En todo proceso, por elemental y sencillo que sea, las contradicciones salen a flote en mayor o menor cantidad. Son inevitables e incluso, necesarias y fundamentales, porque en realidad los cambios y procesos se dan a partir de las contradicciones permanentes.
El problema esencial radica en comprender estas y saberlas enfrentar o interpretar. Hay contradicciones entre lo que nace y lo que muere, entre lo nuevo y lo viejo, entre el capitalismo y el socialismo, entre la paz y la guerra, etc.
De igual manera, hay contradicciones entre lo mismo. O sea, en el proceso de desarrollo de lo nuevo, entre el sistema capitalista o entre el sistema socialista. En una organización sindical o política hay contradicciones. Así, podríamos decir que la contradicción resulta inevitable y necesaria.
La pregunta elemental es: ¿Cómo resolver acertadamente esas contradicciones? Los comunistas tenemos una propuesta al respecto. Decimos que las contradicciones se deben resolver políticamente. Es decir, dialogando y asumiendo la mejor postura que beneficie al mayor número del colectivo.
Partamos de algo elemental. Cada persona o individuo es un mundo diferente. Nadie piensa exactamente igual al otro. Hay puntos de vista divergentes. De igual manera, el individuo como tal no existe, solo existe en función social. Así que todos, necesitamos de todos y vivimos solamente en sociedad, en comunidad.
Para crecer y desarrollarnos necesitamos la convivencia y la armonía, lo que se adquiere manteniendo las mejores relaciones con los demás, unas relaciones de mutuo respeto y admiración. La tarea entonces es aceptar al otro para que el otro nos acepte.
Esta relación social se desarrolla y se concreta de la mejor manera en el Socialismo, porque se supone que todo es de todos, no existe privilegios y menos la explotación del hombre por el hombre. En el capitalismo no se da porque existe la lucha de clases, una lucha a muerte, porque los intereses de clase son diametralmente opuestos.
La pregunta elemental sería: ¿En el Socialismo no hay contradicciones? Claro que hay contradicciones, pero no antagónicas como sucede en la sociedad capitalista. Usted va a hacer una carretera – por ejemplo – y reúne a la comunidad. Seguramente la comunidad por unanimidad no va a estar de acuerdo con el trazo. Un sector dirá una cosa, otro, otra y otro, otra y así sucesivamente. Buscar el consenso es la tarea prioritaria y este se consigue mediante el diálogo y la argumentación, teniendo en cuenta el interés común.
Lo mismo sucede en el sindicato. No todos piensan exactamente igual a como piensa su junta directiva o su presidente. Hay opiniones encontradas que hay que resolver mediante el diálogo, el argumento y el consenso. Escuchando las partes en conflicto y acercando poco a poco las coincidencias. No es tarea fácil, porque el ser humano tiende a imponer su criterio sobre los demás. Es así que muchos consideran que ellos son los portadores de la verdad y de lo correcto y los demás de la mentira y del error.
Realmente esto no es cierto. Nadie tiene la verdad revelada. Esta surge de la discusión colectiva, escuchando diversos puntos de vista, aceptando que somos diversos, existen muchas miradas y que no siempre yo poseo la verdad absoluta.
El dirigente de verdad, sabe escuchar. Fidel Castro pasaba horas y horas escuchando a los obreros, sus propuestas, sus argumentos y sus sugerencias. Basado en ese ejercicio tomaba las decisiones más acertadas como lo ha venido demostrando la historia.
Hugo Chávez le pidió un consejo de amigo al comandante Fidel Castro. ¿Qué le aconsejó? Paciencia, Paciencia y Paciencia. Las contradicciones no se pueden calificar como hechos catastróficos, sino como potencialidades, posibilidades de impulsar el desarrollo y el bienestar colectivo. El marxismo enseña eso.
El unanimismo es dañino y contraproducente por cuanto no permite el desarrollo de las comunidades. Es anti dialéctico. Mientras que la contradicción bien manejada y orientada permite el desarrollo de cualquier proyecto o iniciativa. Si usted mira – por ejemplo – el desarrollo de la filosofía se podrá dar cuenta que su desarrollo se dio a partir de la contradicción. Un filósofo lanzaba una teoría y otro sacaba lo mejor de esta y daba nuevos elementos y así sucesivamente. En el colegio se decía que la filosofía era de locos que nunca se ponían de acuerdo, hoy considero que cada filósofo hizo su aporte. Lo mismo sucede en la ciencia y en la política.
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