Contra viento y marea la agricultura reverdece en el municipio de Cajamarca (Tolima). A pesar de la pésima administración municipal del ingeniero civil, Pedro Pablo Marín y su añoranza perenne de la transnacional Anglo Gold Ashanti, los campesinos no hacen pausa en su propósito de cultivar manteniendo en alto el verde esperanza y la denominación de despensa agrícola del Tolima.
Productos como la arracacha, el fríjol, aguacate Hass, hortalizas, salen constantemente a las principales plazas de mercados de distintas ciudades del país con la respectiva calidad certificada, gracias al esfuerzo tesonero de hombres y mujeres que desde el amanecer hasta el anochecer con su heroico esfuerzo hacen el milagro de hacer producir la ubérrima tierra.
Así lo señala José Miguel Espejo, veedor departamental y destacado líder comunitario del departamento de Tolima, oriundo de esta comarca ubicada al occidente de este departamento, corazón de Colombia.
A pesar de las continuas amenazas contra su integridad física, el pasado primero de abril participó de las tradicionales fiestas, recorriendo sus calles repletas de recuerdos, conversando con las comunidades sobre el momento histórico que vive esta población vigilada por el volcán Machín.
Pudo constatar que la administración municipal del citado ingeniero civil ha brillado por su ineptitud, se ha dedicado a criticar los campesinos que valientemente se unieron para derrotar la política imperial de dicha transnacional africana cuyos activos al parecer los tiene en Estados Unidos. “No ha hecho un solo esfuerzo por desarrollar el ecoturismo”, señala José Miguel Espeso.
Hay interés por revivir la pesadilla de la transnacional en la zona, para ello ciertos personajes están saliendo a los medios a decir que la comunidad se está muriendo de hambre por la torpeza de haber rechazado la presencia de Anglo Gold Ashanti. “Nadie se ha muerto de hambre en Cajamarca. Es una infame mentira. Sobra la comida. Semanalmente están saliendo camiones repletos de comida”, señala.
Al parecer la incapacidad administrativa del burgomaestre la oculta criticando la decisión soberana del pueblo cajamarcuno de oponerse al vil robo de los recursos naturales, destruyendo la fauna y flora y contaminando la estrella hidrográfica que hay allí, por parte de esta transnacional, que tanta desgracia ha originado en otras regiones del país y del planeta. “El alcalde se dedicó a hablar mal contra la decisión del pueblo de obligar al cierre de esta transnacional”, indica.
José Miguel Espejo señala sin ambages que la presencia de ésta en la zona generó un verdadero cataclismo que llevó al pueblo a tomar la decisión que tomó. “Se disparó la carestía, especialmente, los arriendos y la comida, la prostitución y enfermedades infectocontagiosas como el VIH y el SIDA”.
Acerca del debate electoral de octubre dijo que los jóvenes Delfines están a la vista, pues los hijos de los ex alcaldes están en campaña prometiendo lo que seguramente no cumplirán como no lo hicieron sus padres. “El hijo de Plinio Valencia Varón, el hijo de Evelio Gómez Velasco, el hijo Olma Lucía Pineda”, subraya.
La última amenaza que tuvo José Miguel Espejo fue el 8 de diciembre del año anterior, cuando un sujeto lo abordó en la calle de la ciudad de Ibagué, mientras almorzaba. “Usted no se nos irá de nuestras uñas”, cuenta que le comentó el individuo, marchándose con rumbo desconocido.
A pesar de esas indebidas presiones, tan comunes en Colombia, José Miguel no se desmoraliza y por el contrario señala que seguirá en la lucha por un cambio real. “Eso no me neutraliza, seguiré en la lucha social, denunciando como veedor y pregonando la unidad del pueblo”, señala durante la visita a la biblioteca El Cañón del Combeima en Villa Restrepo este 3 abril.
El estado colombiano no tiene respuesta política a las diversas inquietudes de los líderes populares como José Miguel Espejo, su respuesta es el terrorismo de estado, la amenaza, la desaparición y el asesinato. No presenta ideas, presenta violencia y cruda represión.
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