Foto: ONIC |
El presidente colombiano, Iván Duque Márquez, se burla nuevamente de la sinceridad de la comunidad indígena al negarse a cumplir la palabra empeñada de asistir y compartir en vivo y en directo la problemática de la comunidad aborigen del Cauca, Huila y Popayán.
Es una afrenta más que refleja claramente la calaña de mandatario que tiene la sufrida república de Colombia. Un jefe de Estado sin palabra, mentiroso, pusilánime y carente de personalidad que se deja manejar dócilmente por el narcoparamilitar, Álvaro Uribe Vélez y Estados Unidos.
Mientras la campaña, viajó por la región y se reunió con la comunidad indígena y le prometió que gobernaría con ella, mantendría una comunicación directa y siempre estaría dispuesto a escuchar y resolver la problemática. Palabras vanas que el viento se llevó. Hoy es un ogro metido en su bunker dispuesto a complacer a su clase y a explotar al pueblo sin remordimiento. Siente asco por la comunidad indígena y la ve como enemiga potencial que hay que combatir con el ESMAD y el Militarismo disfrazado de Paramilitarismo.
El plan engañoso lo montó en complicidad con el Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez. El día previo a la visita, el flamante y “honesto” Fiscal prendió las alarmas afirmando que el mandatario corría peligro si viajaba al Cauca a cumplir su palabra.
Con ese truculento cuento evadió su compromiso dejando nuevamente burlada a esta comunidad. Es una infamia que debe ser rechazada y condenada por la gente de bien. Nada hay más importante que honrar la palabra, cumplir lo prometido sobre todo el gobernante que está obligado a dar ejemplo.
Sin embargo, el presidente Duque se equivoca de cabo a rabo al menospreciar la comunidad indígena. La Minga seguirá creciendo y la conciencia del pueblo también.
El pueblo indígena tiene dignidad y un profundo respeto por la palabra empeñada. Seguramente no saldrá ahora nuevamente a bloquear las vías, tomará un segundo aire para hacerlo el 25 de abril en el Paro Cívico Nacional. Colombia será un solo puño cerrado exigiendo sus derechos y rechazando posturas de esta naturaleza propia de un presidente sin brújula.
Será una razón más para salir a paralizar el país a partir del 25 de abril, enfrentando el criminal ESMAD y la dura represión militarista disfrazada de paramilitarista.
Una vez más nuestra solidaridad con el pueblo indígena. Su lucha no ha sido estéril; más temprano que tarde, el pueblo en general se alzará y un nuevo amanecer para Colombia brillará con más fuerza e ímpetu en esta parte de Sudamérica.
Es decir, una manera de solidarizarnos con el pueblo indígena y rechazar el desplante por parte del presidente, será la preparación y movilización el 25 abril en toda Colombia. Hay que hacer temblar a este régimen oligárquico, excluyente y militarista.
Esa burla hay que cambiarla por la unidad y la movilización del pueblo en general en esta fecha señalada. ¡La Minga no se rinde, señor presidente Duque, se respeta y se hace respetar!
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