jueves, 19 de febrero de 2015

El perfil de la clase dirigente burguesa colombiana

Por Nelson Lombana Silva

(Taller de Derechos Humanos en Ibagué, Tolima, este sábado 21 de febrero a partir de las 9:00 a.m. en la calle 20 No. 6 – 74. Todos y todas, están cordialmente invitados e invitadas)



Si se tratara de escribir un perfil de la clase dirigente burguesa colombiana, sería suficiente con caracterizar al actual presidente del senado de la república, José David Name. Es el retrato perfecto de una clase dirigente criminal, embustera, petulante, pedante y vacía de contenido. ¿No tiene más la burguesía para colocar allí?


Sus opiniones destilan violencia, desprecio total por los diálogos de paz que se vienen desarrollando en la Habana entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo (Farc – Ep) y el presidente Santos. Sabiendo a ciencia cierta que la insurgencia no es terrorista, entre otras cosas, porque el presidente Santos le ha reconocido el estatus político permitiendo dicho diálogo, que a propósito se encuentra bien avanzado, el presidente del senado de la república se envalentona (se enloquece, mejor) ante las cámaras de televisión del régimen para calificar de la peor manera al movimiento guerrillero que está buscando fórmulas, junto al gobierno nacional, para parar estas seis décadas ininterrumpidas de cruda violencia en este país sudamericano.


Demuestra claramente que la burguesía no está interesada en un proceso de paz serio con cambios estructurales, su única intención es desarmar el movimiento guerrillero, que lo considera literalmente derrotado. Este “personajillo” no puede adjudicarse un solo proyecto que realmente sirva a los intereses del pueblo, todos sus “embuchados” han estado en la dinámica de defender los intereses de la oligarquía.  No hay que hacer esfuerzo para pronosticar que su paso por allí será desértico, improductivo e intrascendente. Seguramente será condecorado con la “cruz de Boyacá”, lo cual ayudará a dimensionar su intrascendencia y mediocridad.


Su clase social no dijo nada cuando desfiló por este recinto nacional las hordas del paramilitarismo durante el gobierno del triste célebre Álvaro Uribe Vélez, tampoco cuando la casa de Nariño fue convertida en nido de delincuentes del narcotráfico, al extremo de llamarse la “casa de nari”.  El “líder” politiquero José David Name (El Delfín, según Álvaro Salom Becerra), no tuvo valor para decir algo en contra de semejante afrenta contra el honor de la patria y la dignidad de esta república mestiza. Como diría el dicho: “Los burros se buscan para rascarse”.


Mientras el presidente de relaciones exteriores del senado de la república, Jimmy Chamorro, propone que un grupo de comandantes de las Farc – Ep, asista al congreso de Colombia, el presidente del senado José David Name, no solo cierra la puerta violentamente, sino que lanza diatribas desobligantes sin medir consecuencias henchido de odio y fanatismo. “Le puedo asegurar hoy – le dijo a un periodista de Radio Castaño Nacional (Rcn) televisión – que mientras yo sea presidente esos bandidos no vienen aquí al congreso”. ¡Qué vocación de paz, tolerancia y reconciliación de este sujeto!


Revisando minuciosamente el acuerdo general, suscrito entre las dos partes, en ninguna parte afirma o se considera la presencia de la insurgencia en el Parlamento. Son devaneos de la clase oligárquica siempre encaminada a minar los diálogos de paz de la Habana (Cuba). Es apoyo tétrico a los halcones de la guerra, los cuales hacen toda clase de intentos por reventar los diálogos, pues la guerra para ese selecto club es un negocio suculento.


Seguramente el señor José David Name considera ciegamente que solo podrán pisar las oficinas del senado los malos hijos de la oligarquía. Se equivoca. Más temprano que tarde llegará el pueblo humilde a tomar posesión de estas oficinas. La historia no se equivoca, es sabia.


Así es la clase dirigente burguesa colombiana. El señor José David Name es la fotografía perfecta. ¡Qué vergüenza!







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