangre y todo por todos los poros desde los pies hasta la cabeza.


El Estado Esclavista fue reemplazado por el Estado Feudalista. Estado que representaba los intereses de los latifundistas o terratenientes. Es decir el querer de los señores feudales, o sea, los propietarios de inmensas extensiones de tierra. La tierra era piedra angular de dominio inhumano durante el Estado Feudal. Uno de los grandes terratenientes o latifundistas de la época fue la Iglesia Católica. Era dueña de casi todo el planeta tierra. ¿Usted lo sabía? La verdad es que la verdadera historia de la Iglesia Católica y demás religiones es totalmente distinta a la que nos suelen contar cotidianamente desde la oficialidad. Su historia es oscura, violenta e inhumana. Nada tiene que con lo que predica desde el púlpito. Y nada es nada.


Las normas de la sociedad feudal reforzaban las relaciones de producción con fundamento en la propiedad de los señores feudales sobre los instrumentos, medios y relaciones de producción, con una propiedad incompleta sobre el siervo campesino. Aseguraba las condiciones “legales” para la explotación de la clase oprimida, preservaba la propiedad de los señores feudales y reprimía violentamente toda forma de protesta. Predominaba la monarquía.


Mediante el desarrollo de la ley de la lucha de clases que Marx descubrió y desarrolló científicamente, se va extinguiendo el Estado Feudalista y de sus entrañas pútridas se desarrolla el nuevo tipo de Estado: El Estado Capitalista.


En el Estado Feudalista diríamos que la manzana de la discordia era la Tierra, en el Estado Capitalista es el Capital, el Dinero. En este sistema ya no hay explotación física como en el Estado Feudalista que los esclavos eran marcados, vendidos y podían ser asesinados por los señores feudales sin ningún problema, en el Estado Capitalista se habla de “libertad” y la forma de explotación es mucho más sofisticada. Se le saca la lengua al pueblo sin dolor, casi sin darse cuenta. Sin embargo, la libertad en el capitalismo no existe. Es una mentira. Lo que hay es libertad de industria. Es decir, libertad del rico volverse más rico utilizando los métodos más innobles y salvajes. La única libertad del pobre es la libertad de morirse de física hambre y desnutrición. ¿Cuál libertad entonces? No tenemos grilletes en los tobillos ni en las manos. Tampoco recibimos látigo, pero sí recibimos impuestos a diestra y siniestra.


Todo en el capitalismo se vuelve mercancía. Hasta lo único que tiene el pobre para sobrevivir: Su fuerza de trabajo. ¿Qué más tiene el pueblo para sobreaguar su tragedia económica? Esa fuerza de trabajo la compra el capitalista para beneficio suyo, aumentando su capital, su riqueza y su poder político. Mientras tanto, el obrero recibe por la venta de su fuerza de trabajo un pequeño salario, el cual debe gastar inmediatamente en alimentación, arriendo, servicios públicos, educación, salud, etc.


Y mientras el capitalista aumenta su capital, el obrero cada día va perdiendo sus energías, progresivamente va muriendo. Lo curioso y por cierto contradictorio, es que quien realmente produce capital es el obrero, pero quien lo disfruta es el capitalista. ¡Qué contradicción tan bárbara! El capitalista le roba al obrero “honradamente” una parte de su trabajo la cual es la base de su crecimiento. Es lo que Carlos Marx llamó: Plusvalía. (No se ponga pálido que yo estoy que tiemblo). En resumidas cuentas el capitalista resulta siendo un ladrón “decente” que lo roba sin usted darse cuenta y sin utilizar malas palabras. Para eso se prepara en las grandes universidades capitalistas del mundo. Es común oír decir al pueblo de los grandes magnates: “¡Qué personas tan sencillas, qué personas tan tratables!”.


Las relaciones en el capitalismo son de dominio y subordinación, teniendo como base la propiedad privada. El Estado Capitalista también es el guardián de los intereses de la clase dominante, es decir, de la burguesía. Preserva la propiedad privada, garantiza la explotación y la represión contra todo reclamo o protesta del Proletariado, es decir, del pueblo.


¿Ahora, sí entiende por qué se habla de revolución? ¿Todavía no? ¿No entiende todavía que el problema que estamos tratando lo afecta directamente a usted? ¿Acaso, se considera capitalista? ¿Se niega a reconocer la verdad? Resulta imposible creer que con lo dicho hasta ahora no le encuentre sentido al dicho que dice: “¡La ley es para los de ruana!”. Obvio que tiene que ser así y no de otra manera. Las leyes en el sistema capitalista son para defender los intereses de los capitalistas (Ricos), garantizar su dominio de clase y neutralizar toda manifestación de protesta por parte del Proletariado (Pueblo).


