Nelson Lombana Silva . Foto Pacocol |
El gobernador del Tolima, Luis Carlos Delgado Peñón, convocó consejo de seguridad el 24 de febrero de 2015, proponiendo como tema central las amenazas contra el dirigente comunista, Nelson Lombana Silva, a solicitud expresa del Partido Comunista Colombiano regional Tolima.
Al instalar el consejo de seguridad en el salón de reuniones de su despacho ubicado en el décimo piso del palacio de El Mango, el mandatario de los tolimenses dijo que su gobierno era de paz y que su deber era ofrecer plenas garantías a todas las expresiones políticas que concede la democracia.
“El Partido Comunista es una expresión de la democracia y es nuestro deber garantizar su libre ejercicio. El tema central es este”, dijo. Inmediatamente, concedió el uso de la palabra al miembro del comité central y secretario general del Partido Comunista Local Ibagué, Nelson Lombana Silva, quien explicó las amenazas que se vienen sucediendo en Colombia contra los medios alternativos de comunicación y contra la izquierda, especialmente el Partido Comunista. Fue una intervención improvisada pero directa y clara sin vacilaciones de ninguna naturaleza ante el comandante de la VI brigada con sede en Ibagué, el comandante de Policía, las autoridades civiles, la procuraduría, defensoría, fiscalía, CTI, UNP, Derechos humanos y medios de comunicación.
El texto completo de la intervención es el siguiente:
Doctor Luis Carlos Delgado Peñón, gobernador del Tolima
Autoridades militares y policiales
Procuraduría
Defensoría
Fiscalía
Secretaria del interior
Defensores de Derechos Humanos
Miembros unidad nacional de protección
Medios de Comunicación
Señores y señoras:
A nombre del Partido Comunista Colombiano, Local Ibagué, queremos saludar y destacar este espacio que generosamente a abierto el señor gobernador para denunciar las amenazas de que somos objetos, en el caso particular, ya por tercera vez, sin subvalorar las llamadas frecuentes seguramente para generar pánico o desconcierto en nosotros.
Pero antes, debemos reconocer el espacio democrático del señor gobernador, gobernante que viene expresándose a favor de la paz y los diálogos de la Habana, lo mismo la defensa del ambiente y por qué no decirlo, la identidad regional. En esas iniciativas, el Partido Comunista ha expresado públicamente su respaldo, porque consideramos que son iniciativas direccionadas a un rumbo distinto para los colombianos desde el departamento del Tolima.
No exageramos al decir que pasarán seguramente cien años de soledad para volver a tener un gobernador democrático de estas dimensiones, por supuesto sin desconocer que es un funcionario que hace parte del establecimiento, pero que se diferencia en cuanto a que se inclina por la lucha política y no por la violencia que significa el terrorismo de Estado.
Distinguidas autoridades:
No vengo a decir simplemente que he sido objeto de amenaza. Vengo a decir, que ha sido amenazado todos los medios alternativos de comunicación que hay en Colombia. Brutal amenaza. Salvaje amenaza que no corresponde a la supuesta democracia más antigua del continente. Vengo a decir, que arrecian las amenazas contra la izquierda consecuente, especialmente el Partido Comunista Colombiano y personalidades democráticas (Quien lo creyera) que vienen colaborando a aclimatar la paz en un país caracterizado por la violencia de Estado, principalmente. Hay que recordar la guerra de los mil días, la violencia del 50 donde fueron sacrificados 300 mil colombianos por la supuesta diferencia entre los colores azul y rojo. La violencia que comenzó en 1964, cuando el Estado por órdenes directas de los Estados implementa el Plan Laso contra 48 campesinos que solo exigían espacio para labrar la tierra y hacerla producir, allá en las ubérrimas laderas de Marquetalia, Gaitania, Riochiquito, El Pato y el Guayabero.
Esa lucha campesina, indígena y popular, que surgió como respuesta a la arbitrariedad del gobierno de turno y que hoy en la Habana (Cuba) se pretende poner fin a través de una salida política dialogada que implique cambios sustanciales para el pueblo colombiano en su conjunto.
En ese ejercicio hay que reconocer la decisión del presidente Santos. No se puede minimizar el esfuerzo del gobierno, a pesar de sus posturas ambiguas y débiles ante la arremetida violenta de los enemigos de la paz dentro y fuera del gobierno, dentro y fuera del país; esos enemigos que quieren que la patria siga transitando los caminos oscuros de la violencia, no por un simple prurito sino porque son mercaderes de la muerte, del dolor ajeno. Viven de la guerra y para ellos la paz les resulta un negocio flaco.
