Nuevas amenazas contra la oposición al régimen que lidera el presidente colombiano, Iván Duque Márquez, circulan libremente por las redes sociales sin que las autoridades tomen cartas en el asunto. Se intensifica la macabra campaña de silenciar la oposición a sangre y fuego. La práctica del terrorismo de Estado sigue en curso, bajo los siniestros principios de la guerra de baja intensidad y el enemigo interno, como lo señalan los documentos de la CIA de Santa Fe 1, 2, 3, 4 y 5.
En esta oportunidad, el panfleto declara objetivo militar nuevamente a los senadores: Aída Avella Esquivel, Gustavo Bolívar y Gustavo Petro. “Muerte enemigos de la patria (MEP)”, dice el encabezamiento y señala: “Nuestra organización no permitirá que traidores de la patria de la talla de los senadores Gustavo Petro, Gustavo Bolívar y Aida Bello destruyan los pilares fundamentales de Colombia, traidores, asesinos miserables, nuestras armas harán la justicia que otros han sido incapaces de asumir, como es posible que el guerrillero Petro dirija el movimiento indígena en el sur de Colombia y se pavonee como si fuera el dueño de la patria. Ahora en Europa jactándose de ser el Dios moral de Colombia. No podemos permitirlo, muerte a los asesinos de la patria”, dice el primer párrafo.
Gustavo Petro, ex candidato presidencial por la Colombia Humana, dijo que no hay una estructura nacional delincuencial con capacidad de amenazar libremente a los colombianos, desde la Guajira, Cundinamarca y Amazonas, la única estructura con esa capacidad sería la militar.
Por su parte, Iván Cepeda Castro, en debate llevado a cabo en el Parlamento, instó al gobierno y exactamente al militarismo a presentar la estructura del denominado “paramilitarismo” en Colombia. Demostró racionalmente que esta estructura no existe.
Así que quien realmente amenaza a la oposición en Colombia es el mismo Estado a través de una chapa ficticia llamada: “Paramilitarismo”.
Los oscuros documentos de Santa Fe, contienen las indicaciones que hace Estados Unidos, a través de la CIA, a los gobernantes para desarrollar el terrorismo de Estado y silenciar la oposición.
De acuerdo a ello, resulta coherente y lógico inferir que las amenazas contra la oposición que sacó en las pasadas elecciones más de 8 millones 40 mil votos, provendrían del estamento militar y de las altas oficinas del Estado, no de alcantarillas o suburbios del país. Nada de eso.
El documento nombra varias veces la palabra “Patria”. Y, ¿Quién era el que hablaba tanto de Patria y se colocaba una mano en corazón hipócritamente cuando sonaba el himno nacional? Ese que usa sombrerito y poncho, tiene cara de seminarista arrepentido y que en el parlamento no se puede pronunciar su nombre.
No hay que hacer mucho esfuerzo para llegar a la conclusión de dónde provienen estas amenazas y menos el propósito que buscan los que están detrás de estos hechos vergonzosos y criminales, por cierto.
El pueblo colombiano no puede ceder ante este infernal terrorismo de Estado, ni tampoco guardar silencio. La respuesta debe ser la unidad, la organización y la movilización. Y la gran oportunidad es el 25 de abril en el marco del Paro Cívico Nacional Indefinido. Hay que salir masivamente a rechazar esta política criminal de Estado contra la verdadera oposición en Colombia.
De igual manera, hay que rodear a la verdadera oposición que se fortalece cada día más en el país, concurrir a respaldar la Minga y las diversas manifestaciones de protesta contra el Plan Nacional de Desarrollo, por cuanto este es un verdadero esperpento que favorece a las multinacionales y transnacionales y condena al pueblo a otros cien años de soledad y miseria creciente.
Expresar la solidaridad a toda la oposición amenazada que hoy existe en el país. No está sola. No está derrotada. Avanza. Con Jaime Pardo Leal hubo 300.000 votos, con el maestro Carlos Gaviria Díaz 2.700.000 y ahora con Gustavo Petro, 8.040.000. La izquierda avanza, ese es el miedo de la derecha y por eso las amenazas continuas. No hay otra explicación posible.
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