Lea lo que dice Razin: “La historia del Estado burgués demuestra que el derecho burgués solamente garantiza la libertad para la explotación, que la igualdad burguesa es apenas la de ganancia igual por capital, que la burguesía solo se acuerda de hablar de fraternidad cuando se siente estrecha, pero en el resto del tiempo explota sin escrúpulos de conciencia a sus “hermanos””.[xvi]


El Estado Capitalista se puede presentar como monarquía o república. Hace gárgaras con este último término lo mismo que con la palabra Democracia. En el Capitalismo se crea falsamente la idea de gobierno popular a través del voto o sufragio. Sin embargo, el pueblo vota pero no elige, tal como dijo el padre Camilo Torres Restrepo. La burguesía coloca celosamente sus candidatos o representantes. Por eso, el presidente de la república es un títere de la oligarquía, hace o no hace solamente lo que le ordena esa clase. Lo mismo sucede con los senadores y representantes a la cámara.


Hay elementos concretos de este sistema económico, que dicho sea de paso, se encuentra en profunda crisis. Por eso, muchos toman rasgos fascistas. Son elementos inherentes del Estado Capitalista: La corrupción, la explotación y la violencia. Eso significa que mientras  exista este sistema existirán estos elementos, los cuales por el contrario, cada día se van generalizando más y más en la medida que el capitalismo va “enfermando” y acercándose a su “muerte”, su extinción.


En la medida que se vaya polarizando las contradicciones de clase y el Proletariado se vaya desarrollando, politizando, organizando y actuando, el fin imperial de la burguesía se hará haciendo cada días más evidente y real. Con usted o sin usted, pero claro, lo ideal es que sea con su ayuda consciente y revolucionaria. No hay que sentarnos en el viejo sillón a esperar ver pasar con destino al cementerio el cadáver del Estado Capitalista.


El pueblo, concretamente, la clase obrera, campesina, indígena y popular, será la sepulturera de la burguesía y la partera de un nuevo Estado, el Estado Socialista. Esa utopía se materializa a través de la organización y politización del pueblo y en la conformación de un Partido Comunista, como bien lo enseña el marxismo – leninismo. El Partido Comunista es la más elevada organización de la clase obrera capaz de orientar la lucha revolucionaria por la construcción del Socialismo. Por eso, es el Partido de la unidad y de la acción revolucionaria que siempre se mueve en la dinámica de avanzar. No es gratuita la frase: “El pueblo unido jamás será vencido”. 


V. I. Lenin habló del imperialismo como fase superior del Capitalismo. Vivimos esa etapa en el marco del modelo neoliberal, la dictadura del mercado. Cumbre de sadismo del Capitalismo. Imperio de las multinacionales y las transnacionales. Destrucción de las fronteras de los países pobres y dependientes de los grandes centros de poder. Crisis total. Incertidumbre total. Tragedia total. Crisis económica, social, política, ideológica, ética, cultural y ambiental. Dominio oceánico de los países todopoderosos sobre los países periféricos acosados por las distintas necesidades.


Es el preludio del ocaso definitivo del Capitalismo. La cuenta regresiva. Fidel Castro, el más grande pensador latinoamericano de los últimos cuarenta años, ha dicho sin rodeos: “El imperialismo norteamericano tiene los días contados”. Sin embargo, no está aún muerto y todavía puede hacer mucho daño a la humanidad. Gracias a la cruda y delirante concepción imperial, los Estados Unidos han hecho del planeta un verdadero polvorín que por un simple error de cálculo en menos de cinco minutos se podría borrar de la faz del planeta todo rastro de vida y las tinieblas podrían volverse eternas bajo una lluvia ácida y una hecatombe total se impondría casi que por sortilegio.


La paz mundial pende de un hilo, de una simple decisión de un presidente inhumano, prepotente y salvaje que obedece a la dinámica de un régimen en descomposición, fétido y agonizante. Por eso, el deber de la humanidad es inclinar la balanza hacia la paz internacional, desactivar el arsenal nuclear y avanzar con decisión hacia el siguiente Estado, el Estado Socialista. Es la única esperanza de vivir en un planeta carcomido por la ambición de unos pocos en detrimento de millones y millones de seres humanos. En la URSS cayó un modelo caricaturesco de Socialismo, pero no el Socialismo. La historia sigue su curso. Las ideologías reverdecen dice el italiano Norberto Bobio.


