Por Nelson Lombana Silva
Enfrentó el binomio militar – paramilitar con decisión y sin renunciar a los principios ideológicos y políticos, se mantuvo firme e insobornable hasta el pasado 4 de diciembre a las 4:46 minutos de la tarde cuando la muerte lo sorprendió en la ciudad de Ibagué.
Al parecer fue una víctima más del tenebroso “paseo de la muerte”, gracias a la ley 100 de 1993, obra del innombrable expresidente, Álvaro Uribe Vélez, según relató el camarada Gustavo Bocanegra Ortegón.
Como consecuencia de su lealtad al ideario de los campesinos y el pueblo colombiano, el compañero Gustavo Bocanegra Prieto, fue víctima de la persecución permanente, la amenaza, el desplazamiento forzado y la estigmatización. Fue encarcelado. No obstante, el régimen no lo pudo doblegar, murió con las botas puestas, predicando el cumplimiento del acuerdo de paz suscrito en la Habana y firmado en Bogotá y llamando fervorosamente a la unidad del pueblo colombiano.
Fue un hombre de paz, trabajador y emprendedor, que supo sortear con inteligencia y coraje las diversas vicisitudes que el régimen le puso en su camino. Supo salir adelante cumpliendo su deber como esposo, padre y revolucionario. Su vida íntegra a la causa noble de los pueblos, lo convierte en un paradigma para las presentes y futuras generaciones.
El Partido Comunista Colombiano, Local Ibagué, deplora la muerte del camarada Bocanegra Pietro, destaca su vida revolucionaria comprometida con los campesinos, especialmente del sur del Tolima, lo coloca como paradigma, un ejemplo de lealtad y compromiso digno de imitar. Además, expresa públicamente la solidaridad al camarada Gustavo Bocanegra Ortegón y por su intermedio a su distinguida esposa y demás hijos y familiares.
Un perfil de su vida, la ofrece el camarada Gustavo Bocanegra a la página web: www.pacocol.org: “Mi padre fue un humilde campesino, nacido en un estribo de la cordillera central de los Andes, en el departamento de Quindío, municipio de Salento”.
“Fruto de la violencia de 1948, mi abuelo huyó de allí, hacia el departamento de Tolima, llevando a mi padre y otro hermano en un canasto, ubicándose en el sur del Tolima, exactamente en el municipio de Roncesvalles”.
“Allí, soportó la cruda violencia descarada de la oligarquía liberal-conservadora, trabajando humildemente en las actividades agrícolas y ganaderas, como ordeñar, enrejar, sembrar papa. En esas condiciones se formó como campesino honesto, trabajador y emprendedor y nos inculcó esos buenos valores que mi abuelo, José Prieto, le había inculcado”.
“Durante las luchas agrarias y la agudización de la represión, mi padre apoyó la noble lucha de los campesinos con decisión y coraje, presentándose como líder, presidente de junta de acción comunal; en 1986, fue presidente de la Unión Patriótica (Up) en el cañón de las Hermosas (Chaparral)”.
“Era un hombre de acción. Aunque no había estudiado, tenia la capacidad para orientar; escasamente firmaba deletreando, no sabía ni sumar, ni restar, pero no se dejaba robar, ni tampoco robaba a nadie. Esos son los valores que hoy heredamos de él y que llevamos en nuestros corazones también con decisión”.
“Fue un hombre honesto. Su palabra comprometida fue su mejor firma. Fue víctima de la represión estatal en plena dictadura de los gobiernos de turno desde que se rompieron los diálogos de la Uribe: Virgilio Barco, Cesar Gaviria, Ernesto Samper Pizano, Andrés Pastrana, el dictador fascista, Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos”.
“Todas estas dictaduras apalancadas en el neoliberalismo, las padeció mi padre, siendo desplazado por la cruel violencia, sacado de su terruño violentamente por el ejército nacional y obligado a desplazarse a la ciudad a engrosar los cinturones de miseria. Fue detenido, encarcelado y torturado”.
“Una vez recuperó su libertad continuó en la lucha al lado de los campesinos y en la actividad política y revolucionaria, dando ejemplo de templanza y conciencia de clase. No se amilanó ante el terrorismo de estado”.
“Nosotros como FARC reconocimos ese trabajo, terminando en la reincorporación. Actualmente, militaba en el Partido FARC, en la ciudad de Ibagué, hacía parte del colectivo agrario habida cuenta de sus amplios conocimientos que tenía. Enfrentó con decisión al criminal estado. Fue víctima del paseo de la muerte, por parte de las EPS y de la ley 100 de 1993, obra del innombrable expresidente, Álvaro Uribe Vélez. Hace más de un año le estábamos haciendo un tratamiento para que pudiese tener dignamente la salud, pero las clínicas solamente lo llevaron a solo citas y no le hicieron el tratamiento adecuado que debería hacérsele a tiempo. En Junio descubrimos que tenia cáncer pulmonar, cosa que ya sabía las clínicas, quienes solo atinaron a someterlo a ese paseo de la muerte”.
“Ni siquiera fue protegido por los cuidados paliativos de una persona que tiene ese tipo de enfermedad. No atendieron las EPS oportunamente. Considero que es otro crimen más de los miles que a diario se suceden en Colombia”.
“Agradecemos la solidaridad de los amigos, familiares, organizaciones sociales, al Partido Comunista, al Partido de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), a todos y a todas, que han estado en este acto de solidaridad con la familia”.
“No perderemos jamás su memoria y las reivindicaremos en las páginas de la historia de las luchas agrarias del sur del Tolima. Así, será el capítulo de mi próximo libro, los últimos años de guerra en el sur del Tolima, contaré su faceta tal como él me la contó y me dijo que la escribiera y que está consignado en la comisión de la verdad”.
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