El debate electoral de mitaca entra en la recta final. Serán tres meses de intensa actividad proselitista en toda Colombia para renovar juntas administradoras locales, concejos municipales, alcaldías, asambleas y gobernaciones.
Un debate cruzado por el ventajismo, la corrupción y la danza de los dineros calientes al interior de la clase dominante como ha sido la costumbre. Al parecer los libretos son los mismos: Promesa, promesa y más promesa.
Más que campaña es la compra de estas curules y cargos burocráticos por la derecha que siempre se ha mantenido en el poder ilegal e ilegítimamente.
Pero, a pesar de la antidemocrática política de la registraduría y el sistema electoral, la izquierda no se puede marginar de la confrontación y tiene que hacer de tripas corazones para participar activamente de las elecciones que culminarán el 25 de octubre.
No puede colocarse de espaldas. Por el contrario. De frente y con la decisión que le ha caracterizado. Se trata de disputarle el poder a la rancia oligarquía, construir poco a poco una nueva clase dirigente salida de las entrañas del pueblo, libre de los vicios de la tradicional clase dirigente. Ser diferente.
La derecha vota por nombres, la izquierda vota por programas. ¡Qué diferencia tan abismal! Por eso la izquierda parte de la necesidad de educar políticamente al pueblo. Esta filosofía no es un prurito. Es la consecuencia con el proyecto político de construir una sociedad distinta, basada en los valores éticos, sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales.
La izquierda educa políticamente, la derecha aliena, enajena, compra. Por eso la izquierda debate colectivamente con base en la ciencia, la democracia y el humanismo, la derecha impone, elude el debate y todo se resume en lo que dice una persona: El jefe.
La derecha desarrolla su campaña montando show mediático, que se traduce en improperios, insultos y mentiras. La izquierda – por el contrario – aprovecha la campaña para agitar sus tesis, discutirlas con la comunidad y sobre todo, proyectar modelos de vida distintos a los tradicionales.
La derecha propugna porque todo siga como está. Que nada cambie. La izquierda propugna por un cambio estructural y de fondo, que todo cambie para bien de todos sin privilegios de ninguna naturaleza.
Desde esta perspectiva, el debate electoral se convierte en una batalla ideológica y política sumamente importante, a la cual debe concurrir la izquierda con decisión y coraje, teniendo en cuenta su plan táctico y su plan estratégico. No se puede dejar una sola batalla sin dar, así la izquierda sea el pequeño David y la derecha el gigante Goliat, como efectivamente lo es.
La derecha tiene el poder corruptor del capitalismo, la izquierda la fuerza formidable de la razón, de los argumentos y de la verdad. En cada barrio o vereda, donde haya una persona de izquierda, sea hombre o mujer, debe estar dispuesto o dispuesta a abrir el debate, a presentar iniciativas y a profundizar la unidad, luchando por erradicar el analfabetismo político entre las masas. Lo fundamental es el proceso. Un pueblo educado políticamente decide autónomamente su propio destino, un pueblo alienado está a merced de los oportunistas, es víctima de la manipulación.
Esa es la razón del debate electoral. El fundamento. La esencia.
De otra parte, hay que tener en cuenta que cada debate electoral tiene sus características particulares. Hechos específicos y concretos que hay que tener claro, comprender y analizar detenidamente. El central de esta campaña electoral es sin lugar a dudas la paz y más concretamente los diálogos de la Habana (Cuba) entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) y el gobierno nacional de Juan Manuel Santos Calderón.
Diríase que los bandos están bien definidos: Los partidarios de la salida política al conflicto social y armado que ya supera los 50 años y los partidarios de que Colombia siga transitando los caminos trágicos de la violencia. No hay términos medios.
Así las cosas, este proceso de paz está cruzado indudablemente por la lucha de clases. La rancia oligarquía – que nunca va al combate – se empecina en la guerra, mientras el pueblo – que sufre a diario los estragos de la confrontación – añora la paz con justicia social.
Lo que sucede es que los enemigos de la paz hacen causa común para incentivar la guerra. Esos enemigos son: El gobierno Santos, el ex presidente Uribe, el Procurador General de la Nación, Ordóñez, los medios masivos de comunicación y el comando sur de los Estados Unidos, principalmente. Ellos añoran la pax romana, la paz de los sepulcros, mientras el pueblo añora cambios estructurales en todos los campos posibles.
La disputa electoral estará cruzada por el tema de la paz indudablemente, sin pretender decir que será el único tema. Hay muchos temas más de suma urgencia como el ambiental, la lucha contra el modelo neoliberal, la movilidad, la defensa de lo público, etc.
Todos estos son temas que hay que discutir con la comunidad en el marco de la campaña electoral, hacer propuestas y asumir responsabilidades sin vacilaciones de ninguna naturaleza. Esa es la tarea esencial de la izquierda. Ese es el sentido político de la campaña electoral.
Consecuente con ese postulado, la Unión Patriótica (Up), en el caso particular de Ibagué, ha presentado un ramillete de candidatos a las juntas administradoras locales (Jal), al concejo municipal y a la asamblea del Tolima. Se mezcla la juventud con la experiencia, lo cual hace que la Up se proyecte en el tiempo y en el espacio.
Hay entusiasmo. Hay decisión y ganas de luchar. Ayer lo demostró por ejemplo, el candidato a la asamblea el compañero Danilo López Carrero, un líder comunitario integral, al participar del plantón de solidaridad con el compañero Héctor Enrique Martínez Pineda, padre de un niño de 16 años que fue al parecer asesinado a sangre fría por la policía nacional en Cali hace 3 años.
Héctor Enrique, que también es Defensor de Derechos Humanos y se encuentra amenazado, viene haciendo el recorrido a pie Cali – Bogotá. En Ibagué permaneció cuatro días y al marchar ayer fue despedido por comunistas y miembros de la Up en cabeza de Danilo López Carrero. La intervención de Danilo fue directa y valiente, porque no solo se solidarizó con el padre del infante, sino que enjuició al régimen calificándolo de “criminal y asesino”.
Así las cosas, hay un ambiente combativo al interior de la Unión Patriótica en Ibagué, unos deseos inmensos de avanzar en la socialización del programa de este movimiento político, llamando siempre a la unidad y a la acción de masas, pues se trata de teorizar pero también de practicar. No se puede desligar una cosa de la otra. Diríamos que también en Ibagué la Up la tiene clara. Entiende el sentido político del debate electoral, por eso, convoca a la comunidad ibaguereña a participar activamente del proceso y a votar por los candidatos del pueblo, por los candidatos de la Unión Patriótica.
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