Para una comprensión mayor del tema que estamos estudiando nuestro insigne amigo Razin llama la atención sobre la necesidad de comprender bien el régimen político, por cuanto eso permite entender las artimañas de la burguesía para sostenerse en el poder.


Señala claramente: “Debe entenderse por régimen político todo el conjunto de métodos y procedimientos mediante los cuales se efectúa la dominación política de una clase dada. Son muy variados los métodos a través de los cuales se realiza el régimen político que convenga a la clase dominante. Entre ellos pueden encontrarse algunos sumamente astutos, calculados para engañar las masas, así como otros muy burdos predeterminados para la intimidación. Estos últimos se efectúan tanto a través de la aplicación de las leyes reaccionarias como eludiéndolas y violándolas, así como mediante la violencia abierta”.[xvii]


El camino de liberación, de luz y de esperanza para entender la complejidad del tema y salir adelante la enuncia el marxismo – leninismo. Por eso el odio visceral de la burguesía hacia Carlos Marx, Federico Engels y V. I. Lenin. En un acápite del famoso Manifiesto Comunista, se lee: “Los Proletarios no tienen nada propio que salvaguardar; tienen que destruir todo lo que hasta ahora ha venido garantizando y asegurando la propiedad privada existente”.[xviii] La misión del pueblo es clara: Destruir la máquina del Estado Capitalista y crear las premisas para un nuevo Estado, el Estado Socialista.


¿En qué radica la posibilidad de salir a flote y hacerse realidad todos estos postulados? Vale decir que no es simple voluntad. Son manifestaciones objetivas resultantes de leyes objetivas. Por eso decía atrás que con usted o sin usted los cambios se producirán. Pero claro, lo ideal sería con su apoyo y decisión. El interrogante formulado lo resuelve Razin diciendo: “El éxito de la lucha de la clase obrera por la victoria de la revolución dependerá de la medida en que esta clase y su partido dominen todas las formas de lucha – pacíficas, no pacíficas, parlamentarias  y extraparlamentarias – y estén preparados para la más rápida e inesperada sustitución de una forma por otra”.[xix]


Reconocemos que no hemos caminado hoy sino galopado. Hemos devorado kilómetros en cantidades industriales. La respiración es cenagosa en todos y todas. Hay sudor a granel. Sin embargo, hay mística y ganas de aprender más de todo ese torrente de conocimientos cristalinos que durante siglos han permanecido en el sótano, tergiversado e ignorado. Ya nadie frunce el ceño temeroso cuando se pronuncia la palabra Comunista. Se comienza a entender su real significado. Se vislumbra en la brumosa distancia su contenido. No muy claro aún, pero comienzo tiene las cosas.


Cuando éramos niños nos decían que el comunismo era el “coco”, el diablo en pinta, nos decían que Fidel Castro se orinaba en los copones donde el cura decía misa y los castraba. Les quitaba los hijos a sus padres y asesinaba a los que nacían con algún defecto físico.  La comida era limitada y detrás de cada ciudadano había un militar amenazante. No había libertad, había dictadura.


No fue fácil sacar de nuestra cabeza esas enseñanzas. Fue un esfuerzo duro y persistente de quienes tuvieron el valor y la paciencia para ir resolviendo todos esos prejuicios tan arraigados en la conciencia sumisa e impuesta a la fuerza. Por eso, declaramos alborozados el avance obtenido hasta ahora, cuando usted comienza a pronunciar palabras nuevas sin esa terrible prevención, como Lucha de Clases, Marxismo – Leninismo, Socialismo, Proletariado, Revolución, etc. La verdad nos debemos sentir contentos. Nos declaramos optimistas.


Descansemos. La tarde es una realidad. Mañana será otro día de intensas y emocionantes acciones. Hagamos una síntesis, un análisis crítico y autocrítico. El sueño reparador después de un baño nos caerá bien.


4

La dictadura del Proletariado


La mañana es fresca. El sol tibio se filtra por entre el follaje de los corpulentos árboles y arbustos. La fragancia selvática se siente en todo su esplendor. Los pájaros multicolores irrumpen con su bullicio melódico en busca del sustento diario. A lo lejos se escucha el bramido lastimero de las vacas y de los terneros. Gritos de ordeñadores, algunos dejando escapar el amor por la amada a través de viejas canciones.


