miércoles, 8 de mayo de 2019

La explotación brutal de los niños en el capitalismo

Las niñas en situación de trabajo infantil. Fotografía OIT
Por Nelson Lombana Silva

La definición cuasi perfecta del capitalismo de Carlos Marx, en cuanto a que éste vino al mundo chorreando sangre y lodo por todos sus poros desde los pies hasta la cabeza, realmente no admite discusión. Las cifras y hechos son escalofriantes y conmovedores.


Destruye la condición humana y el escenario natural en el cual está parado: La tierra. Ambas cosas las ha cosificado en la lógica monstruosa del Neoliberalismo. Todo ha sido convertido casi por sortilegio en simple mercancía. Mercancía que está al alcance del mejor postor, en este caso al alcance del capitalista.

Un sector gravemente afectado por este modelo globalizador es la niñez. Las cifras son horrorosas y las propuestas gubernamentales, a excepción de los países socialistas y democráticos, son igualmente horrorosas y criminales por cuanto no apuntan a resolver el problema social y económico de los pibes. Son convertidos en mercancías de uso en detrimento de su biología y psicología en favor de la tétrica dinámica capitalista Neoliberal. La explotación infantil en el mundo capitalista alcanza índices dramáticos.

Datos conservadores de la UNICEF señalan que 250 millones de niños menores de catorce años son forzados a trabajar en el orbe, siendo notorio en los continentes de África, Asia y Latinoamérica, señala el destacado investigador e historiador Renán Vega Cantor en su libro intitulado: “Los economistas neoliberales: Nuevos criminales de guerra”.

Agrega Renán en su documentado libro que en Asia, año 1996, constituía el 11 por ciento de la población económicamente activa, en África el 17 por ciento y en algunas ciudades de América Latina el 26 por ciento. Son sometidos a jornadas extenuantes y el salario es verdadera limosna. Es la cruda e inexorable realidad propia del capitalismo.

Cientos de miles en Estados Unidos, el autoproclamado país más civilizado del mundo, son sometidos a trabajos extenuantes hasta catorce horas diarias con remuneración exageradamente miserable. “Se calcula – dice Renán Vega Cantor – que entre los 250 millones de niños trabajadores, 102 millones son niñas”.[i]

¿Qué futuro puede tener la humanidad en el capitalismo con una realidad como ésta? Una niñez condenada al ostracismo, la soledad y el abandono. Es la cruda realidad. Sin embargo, los gobiernos, fieles representantes de las oligarquías, señalan hipócritamente por qué la niñez es como es. Cínicamente responsabilizan a los padres de familia y a los pequeños mismos de ser responsables de sus desgracias. Y estos desalmados argumentos los sustentan las religiones, los pensum académicos y millones de seres humanos totalmente alienados, desinformados y analfabetas políticas.
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[i] RENÁN, Vega Cantor. Los Economistas Neoliberales: Nuevos criminales de guerra. Impresol Ediciones. Página consultada 123.

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