Quisiéramos decir brevemente cuál es la causa de la violencia sórdida que históricamente ha estremecido a Colombia. Son causas reales y concretas de origen social, político, económico e ideológico de un sistema capitalista inhumano y salvaje que le da prioridad al dinero y coloca en un segundo plano la dignidad humana. No en vano dice la canción popular: “La vida no vale nada” en el capitalismo.
Tras de esa violencia también está las manos negras de los Estados Unidos. Lo podemos comprobar simplemente al leer los siniestros documentos de Santa fe 1, 2, 3, 4, 5 y 6 de los organismos de inteligencia militar de este país, especialmente la CIA. No es un invento de los Comunistas. El cuento de la guerra de baja intensidad y del enemigo interno, salta a relucir allí.
Tampoco es un invento la tenebrosa escuela de las Américas que durante tanto tiempo funcionó en Panamá, pero que gracias a la convicción democrática del general Omar Torrijos, los Estados Unidos se vio precisado a llevarla a su territorio. Allí, se ha preparado gran parte del generalato recibiendo una formación más para odiar al pueblo que para servirle; nunca allí se les educa en los valores bolivarianos y democráticos.
Por eso, los escándalos que hasta ahora han salido flote en lo que se suele llamar popularmente “falsos positivos” (ejecuciones extrajudiciales). Sea oportuno decir aquí, que no todos los militares o policías están comprometidos con estas infelices prácticas, hay oficiales y suboficiales honestos y cumplidores de su deber. Pero tampoco es cierto decir que los casos que ha conocido tímidamente la opinión pública son simples “frutas podridas”. Eso tampoco es cierto.
Quisiéramos invitarlos a leer o releer el documento del famoso escritor colombiano Germán Castro Caicedo “Nuestra guerra ajena”. Este documento apunta elementos que sustentan nuestra preocupación para no acudir al “Diario de la CIA”, por ejemplo.
Así las cosas, hemos venido diciendo que estas amenazas contra nosotros seguramente no fueron elaboradas en alcantarillas oscuras, seguramente fueron elaboradas en las mismas oficinas o parecidas de donde se vienen chuzando ilegalmente los diálogos de la Habana.
¿Quién soy? Soy comunicador social, soy miembro del comité central del Partido Comunista hasta ahora, soy secretario general del Partido Comunista de Ibagué, soy corresponsal de VOZ La verdad del pueblo, la página web: www.pacocol.org, soy miembro del comité permanente por la defensa de los derechos humanos de Ibagué y soy miembro de Asoprensa seccional Tolima.
Pero, ante todo, (y esto puede dar fe el señor gobernador) soy campesino de Anzoátegui (Tolima), desplazado por esta violencia. Fui a Planadas a hacer las pasantías para graduarme y de allí me tocó salir porque el ejército montó la historieta que era periodista de la guerrilla. Salí para Lérida (Tolima) y allí me tocó salir para Bogotá porque era la euforia del paramilitarismo. Prisionero por las necesidades económicas me tocó regresar a Ibagué. Gracias a la gestión del Partido Comunista se me asignó un esquema de seguridad, el cual ha sido importante. Sin embargo, es un esquema en vía de extinción y más parece un esquema para juegos de niños. De aproximadamente, $2.100 mil pesos que recibíamos de gasolina ahora nos llega solamente $550.000, oo pesos. Es decir, a los ocho días ya hay que guardar la nave porque no hay la forma de moverlo. La cancelación de peajes. Es más: es un automóvil. Y todos los días se rumora que el recorte de esquemas es inevitable.
Mi primer acto rebelde fue declararme liberal en mi municipio. Eso lo sabe el doctor Luis Carlos Delgado, el señor gobernador. Y, permanecí allí hasta cuando me di cuenta que no había diferencias entre ser liberal y conservador. Quizás la única diferencia la dijo García Márquez en su obra “Cien Años de Soledad”, dijo más o menos lo siguiente: La única diferencia es que los conservadores van a la misa de las 7 de la mañana y los liberales a la misa de las cuatro de la tarde. Cuando estudiando y preguntando me di cuenta, comencé a estudiar la izquierda. Por eso, hoy soy del Partido Comunista.
Fui concejal de Anzoátegui, en una lista unitaria Unión Patriótica Partido Liberal, fui candidato a la asamblea en la lista de la dirigente liberal de Venadillo Beatriz Gómez de Pérez y posteriormente, fui nuevamente candidato a la asamblea del Tolima y después candidato a la cámara por el Polo Democrático Alternativo.