Esa selva acosada por la tala indiscriminada sin ningún rastro de odio nos acoge y nos ofrece todos sus encantos. Sabe perdonar y recibir en sus entrañas a los baquianos que transitan por allí con frecuencia. Por el contrario, se percibe en su comportamiento y lenguaje polifacético un llamado a la solidaridad, ante la arremetida demencial de las multinacionales y transnacionales, las cuales tienen vía libre por parte del Estado Capitalista para desgarrar, descuartizar sus entrañas con el único propósito de sacar violentamente sus recursos naturales. Recursos naturales que no serán para sus dueños naturales, serán para la clase burguesa e imperialista. Esas monstruosas transnacionales se llevarán los metales preciosos y nos dejarán huecos, desiertos, contaminación de las aguas y del aire. En resumidas cuentas: Pobreza.


Percibimos en su murmullo un lamento, diríamos un dramático llamado a la defensa de toda aquella masa verdosa y oceánica que se nos presenta ante nuestros ojos pueriles y curiosos. Ni el más escéptico se queda inmune ante esta emocionante manifestación de la pachamama (Tierra). Su expresión es más potente que el bullicio asesino de la maldita sociedad de consumo que nos aliena a diario y no nos deja ser lo que somos: Humanos.


Por eso, todo el combo al abandonar la zona para continuar la travesía recoge cuanto desecho o sobrante en sus tulas y echándolas en sus espaldas avanza. La sed de conocimiento comienza a percibirse en cada miembro expedicionario. El tema de hoy es complejo, emocionante: “La dictadura del Proletariado”. Es como decir: La torta se invierte. Ahora lo más importante son los pobres, los humildes, los que pasan a gobernar, a mandar, a reinar. Sé que suena a raro, a exageración o quizás a utopía. ¿Los pobres mandando sobre los ricos? Suena a locura.


No es para menos pensar así. Toda la vida sumisa, dominada, vilipendiados, insultados y dominados primero por el Estado Esclavista, después por Estado Feudalista y luego por Estado Capitalista, durante largos y azarosos milenios para llegar ahora a decir que el Estado Socialista cambia la dinámica de vida de todos y todas, pues realmente no es fácil de asimilar. Es apenas obvio. Somos esclavos de esa superestructura que ahora nos disponemos a hacer añicos para abrir espacio a una realidad, la cual está avalada por la ciencia. Es decir, ni es una simple aventura, ni tampoco un sueño quijotesco, es una realidad científica fundamentada en la dialéctica, las leyes objetivas y la lucha de clases. Recuerde que todo está en permanente movimiento, fluyendo, cambiando. No se asuste ni se ponga pálido, mejor agudice sus sentidos para asimilar.


Comencemos con el maestro de maestros: Carlos Marx. En su célebre obra intitulada: “Crítica del Programa de Gotha”, señala: “Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A ese período corresponde también un período político de transición que no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del Proletariado”.[xx]


Suena dura esta afirmación, ¿Verdad? ¿Dictadura del Proletariado? ¡Qué palabreja esa de Dictadura! Como que no encaja. Obvio, como estamos acostumbrados a la dictadura de los ricos sobre los pobres, al extremo que la consideramos “normal”, “lógica” incluso, “necesaria”, naturalmente nos parece un exabrupto, una hipérbole o una broma hablar de “Dictadura de los pobres, de los humildes”. No es raro que muchos rían, nos tilde de loco, de mentirosos y juren y rejuren que siempre tendrá que existir ricos y pobres, quien manda y quien obedece. No es fácil romper las cadenas de la sumisión.


Este período se caracteriza por la creatividad de la revolución socialista. El Proletariado puede perfectamente cumplir la misión transformadora, esta no es paternidad exclusiva de la burguesía. Se trata de convencernos que podemos, ya hemos dado algunos elementos objetivos. Recordemos solamente uno: Dijimos que el capital es una actividad colectiva y dijimos también que quien genera capital es el obrero no el patrón. ¿Entonces, por qué se asombra ahora al plantear el tema de la dictadura de los pobres?


Hay que ir rompiendo el complejo de inferioridad y la alienación de la sociedad de consumo que nos impide pensar crítica y autocríticamente, sobre todo dimensionar nuestras capacidades como pueblo capaz de transformar este país de injusticia y construir uno con verdadero rostro humano. Sí se puede. La unidad es el camino.


