jueves, 5 de septiembre de 2024

Paro empresarial de camioneros

 

Recordando cuando los Camioneros vendieron a Chile pagados por la CIA. Foto: Gamba 

Por Agamenón

El paro empresarial de los camioneros obedece a los libretos de la CIA con el propósito de desestabilizar el gobierno del cambio. Esos mismos libretos fueron utilizados en Chile durante el gobierno de la Unidad Popular que orientaba el carismático presidente Salvador Allende, en la hermana república bolivariana de Venezuela, para solo colocar un parte de ejemplos

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La CIA en Chile - Proseguía  periodistas chilenos- de los ocho millones de dólares que la agencia norteamericana destinó a la campaña de oposición al gobierno de Allende. Foto Gamba

En un paro de estas características no hay pliego reivindicativo a favor del pueblo, es más bien de la gran oligarquía empresaria que hace causa común para desestabilizar el proceso democrático y progresista que lideran el presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez.

El desespero de la oligarquía colombiana es grande, hace esfuerzos por acorralar el proceso y regresar a la presidencia para colocarla al servicio de los verdaderos dueños del país, como diría el economista Julio Silva Colmenares, presidencia que han tenido durante más de doscientos años, repartida entre las élites familiares.

Por eso, el pueblo debe entender el plan siniestro que se trae entre manos esta rancia oligarquía y diferenciar entre un paro empresarial y un paro popular y reivindicativo de los trabajadores y las trabajadoras. No podemos caer en la terrible red mediática de desinformación, mentira y calumnia.

El gobierno ha venido explicando el tema económico del ACPM, el origen del problema, los verdaderos responsables y los intereses leoninos que esconden los grandes magnates del transporte pesado.

Nada de pánico. Unidad popular para salirle al paso a todas estas patrañas. Hay que preparar la gran movilización programada para el 19 de septiembre de respaldo al gobierno y de rechazo absoluto a las triquiñuelas de esta rancia oligarquía.

Preparar la movilización en el barrio, en la vereda, en todas partes. Es la lucha de clases en furor donde la correlación de fuerzas se va equiparando teniendo en cuenta el gran acumulado. El sindicalismo clasista y consecuente debe liderar el proceso con decisión, lo mismo las distintas fuerzas políticas que hacen parte del Pacto Histórico y demás fuerzas progresistas y democráticas. La movilización debe ser clara y contundente, fuerte y consecuente. Nada de ambivalencias.

En esas condiciones, hay que exigirles a los sindicatos de garaje que se definan, que asuman una posición consecuente con los intereses populares del pueblo secularmente marginado. Dejar menos rezo y más educación política marxista; menos paseos a la costa y más ideología de clase. El sindicalismo no es para conciliar, es para enfrentar el enemigo de clase con claridad política, con argumentos.

Hay que tener argumentos para desenmascarar los personajes de dudosa ortografía que, desde la sombra, manipulan el paro. El pueblo ha ido despertando y de qué manera. Hay que consolidar el proceso metiéndole formación política y sindical de verdad. Escuchando las bases y cambiando de mentalidad.

El pueblo sabrá resistir este interés de golpe de estado con el carácter que lo ha venido identificando. Nada de pánico, la pelea es peleando, porque la oligarquía ortodoxa siempre ha estado dispuesta a no ceder. Por lo tanto, no es conciliar sino raparle el poder y para ello tenemos que prepararnos y organizarnos con un Partido fuerte y unitario. Viva el Pacto Histórico, Viva la unidad del pueblo. 

Fortalecidos con casi dos millones de dólares de la CIA, la asociación de transportistas. Esa fue la acción de este movimiento en la lucha por derrocar al primer gobierno socialista en el poder.

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