Por Nelson Lombana Silva
El corregimiento de Villa Restrepo (Ibagué, Tolima), se encuentra a escasos 16 kilómetros de la ciudad musical de Colombia, en el corazón del imponente cañón del Combeima, vigilado permanentemente por el nevado del Tolima. Por una carretera estrecha se asciende a este turístico lugar, por la margen del río Combeima que baja sonoro por entre piedras pulidas de distintos tamaños y colores.
Es una región exuberante, habitada por gentes sencillas y acogedoras que ofrecen a propios y visitantes exquisita y variada comida al paladar. Es visitada permanentemente por deportistas, especialmente ciclistas, excursionistas de otros países y regiones de Colombia. Van a respirar aire puro, estar en contacto con la naturaleza y a disfrutar el concierto musical que ofrecen el río, los numerosos riachuelos y aves de vistosos colores. Es un ambiente agradable, cultural, pues se encuentra allí, la biblioteca pública Cañón del Combeima.
Precisamente, una de las maravillas naturales de esta región es la imponente cascada ubicada en la quebrada La González; se entra por la imagen de la virgen y por un camino estrecho y pedregoso se asciende hasta llegar a disfrutar tremenda maravilla natural. En el recorrido, se encuentra una gigantesca cueva rocosa, donde el turista suele hacer pausa para protegerse de la lluvia o de los mismos rayos solares. El ambiente que se respira es de frescura, tranquilidad y sosiego. Vale la pena llegar hasta allí, sobre todo a hacer el compromiso de proteger la naturaleza en su conjunto de la avaricia de las multinacionales y transnacionales. Sin lugar a dudas, este andurrial es un verdadero pulmón para la ciudad, el departamento y el país.
Defender el medio ambiente, no es tarea exclusiva de los ambientalistas, es tarea que nos compete a todos y a todas, unos con más responsabilidades que otros, pero, de todas maneras, es compromiso defender el sistema ecológico, la madre naturaleza. No arrojar basura, sobre todo plásticos, ni contaminar el entorno. Hay que conservar esta maravilla natural. A eso convoca la biblioteca Cañón del Combeima.
Es una región exuberante, habitada por gentes sencillas y acogedoras que ofrecen a propios y visitantes exquisita y variada comida al paladar. Es visitada permanentemente por deportistas, especialmente ciclistas, excursionistas de otros países y regiones de Colombia. Van a respirar aire puro, estar en contacto con la naturaleza y a disfrutar el concierto musical que ofrecen el río, los numerosos riachuelos y aves de vistosos colores. Es un ambiente agradable, cultural, pues se encuentra allí, la biblioteca pública Cañón del Combeima.
Precisamente, una de las maravillas naturales de esta región es la imponente cascada ubicada en la quebrada La González; se entra por la imagen de la virgen y por un camino estrecho y pedregoso se asciende hasta llegar a disfrutar tremenda maravilla natural. En el recorrido, se encuentra una gigantesca cueva rocosa, donde el turista suele hacer pausa para protegerse de la lluvia o de los mismos rayos solares. El ambiente que se respira es de frescura, tranquilidad y sosiego. Vale la pena llegar hasta allí, sobre todo a hacer el compromiso de proteger la naturaleza en su conjunto de la avaricia de las multinacionales y transnacionales. Sin lugar a dudas, este andurrial es un verdadero pulmón para la ciudad, el departamento y el país.
Defender el medio ambiente, no es tarea exclusiva de los ambientalistas, es tarea que nos compete a todos y a todas, unos con más responsabilidades que otros, pero, de todas maneras, es compromiso defender el sistema ecológico, la madre naturaleza. No arrojar basura, sobre todo plásticos, ni contaminar el entorno. Hay que conservar esta maravilla natural. A eso convoca la biblioteca Cañón del Combeima.
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