Razin nos orienta con suma lucidez, leámoslo: “En el período de transición del capitalismo al Socialismo tiene lugar la lucha de las nuevas fuerzas sociales contra las viejas y obsoletas. Para cumplir las tareas del período de transición es necesario destruir la resistencia de la burguesía, la cual se esfuerza por distintos medios entorpecer el fortalecimiento de la nueva base. El desarrollo hacia adelante, hacia el Comunismo, avanza a través de la dictadura del Proletariado y de otro modo no puede ocurrir, decía Lenin, pues no es posible destruir de otro modo o por otras clases la resistencia de los explotadores”.[xxi]


¿Entiende Méndez o te explico Federico? Decíamos que la lucha entre la burguesía y el proletariado es irreconciliable, en consecuencia, resulta una lucha a muerte. Dejémonos de vainas. Eso quiere decir que la burguesía no va a entregar su reinado y su dominio por las buenas. En segundo lugar, sería ingenuo pensar que de un solo golpe se le va a quitar el dominio a la burguesía y de un solo golpe se va a consolidar el dominio del proletariado. Todo es un proceso difícil, complejo y emocionante. Ese proceso de transición es lo que llama el marxismo – leninismo: “Dictadura del Proletariado”.


Como la pelea es peleando, el nacimiento del nuevo Estado debe estar precedido de una tenaz lucha en todos los escenarios posibles por cuanto significa un cambio radical también en todas sus formas y manifestaciones. No es fácil pasar de ser dominado a dominante. Eso implica todo un proceso.


Vea usted la reflexión que hace nuestro singular camarada Razin: “Si todos los Estados que existieron anteriormente fueron órganos de violencia sobre enormes masas de trabajadores, herramientas de la dictadura de una minoría sobre la mayoría, el Estado de la dictadura del proletariado es el poder de la mayoría sobre la minoría”.[xxii]


Por supuesto que no es la aplicación del dicho que dice: “Ojo por ojo y diente por diente”, tampoco la aplicación de la venganza a secas; es simplemente una transición que tiene que ser así, porque resulta imposible de otra manera. Todo cambio de verdad es doloroso y genera reacciones de distinta índole.


Contra la dictadura del proletariado hay todo tipo de enemigos. Por supuesto, en primera línea está la burguesía, pero no es la única. Son frecuentes los revisionistas, los oportunistas, aquellos que se disfrazan de “revolucionarios”, pero su mente y conciencia está con la burguesía de patas y manos. Éstos se apuran a hablar de “Democracia pura”, figura que en realidad constituye un sofisma de distracción. Razin recuerda la perorata de Káutzki sobre la “democracia pura” y la crítica demoledora de Lenin: “Lenin demostró claramente que la democracia burguesa es un paraíso para los ricos, una democracia para la minoría, ha tiempo que la dictadura del proletariado es un nuevo tipo de democracia, la democracia para la mayoría y por eso es un millón de veces más democrática que la más democrática  de las democracias burguesas”.[xxiii]


Lo interesante que vale la pena considerar con suma atención es que la poderosa fuerza de la dictadura del proletariado no reside en la bayoneta calada, en el aparato militar, reside fundamentalmente en las masas populares, es decir, en el pueblo debidamente educado políticamente, organizado y concientizado. Plenamente consciente de su misión histórica.


El otro aspecto de singular valor tiene que ver con que la dictadura del proletariado defiende la propiedad socialista, colectiva. Dice Razin: “Si todos los Estados que existieron anteriormente defendían la propiedad privada que es la base de la explotación, el Estado de la dictadura del proletariado defiende la propiedad social, socialista, fundamento de la lucha contra la explotación y los explotadores”.[xxiv]


Hay otra característica diferencial de los anteriores Estados. El Estado de la dictadura del proletariado es profundamente creador y humano. Mientras en el Estado Capitalista – por ejemplo – el centro es el dinero, en el Estado Socialista el centro es el ser humano en función social.


En cuanto a la arena internacional el Estado de la dictadura del proletariado abraza con sinceridad y donaire la paz mundial y la coexistencia pacífica entre los pueblos. Se opone por principios a las guerras de rapiña y a la intromisión en los asuntos internos de los Estados. Le rinde culto a la soberanía nacional de las naciones.


La transición de la dictadura del proletariado no está supeditada exclusivamente a una sola forma, se pueden presentar distintas formas, dependiendo naturalmente de las condiciones objetivas y subjetivas del país.


De otra parte, el Partido Comunista se constituye en la poderosa fuerza orientadora



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