No soy criminal. Observo con diligencia los diez mandamientos. Amo la vida, añoro la paz y la realidad biológica que sean los hijos los que entierren a sus padres. Soy padre de una hija de 15 años, la que venero y siento dolor no poder verla crecer a mi lado, tranquila. Me toca verla distante, crecer con todas las limitaciones socio económicas en medio de un país tan rico como el nuestro.
Tengo miedo. Me parece que es algo inherente al ser humano. Pero me da más miedo pensar que pueda perder la convicción de lucha y esperanza. La utopía de un país distinto arde en mi corazón. Sé que es posible, porque la historia no miente.
No tengo pasta de mártir. Tampoco soy cobarde. Cuando las ideas son claras, honestas y humanas, fortalecen el espíritu. Creo en el ocaso del capitalismo y en el nacimiento del socialismo, no por una convicción teológica, sino científica.
El drama no es mío solamente. Es de todos y todas. De una u otra manera todos y todas, estamos potencialmente amenazados de muerte. Hasta la misma naturaleza. La locomotora minero – energética del presidente Santos resulta monstruosa para el suelo colombiano. Según Ingeominas, más del 70 por ciento del territorio tolimense está concesionado en títulos mineros, unos concedidos y otros por conceder, a las multinacionales y transnacionales. Sin darnos cuenta el gobierno nos ha sentenciado a quedar rápidamente sin agua, sin fauna y sin flora. Denunciamos la política imperialista que implica la nueva configuración del capitalismo, que se expresa en multinacionales y transnacionales.
Denunciamos el fantasma que encarna la transnacional Anglo Gold Ashanti, viene comprando a todo mundo. La gran mayoría de mis colegas periodistas han sido cooptados, emisoras completas, funcionarios, autoridades, líderes. Seguramente, no hemos dimensionado lo que viene sucediendo. Sinceramente quiero decir respetuosamente que ojalá cuando reaccionemos no sea demasiado tarde.
Por eso, los comunistas venimos levantando la bandera de la paz, la defensa de los diálogos de la Habana, la defensa del ambiente, la defensa de lo público y de la identidad regional. Hacer para que nuestros niños y niñas se enamoren y sientan el bunde tolimense y no simplemente los aires extranjeros e imperialistas como viene sucediendo.
Levantamos la bandera de la unidad, la bandera de la justicia social y la bandera de la esperanza. Pero, pensar así y actuar así, es un delito en Colombia y por eso nos amenazan y nos estigmatizan. Ya muchos colegas entre bromas y verdades no tienen inconvenientes en decir que no se sientan con nosotros a tomarse un tinto dizque porque somos una “bomba de tiempo”. Eso duele, pero no es para arriar la bandera. Por el contrario. Insistir en la lucha por la paz con justicia social.
Yo quiero proponerle al señor gobernador, algunas cosas en concreto: Al ser el comandante de las fuerzas militares en el Tolima y primera autoridad en el departamento que nos diga con la honradez que le caracteriza si está en condiciones de garantizarnos la seguridad, la vida. Si se compromete a garantizar la libertad de prensa y la posibilidad de que los medios alternativos puedan cumplir con su misión. Sería importante un pronunciamiento público. La seguridad no sería solamente aumentando o restringiendo el pie de fuerza o demás implementos, tiene que ver con la posibilidad de una seguridad económica, porque se corre el riesgo doble o de ser víctima del paramilitarismo o del fantasma del hambre que da el desempleo y la falta de oportunidades para vivir o quizás sobrevivir.
Finalmente, quiero agradecer nuevamente al señor gobernador y a todas las autoridades aquí presentes el espacio para plantear estos temas. Invocando la memoria de nuestros antepasados, entre los que vienen a mi memoria ahora: Bolívar, Sucre, Gilberto Vieira, Manuel Cepeda Vargas, María Cano, Policarpa Salavarrieta, Antonia Santos, Demetrio Aldana, Alberto Márquez, entre otros; personalidades que lucharon por cambios estructurales sin ahorrar energías, decimos que no vamos a desentonar y vamos a seguir luchando con la modestia y las limitaciones, porque esos esfuerzos no fueron estériles. Venimos organizando el I encuentro departamental de medios Alternativos de Comunicación, venimos organizando el frente amplio por la paz y venimos llamando a la resistencia contra la locomotora minero – energética. No vamos a parar.
Me resta decir la responsabilidad que tenemos en la construcción de la paz justa y democrática y el papel que todos y cada uno podemos cumplir desde nuestra propia responsabilidad. Para nadie es un secreto la lucha que hay que dar contra la corrupción y el oportunismo. Hay que actuar ahora, antes que sea demasiado tarde. Sí a la vida, no a la muerte. Muchas gracias.
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