Foto: Trome.pe |
Todo indicaría que el ex presidente peruano Alán García Pérez, se disparó el pasado 17 de abril contra su misma humanidad, con el único propósito de burlar una vez más la justicia y tratar de pasar a la historia como héroe, cuando en realidad es un villano, un vulgar ex presidente que utilizó el poder en bien propio y en bien de la clase oligárquica.
Durante su ejercicio de gobernante siempre fue investigado por tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito, lavado de activos, corrupción, etc. Lo curioso es que siempre estas investigaciones terminaban archivadas, prescribían y el mandatario salía ileso, interpretando su canción favorita: “El Rey”.
Desde joven mostró su talante criminal. Con porras y pistola en mano reprimía con saña los estudiantes de la universidad Villarreal. El 4 de octubre de 1985, fue responsable del asesinato de 40 detenidos políticos en la prisión de Lurigancho, de lo cual tuvo pleno conocimiento el diputado Jorge del Prado.
Igualmente, tuvo que ver con el asesinato de 300 prisioneros de la cárcel de Lima, mucho de ellos acusados de pertenecer al movimiento guerrillero Sendero Luminoso. Este hecho sangriento se consumió en el marco de la “Operación Salvaje”, acción dirigida por el coronel Cabezas, quien explicó que era orden venida de las alturas del poder.
También se conoce del asesinato de cien personas prisioneras rendidas que fueron asesinadas de rodillas una a una en la prisión por orden superior de Alán García Pérez. Sus cuerpos al parecer fueron incinerados y nunca fueron entregados a sus dolientes.
La mala hora
Hay una serie de dichos populares que cobran singular valor en esta oportunidad. Entre ellos: No hay enfermedad que dure cien años ni cuerpo que lo resista; a todo marrano gordo le llega su nochebuena; la justicia cojea pero llega; con la vara que mides, seréis medido…
Eso le pasó a este sujeto de la oligarquía, agente incondicional de Estados Unidos. Su mala hora comenzó cuando se puso a la orden del día en Perú el escándalo vergonzoso de la multinacional brasileña Odebrecht. El gobierno de Alán García Pérez fue salpicado por este monumental escándalo hasta los tuétanos.
Se demostró inicialmente que su campaña de 2006 había recibido la astronómica suma de 200 mil dólares. Después estalló el escándalo del transporte “Don Reyna”, el cual al parecer se transformó en un lavadero de dólares provenientes de Odebrecht en favor del excelentísimo señor presidente.
La investigación por parte de la Fiscalía comenzó por una serie de decretos de urgencia que el mandatario firmó exclusivamente para favorecer los intereses de la multinacional brasileña Odebrecht, con el fin de adjudicarle la construcción del metro en Lima y los tramos 2 y 3 de la carretera interoceánica.
El ente investigador sospechaba que el presidente peruano ayudaba a Odebrecht a conseguir estas multimillonarias obras a cambio de sobornos también millonarios. Se calcula que un tramo del metro de Lima costaba 1.100 millones dólares y los tramos 2 y 3 de carretera interoceánica por más de 680 millones de dólares. Así que la coima era, como ya se dijo, millonaria.
Durante el año de 2018, las cosas se le comenzaron a complicar al ex presidente Alán García Pérez. La verdad se negaba a seguir prisionera en el laberinto de la maldad del alto funcionario. Tres hechos notorios generaron el crudo impacto contra el mandatario deshonesto y criminal como ya se determinó.
El primero, ocurre en febrero de 2018, cuando Jorge Barata, máximo representante de Odebrecht en Perú, dijo que en el 2006, ésta había entregado a la campaña presidencial de Alán García Pérez la astronómica suma de 200 mil dólares.
Segundo, en julio de este mismo año, salió a flote el chanchullo del transporte “Don Reyna”. Un sujeto de apellido Navas, que había sido secretario general de la presi
dencia de la república y ministro de la producción durante el segundo mandato de Alán García Pérez, era director de dicha transportadora.
Cuando Nava entra a trabajar con Alán García Pérez, esta empresa transportadora pasa a ser gerenciada por su hijo. En este período sorpresivamente dicha empresa facturó casi 24 millones de dólares en distintos contratos, una empresa en decadencia con una flotilla de carros viejos y deteriorados.
Según la tesis del doctor José Domingo Pérez, la empresa transportadora “Don Reyna” habría recibido dineros ilícitos de Odebrecht con destino a los bolsillos privados de Alán García Pérez. Es decir, esta empresa se habría prestado para tratar de legalizar el ilícito.
Tercero, en noviembre de 2018, el escándalo fue el costo de la conferencia dictada por Alán García Pérez cuya suma ascendía a 100 mil dólares. La Fiscalía halló el nombre de Alán García Pérez en los archivos de la oficina de Odebrecht en Perú, cancelando esta exagerada suma por dicha conferencia.
Al verse descubierto, esa misma noche el ex mandatario solicitó asilo político en la embajada de Uruguay. Una vez ubicado allí, se vino lanza en ristre contra todos sus críticos de una manera avasalladora. Denigró del gobierno, de la Fiscalía, de la prensa crítica. Entró en pánico cuando la Fiscalía se trasladó a Brasil a profundizar la indagación contra el ex mandatario.
Así, el 17 de abril de 2019, la Fiscalía allanó su casa con el fin de detenerlo preventivamente durante diez días, tal como lo contempla las normas jurídicas. Él y ocho personas más correrían la misma suerte, pero el ex mandatario, que siempre se consideró “el rey”, como su canción mejicana favorita, decidió una vez más burlar la justicia, propinándose al parecer un tiro de revolver en su mejilla.
Esa es la razón fundamental, por la cual el ex mandatario peruano del APRA, evadió una vez más la justicia. Algún periodista señaló: “Si Alán García se disparó fue para huir de la justicia y el único responsable de ese disparo es el mismo Alán; no hubo ningún acto heroico, ya que su muerte, solo lo favorece a él y a nadie más”.
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