Quien tiene una media idea del sentido del Paro Cívico Nacional, por favor no pierda tiempo leyendo estos renglones, pues podría perder tiempo precioso para explicarle a un ciudadano la naturaleza y finalidad de la protesta en Colombia. Hay que reconocer que actuamos en un país profundamente incomunicado.
Me dirijo, fundamentalmente, a los indiferentes y escépticos, que consideran que todo cuanto viene sucediendo en Colombia es culpa del azar y la mala suerte que nos acompaña a cada paso que damos. O como dice mi querida hermanita: “Es que la gente no quiere trabajar y quiere que todo le llegue a la casa sin sacrificio”.
A personas como ésta, no se le cruza por su mente que la pobreza es fruto de decisiones políticas y menos que es una imposición de una clase social contra otra de la cual hacemos parte usted y yo. Mi vecina dice oronda para sacarme de casillas: “Si el rico tiene es porque ha trabajado y ahorrado”.
Polemizar con personas así, realmente no es tarea fácil. Mi abuela solía decir en su bella sabiduría popular: “La ignorancia es atrevida”. Sin embargo, es el desafío al cual estamos avocados día y noche en esta desigual batalla de ideas o lucha ideológica y política, todo aquel que asume la ideología y los principios de izquierda. Es elemental: La izquierda propugna por cambios estructurales en distintos terrenos como ideológico, político, social, económico, ideológico, cultural, ambiental, etc, mientras que la derecha propugna porque todo siga igual. Es decir, el rico más rico y el pobre más pobre. Su fundamento es: ¡Sálvese quien pueda!
O sea que el fatalismo resulta siendo una entelequia que hecha a andar la clase dominante utilizando los medios masivos de comunicación, las religiones y el pensum académico para que todo siga igual y la oligarquía siga haciéndose más rica y poderosa y el proletariado más pobre, desunido y golpeado por la cruda violencia.
Entonces el Paro Nacional de mañana 25 de abril, es una forma concreta de protestar y decirle a la clase gobernante que no estamos de acuerdo con la forma como nos viene gobernando.
No estamos de acuerdo – por ejemplo – con el Plan Nacional de Desarrollo (PND), porque es nocivo para el pueblo y satisfactorio para las multinacionales y transnacionales. No estamos de acuerdo con nueve bases militares de los Estados Unidos en Colombia, ni que se ceda el territorio nacional para agredir a la hermana República Bolivariana de Venezuela y su presidente legítimo, Nicolás Maduro Moros.
Tampoco que se haya incrementado los impuestos para el pueblo y se le haya rebajado a los ricos; menos que la tierra robada a los campesinos a sangre y fuego siga en manos de unos cuantos terratenientes. Es más: No es justo que la salud sea para un sector privilegiado y que el paseo de la muerte siga vigente en casi todo el territorio nacional. Lo mismo la educación pública: Cada vez es más restringida y de pésima calidad.
El gobierno nacional, fiel representante de la clase dominante, se empecina en promocionar la violencia. Por eso, se niega a hablar con el ELN, se niega a acabar con el paramilitarismo como política de Estado y como si esto fuera poco, hace malabarismos para que el acuerdo entre la entonces FARC – EP y el Estado Colombiano naufrague y la violencia siga su curso.
Pero no nos vayamos tan lejos. Miremos el drama de la canasta familiar, el aumento salarial y la corrupción galopante que impera en Colombia. Realmente el caso de Odebrecht es apenas uno de miles y miles de casos horrendos que suceden en este país consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Tal es así que el que no robe hoy en Colombia es un “tonto”, porque avispado es aquel que roba harta y no se deja pillar.
El pueblo honesto, trabajador y explotado no está de acuerdo con esta cruda realidad que hay en Colombia, por eso se lanzará este jueves 25 de abril a la calle y a la vereda a protestar. Vamos a paralizar el país para decirle al gobierno nacional con verraquera: Cambia o se va…No hay otra razón de la protesta. Pase la voz y prepárate…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario