Doctor Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez. Foto archivo Nelosi |
Por Nelson Lombana Silva
El doctor Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez, ex senador de la república, ex representante a la cámara, ex gobernador del Tolima en dos oportunidades y actualmente candidato a la alcaldía de Ibagué, concedió el siguiente reportaje a las páginas web: www.pacocol.org y www.semanariovoz.com sobre el proceso de paz que se desarrolla en la Habana (Cuba) entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) y el presidente de la república Juan Manuel Santos Calderón, a propósito de las recientes declaraciones del doctor Humberto de la Calle Lombana concedidas al periodista Juan Goosaín.
El doctor Jaramillo Martínez habla claro y de frente, sin pelos en la lengua, sobre el tema señalando claramente que el proceso debe continuar y culminar satisfactoriamente. “De ninguna manera nos debemos levantar de la mesa. Es importante que se mantenga el diálogo”, afirma.
Señala la importancia de rodear la mesa de los enemigos que tratan de dinamitar el proceso de paz utilizando perversamente distintos métodos. Rechaza el ultimátum y los tiempos fatales. Dice que el proceso de Irlanda llevó una década y el proceso colombiano solo lleva dos años largos. “Estoy en desacuerdo con algunos importantes políticos que le quieren poner un ultimátum al gobierno”, agrega.
Le reconoce abiertamente el estatus político a la guerrilla. Dice: “La guerrilla tiene una lucha política, un contenido político su accionar”.
Dice que la guerra es un negocio para unos cuantos privilegiados. Es más: Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez señala que en Colombia se mata a la gente todos los días de hambre, especialmente a los niños y entre ellos a los indígenas.
El reportaje completo es el siguiente:
- Doctor Jaramillo Martínez: ¿Qué opinión le merece las recientes declaraciones del doctor Humberto De la Calle Lombana en torno al proceso de paz que se desarrolla en la Habana (Cuba)?
Puede haber muchas lecturas. Sin embargo, lo primero que quisiera decir es que de ninguna manera nos debemos levantar de la mesa. Es importante que se mantenga el diálogo.
Aquí la gente se preocupa porque llevamos dos años dialogando. Cuánto tiempo duró – por ejemplo – el proceso de paz en Irlanda. Pasó de los diez años dialogando para poder definitivamente resolver el conflicto.
Así, casi todos los conflictos que se han tenido que solucionar a través de los acuerdos y no a través de la derrota y la sumisión del contradictor, pues han demorado mucho tiempo en fase de negociación. Lo mismo pasó en El Salvador. Así ha pasado en todos los procesos que se han desarrollado en el mundo.
Creo que lo más importante es no desesperarnos. Estoy en desacuerdo – por ejemplo – con algunos importantes políticos que le quieren poner un ultimátum al gobierno, que si pasa de abril del año entrante o dar sino un plazo determinado.
Se debería entender que no estamos jugando aquí sino con el futuro de Colombia, por eso a eso no se le puede poner fecha. Lo que necesitamos es que eso culmine exitosamente.
Yo pediría primero que no nos levantáramos de la mesa y segundo, creo que hay mucha disponibilidad de que nosotros apoyemos a los sectores en conflicto, para darle en primera instancia fortaleza al gobierno, porque los enemigos de la paz están presionando supremamente fuerte, los enemigos de la paz por la ruptura de un oleoducto y por la contaminación ambiental ponen el grito en el cielo. Pero, no ponen el grito en el cielo cuando las EPS están matando todos los días a niños, a mujeres, a hombres, a adultos mayores, por una clara incapacidad de atender la salud de los seres humanos. En Colombia se está matando gente todos los días. Si nosotros nos detenemos a pensar qué está pasando con el sistema de salud, vemos cómo se están cometiendo homicidios permanentes.
Yo estoy en total desacuerdo porque soy ambientalista y sé del mal que se le hace a Colombia con la voladura de oleoductos o el derrame del petróleo, pero por otro lado hay unas cosas mucho más perversas y graves por efectos de la pobreza de las gentes, de la desnutrición, de los niños que se vienen muriendo de hambre en las comunidades indígenas, en distintas zonas del país como el Chocó, la Guajira. La pobreza en que están sumergidos todos los afrocolombianos, todos los oriundos de África en Colombia.
Aquí tenemos que valorar esta situación y no dejar que los enemigos de la paz causen tanto eco de que logren desbaratar un proceso que se ha venido construyendo. Esto es como sutura de crochet que hay que irla llevando punto por punto, punto por punto, punto por punto, hasta llegar a la posibilidad clara de un entendimiento.
Hay que entender que el contradictor también tiene inquietudes. Esto no es una rendición, no puede ser una rendición, tenemos que llegar a acuerdos; para llegar a acuerdos hay que llegar también a pensar de que el contradictor o el alzado en armas necesita también después de tantos años de lucha, estamos hablando de más de 50 años de lucha, también aspira que haya unas conquistas sociales, territoriales y económicas que permitan a la comunidad vivir mejor, porque es por eso que han luchado o dicen haber luchado durante todo este tiempo, de acuerdo desde el punto de vista que sea analizado.
Yo todavía creo, a pesar de los errores que ha cometido la guerrilla, la guerrilla tiene una lucha política, un contenido político en su accionar, no como muchos aquí nos quieren vender la idea que es que son unos criminales, narcotraficantes y traficantes de todo tipo de cosas. No, aquí todavía hay que entender que la guerrilla con todo sus errores que ha cometido, con todas sus arbitrariedades y sus crímenes, de todas maneras existe y ha sido una lucha por el poder en primera instancia y segundo, por cambiar situaciones muy graves que se viven en el país que no la podemos omitir. Por eso es que hay que llegar a acuerdos.
Yo creo que estamos muy cerca de lograr un cese bilateral al fuego con condiciones, por supuesto. Estamos muy cerca de poder terminar todos los puntos que están estipulados y eso tiene muy alterado a los enemigos de la paz, porque ellos no quieren eso, ellos dicen que son amigos de la paz, pero es la paz de los sepulcros, es exterminar al contradictor, porque así hemos vivido las personas que pensamos diferente, en el caso de cualquiera de cualquiera de nosotros. Yo que milito en organizaciones alternativas y de izquierda, uno puede presentarse lo que se presentó con el presidente Álvaro Uribe que llegó al poder y dijo que nosotros éramos guerrilleros vestidos de civil. Gran equivocación del presidente con todo el respeto. Le tengo un profundo respeto al doctor Uribe y uno tiene que contarle las cosas buenas al doctor Uribe, pero hay cosas malas en ese sentido de ponernos a nosotros los que queremos un mundo diferente y una sociedad diferente y una Colombia diferente, de que nosotros somos guerrilleros vestidos de civil. Nosotros somos unos demócratas, como puede ser él o como debemos ser todos cuando nos integremos todos, cuando dejen las armas los guerrilleros y se integren acá.
Creo – repito – que ya estamos muy cerca del cese bilateral, entonces es importante que vengan con condiciones, que vengan organismos internacionales a velar porque se realice esa posibilidad del fuego bilateral para que lo podamos certificar de que quién es el que incumple con ese cese bilateral al fuego y, terminar de darle, en los puntos diferentes a esto que podría ser la culminación de más de 60 años de violencia en este país. Y hablo de más de 60 porque yo nací en 1950 y desde ese tiempo no ha habido paz en Colombia, o sea, que vamos casi para 70 años de guerra y de conflicto. Llegar a unos acuerdos claros y concretos. A veces la gente es ignorante o desconoce el tema. Cuando la guerrilla plantea los diez puntos desde los primeros intentos de diálogo, que se llevaron a cabo con Belisario Betancur. Uno llega a creer que la gente no lee detenidamente esos diez puntos que ellos proponían, que proponían la Farc, que siguen siendo los mismos diez puntos. No es nada que no pueda los colombianos estar de acuerdo. Es que son los mínimos para una sociedad, pero es que no lo leen. Ahí, por ejemplo, no se habla de expropiación de la tierra para que todos estos se asusten que sea que le van a quitar las tierras, ni expropiación de industrias, nada de eso. Nada de eso. Hay por supuesto una reforma agraria, pero de otra manera muy diferente. No es expropiando. Podrá haber expropiación en tierras que no se está cultivando y no se está atendiendo en forma especial. Además, con el buen pago de esas tierras para mejorar y tener la posibilidad de que los campesinos trabajen. Me gustaría que todos los colombianos leyeran esos diez puntos para que no se aterraran, porque es que no es nada de otro mundo. En una democracia esos diez puntos caben sin ningún problema, en donde se atienda las inquietudes de las comunidades de los humildes y los necesitados de Colombia, sin quitarle a nadie nada, sin atropellar a nadie, pero solamente buscando la equidad, la igualdad y la justicia social que tanto hemos anhelado.
Sigamos respaldando el proceso de paz. Mi llamado es a seguir respaldando el proyecto de paz, seguir respaldando el proceso de paz, seguir luchando porque ni la guerrilla, ni el gobierno se levanten. Ellos dos tienen la gran responsabilidad. Nosotros ya les dimos, tanto a la guerrilla como al gobierno, les dimos un voto afirmativo y necesitamos que nos cumplan a nosotros logrando la paz, que no va a solucionar los problemas que tenemos. Ahí sí cuando se acabe el embeleco de que es que como estamos en conflicto, es que por eso estamos mal y por eso es que hay pobreza, que por eso hay desigualdad y que por eso es que hay tantos problemas. No, hay que comenzar a trabajar para solucionar lo que siempre ha causado que muchas personas hayan decidido estar en contra del orden establecido y en algunas ocasiones hayan tenido que utilizar las armas como única posibilidad de defensa.
Recordemos que fueron campesinos, simples e idóneos campesinos que en los años 50s, les tocó que irse para el monte para defenderse, para defender sus tierras, para defender sus actividades, atropellados por el mismo Estado. Posteriormente se organizaron y fueron desalojados de esas tierras donde ellos querían mantenerse. Nadie se acuerda de que Marquetalia no eran sino 50 familias, 50 infelices familias en Marquetalia, por qué no se pudo haber dialogado con ellos, por qué tenía que ser un bombardeo y una persecución para un exterminio. Hoy estamos atendiendo casi 7 millones de desplazados que nos cuesta toneladas de dinero, que podíamos haber solucionado el problema de Marquetalia en el Tolima, lo del Pato o Guayabero o todos esos territorios que se dieron en llamar “repúblicas independientes”, cuando en realidad eran unos campesinos indefensos, que pensaban diferente a nosotros. Vea pues como terminó esto siendo una situación bien compleja, bien difícil que nos ha traído mucho desangre, que nos ha costado la posibilidad de no desarrollarnos y que desafortunadamente tenemos que pararlo para poder terminar este tipo de conflictos que no le hacen bien a nadie.
Así es que por ejemplo, Suráfrica pagó su conflicto del apartheid entre blancos y negros, Irlanda fue capaz de parar ese conflicto que tenían en donde cristianos y protestantes se asesinaban permanentemente o ese conflicto que hubo en Salvador, por ejemplo, para solo nombrar algunos, donde duraron largos conflictos. Casi hubo una guerra convencional entre el Farabundo Martí y los gobiernos del Estado.
Aquí no hay que pensar más sino pedirles a los colombianos que sigamos insistiendo en la posibilidad de vivir en paz, de lograr la convivencia y logar la posibilidad de que todos nos integremos a luchar por la equidad, por la justicia, por la igualdad social que tanto clama el pueblo colombiano. Eso es lo que yo solicito y eso es lo que yo seguiré defendiendo todos los procesos de paz. Defendí el de Belisario Betancur, defendí el de Pastrana. Seguiré defendiendo este proceso porque yo me comprometí a defender y a luchar.
Nunca pensé que el presidente Santos fuera capaz de vincularse tan abiertamente y seriamente en el proceso de paz. Yo creí que iba a ser más de lo mismo. O sea, más guerra, más conflicto, pero aquí estamos buscando un espacio para poder reconciliarnos todos los colombianos y hay que aprovechar ese espacio.
- Doctor Jaramillo Martínez: ¿Qué quiso decir Humberto de la Calle Lombana cuando dijo: “Es posible que un día las Farc no nos encuentren en la mesa”?
Espero que sea todo lo contrario. Es que no necesitamos regresar a la mesa de la Habana porque ya hemos logrado firmar la paz. A mí me gustaría interpretarla de esa manera: Positivamente. Es decir, ya no necesitamos volver a la Habana porque ya se firmó todo y llegamos a todos los acuerdos y porque ya estamos en la posibilidad de hablar que se selló definitivamente la paz.
La otra alternativa es de que de pronto se rompa como lo quieren los enemigos de la paz y sigamos en otros quien sabe cuántos más años en un conflicto que nos está costando la posibilidad de educar a nuestros hijos, la posibilidad de darle salud a nuestra gente, la posibilidad de ser un país desarrollado, la posibilidad de ser un país reconocido en el mundo por sus capacidades y no por su lucha guerrillera. Se suele decir: Aquí la guerrilla más antigua del mundo, el conflicto más antiguo del mundo, el país más desolado por el narcotráfico y por las luchas intestinas y los conflictos. No, ya es hora de que nosotros definitivamente terminemos con eso. No podemos heredarle a las nuevas generaciones esto que hemos tenido que padecer nosotros durante tantos años.
- Hay enemigos abiertos y declarados contra el proceso de paz y que abogan por que se rompa la mesa de paz de la Habana. ¿Cómo analiza usted ese pulso?
Inclusive desde el mismo Estado, siempre lo ha habido desde el mismo Estado, gente soterradamente, escondidos desde el mismo Estado que son generadores de bregar a acabar con el proceso de paz, porque la guerra genera muchos privilegios. La guerra genera muchos privilegios para ciertas personas, las guerras generan ventas y compras de armas, quienes venden, en dónde se consigue el mercado de las armas: Estados Unidos es exportador de armas y nos la vende a nosotros y nosotros nos toca que pagarlas con el sudor, la sangre y el trabajo de la gente.
Entonces, hay interés de seguir vendiendo armas. La guerrilla consigue las armas en el “mercado negro” o inclusive, de lo mismo como se han visto en muchos momentos de la historia, municiones y armamentos salen de los cantones del ejército y terminan en manos de la insurgencia.
Con una fuerza tan importante que tenemos hoy de un ejército y de una policía que es proporcionalmente uno de los más grandes del mundo, pues hay mucha gente interesada de que la guerra continúe y que sigamos gastando inmensas sumas de dinero en la guerra. Yo – por ejemplo – me siento frustrado de no tener una nación como por ejemplo Uruguay, pero muy especialmente por ejemplo una pequeña nación como Costa Rica que no tiene ejército. Nosotros deberíamos de gastar todos esos esfuerzos en otros temas que son fundamentales e importantes para el desarrollo de nuestro país y no para tener que hacer unos gastos tan terribles como son los que nosotros estamos haciendo, porque recordemos que esa carrera armamentista como caso concreto de Rusia que montó toda su estructura sobre una carrera armamentista para ser la potencia para equilibrar los poderes en el mundo en contra del imperio estadounidense, terminó desafortunadamente llegando a la quiebra.
Nosotros no podemos sacrificar más a la gente en tener que gastar todo lo que estamos gastando en este momento en armas. Por eso, tenemos que combatir abiertamente sin miedo a los enemigos que están en la política, a los enemigos de la paz que están dentro del mismo gobierno, a los interesados de que se les mantenga su estatus quo, donde hay grandes empresarios que no entienden, hay otros que sí. Recientemente murió una persona, gran líder antioqueño, que manejó el grupo antioqueño, persona que permanentemente estuvo empeñado en hacer la paz.
Es decir, entre todas esas personas que creemos que hay que hacer la paz, tenemos que unirnos y hacer mucha fortaleza para que los que no están interesados en ella, nos dejen a nosotros hacer la paz, que naturalmente los va a favorecer a ellos también, ellos van a ser favorecidos, pero que creen que el mecanismo no es ese y nosotros sí creemos que el mecanismo de la paz y la convivencia es lo correcto.
Yo le diría a todos aquellos que están interesados en ponerle trabas y talanqueras a la paz que nos dejen hacer la paz. Veo por ejemplo al ex presidente Uribe que ha sido una persona bastante negativa en el proceso de paz porque su posición siempre ha sido el de la guerra, a pesar de que sí estuvo buscando la posibilidad de entendimiento. Se olvida que el presidente Uribe estuvo buscando la posibilidad de entenderse con las Farc, lo que pasó fue que las Farc no quiso, porque no confiaba.
Me alegra que el presidente Santos haya ido cambiando, siendo más flexible. Ha hablado que podría hacerse un proceso donde la guerrilla se pudiera hacer en ciertos sitios estratégicos. Eso habla por lo menos que entre todos podemos buscar caminos. A mí me parece muy bien que el presidente Santos haya invitado al Procurador General de la Nación, que ha sido un enemigo rotundo de la paz y al mismo ex presidente Uribe que también ha sido un enemigo rotundo de la paz a buscar entendimientos para ir buscando alternativas, porque se vienen situaciones muy duras. Uno no puede como el caso que nos tocó a nosotros en el Parlamento: Nosotros les dimos indulto y amnistía. A mí me tocó y lo hice porque creo que es necesario en la legislación del 82 al 86, siendo representante a la cámara, cuando el presidente Belisario Betancur presentó el indulto y la amnistía.
Entonces decir que no se puede, resulta muy complejo, porque nadie quiere entregar las armas teniendo que ir a parar a la cárcel y no solamente parar a la cárcel, sino que les llegue a pasar lo que le pasó a los paramilitares, pero que al mismo tiempo eran narcotraficantes que terminaron extraditados a los Estados Unidos. Qué tal que no haya un acuerdo y entonces y como las guerrillas la han venido considerando como narcotraficantes, entonces podrían terminar en una cadena perpetua en los Estados Unidos. Hay que saber exactamente qué es lo que va a pasar. Nadie va a negociar si no sabe a dónde lo van a llevar o a dónde va a terminar, como dice la el pueblo común mente: “No lo pueden coger a uno de gancho ciego”, no lo pueden coger a uno para hacer un proceso y después termine termina uno enjaulado quien sabe cuántos años. Aquí tiene que ser muy claro. Hay que saber exactamente qué penas son y cuántos años representa esas penas, si va a ver penas o no.
El caso de Sudáfrica – por ejemplo – en donde hubo una reconciliación y pudieron solucionar eso sin tener que ir a pagar condenas extremadamente largas o que impiden que verdaderamente un proceso se pueda dar, caso tan importante como el colombiano.
- Finalmente doctor Jaramillo: ¿Cómo percibe usted el ambiente ibaguereño sobre este tema de la paz, habida cuenta que se está recorriendo la ciudad como candidato a la alcaldía de ésta?
La gente no quiere más, la gente está saciada del conflicto. Por eso es importante que el gobierno y la guerrilla entiendan que la gente está muy cansada y sería un despropósito, sería una pérdida muy grande que nosotros llegáramos al tercer proceso de paz y no lo completáramos. Nosotros no podemos de ninguna manera incumplirle a la población.
En relación con la ciudad de Ibagué, yo veo que hay un interés muy grande de cambiar, la gente está sintiendo de que hay una grave crisis en la ciudad, que se necesita un cambio y creo que las elecciones del 25 de octubre van a ser una gran sorpresa. Yo camino las calles de Ibagué y encuentro mucha gente que está desilusionada que no volvió a las urnas, que nunca ha votado, porque no cree. Creo que nosotros estamos logrando una nueva esperanza para esta ciudad. Espero que se pueda concretar con una abrumadora victoria el 25 de octubre.
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