sábado, 7 de septiembre de 2024

“Los libros me encontraron a mí”: Andrea Saavedra Díaz

Andrea Saavedra Díaz. Foto. Nelosi

Por Nelson Lombana Silva

Andrea Saavedra Díaz, ex bibliotecaria de la red municipal de bibliotecas públicas de la ciudad de Ibagué, Tolima, licenciada en lengua castellana y amante de la literatura, se dio a la tarea de constituir una librería en la ciudad musical de Colombia. Venciendo dificultades de distintos orígenes, la ha consolidado y de qué manera.

Actualmente viene funcionando en el barrio Cádiz. Al calor de la venta de libros, ha venido desarrollando diversos procesos, todos encaminados a fomentar en niños, jóvenes y adultos la vocación por la lectura, al calor de un cafecito. Una de esas actividades, es el “parche”, un grupo de personas que se reúnen periódicamente a leer en grupo, compartir el contenido de los textos y soñar en el mundo mágico y sano de la literatura.

Este proyecto nació el 28 de febrero de 2020, inicialmente en el barrio Interlaken, después barrio Piedra Pintada y ahora en el barrio Cádiz. Una vez abierta la librería vino la pandemia del coronavirus y su mal manejo del gobierno nacional, teniendo que asumir la virtualidad.

Andrea Saavedra Díaz, convencida del proceso y de su valor en la formación de su pueblo, señala sin ambages que encontró en las biblioteca espacio como refugio para encontrar esos gustos que la llevaron a la profesionalización en el campo maravilloso de la literatura.

Convencida del proceso y de la importancia de fomentar la lectura le propone al Estado la creación de un bono que estimule la compra y lectura de libros. Sería una forma concreta del Estado ayudar a fomentar la lectura en Colombia.

Al participar, ayer, del grupo de lectura pudimos conversar con Andrea Saavedra Díaz. La entrevista es la siguiente.

-        Andrea Saavedra Díaz, propietaria de la librería Ala de Colibrí, ¿Cómo nació esta librería?

Nace en el 2020, con el interés de traer libros a la ciudad de Ibagué, teniendo en cuenta que la noción de librería no es una constante para las personas que habitan la ciudad musical de Colombia. En el momento en que se propuso la librería nos pensamos que tenía que tener una agenda de actividades, y que, a su vez, pudiera estar relacionada con el café, con el espacio del café.

Entonces, nosotros abrimos inicialmente en el barrio Interlaken, el 28 de febrero de 2020. A los quince días, arranca la pandemia del coronavirus, teniendo que convertirnos en tienda virtual, manteniendo actividades virtuales y clubes de lectura, hora del cuento, conversaciones alrededor de los libros. Ese ejercicio de resistir durante ese tiempo nos permitió ya con la reactivación económica, tuviéramos un espacio, pasando a estar en el barrio Piedra Pintada, un local en dos parrales, una casita. En este lugar que nos encontramos ahora en el barrio Cádiz, ya llevamos dos años. Nos ha permitido mantener el café y la agenda cultural que es una constante para la librería; no es solamente como la venta de libros, sino que también es como el contar con espacios para público, tanto infantil, juvenil, adulto. Es vincular a todos los públicos y gestar espacios alrededor de los libros, la música y las artes.

-        ¿Cómo nació esta iniciativa tan utópica en Colombia?

Soy licenciada en Lengua Castellana. Mi experiencia ha sido alrededor de los libros. Incluso, nace también con un deseo, un sueño inicial que fue gestar la biblioteca de Juntas (Cañón del Combeima), fue como ese otro espacio de acercar los libros a diferentes lectores. Siempre ha existido en mí un deseo de vincular los libros, la promoción de lectura. Veía que en la ciudad no existía un espacio como este. Entonces, eso me llevó en gran medida a gestar este espacio. Inició con un interés de literatura infantil, ese ha sido mi nicho de exploración, principalmente. Mi catálogo estuvo en esa línea la mayor parte. Pero también, hemos ido adaptándonos a los deseos y motivos de los lectores. De ahí que la narrativa universal, como la poesía, la narrativa gráfica y la sección de ensayo, se haya ido aperturando cada vez más en diferentes campos, en la filosofía, género, bienestar y buen vivir, incluso.

También apertura a otros lectores, como esa necesidad de acercarse a otros títulos que antes no concebíamos tener en nuestra librería.

-        ¿Cómo fue esa experiencia suya como bibliotecaria en el corregimiento siete de Juntas, Cañón del Combeima?

La experiencia creo que fue muy gratificante porque además de gestar los espacios culturales, también me ha gustado mucho las apuestas comunitarias y sociales. Es como un deseo también de mantener ese relacionamiento con la población, era tener esa experiencia en mi comunidad, en donde crecí. Es como poder retribuir un poco y ver hoy en día como el impacto que ha tenido, el haber gestado, inicialmente un espacio muy pequeño, era biblioteca comunitaria y ver los alcances que hoy tiene, eso es realmente gratificante.

Siento que es parte de esa necesidad humana que tenemos también de gestar espacios, no como en ese sentido egoísta de cada uno, sino también es cómo esos sueños se convierten en los sueños de otros y otras.


-        ¿Cómo hizo usted para descubrir el valor del libro en la conciencia humana?

Creo que fue porque los libros me encontraron a mí; no porque haya tenido una familia lectora, porque mis padres campesinos, no tuvieron la posibilidad en su momento de acceder a una educación secundaria. Era para ellos un deseo que sus hijos fueran profesionales. Yo encontré en las bibliotecas, en este caso en la biblioteca de mi escuela, en la biblioteca del colegio, esos espacios como refugios para encontrar esos gustos y esos deseos que me llevaron a la profesionalización en el campo de la literatura, que era mi sueño. Luego, me convertí en la docencia, que fue el campo cercano que ha sido para mí muy valioso y generoso que los libros me han permitido también encontrarme y permitir que otros también encuentren refugio, compañía.

-        ¿Cuál es la importancia que usted le ve al ejercicio de leer?

Creo que en la medida en que nosotros nos acercamos a los libros, más allá de los espacios en los que nosotros habitemos, es como permitirnos llegar mucho más allá. Quizás, algunos de nosotros podamos acceder a alguna posibilidad para salir adelante. A mi modo de ver es el único o más expedito camino hacia la verdadera realización humana.

En estos momentos, es una necesidad y parto de una frase que nos dice mucho, que, si realmente es rentable tener librería en la ciudad, si realmente en la ciudad la gente lee. Creo que eso parte mucho de que nosotros no hemos tenido un fácil acceso a los libros, no tenemos acceso a ellos de una manera fácil. Pienso que es un tema de estratificación social y la gestión también de poder gestar espacios como estos, en los que está abierto a cualquier público y que eso también permita que los libros en esa medida nos permitan como también acceder a otras posibilidades de conocimientos, de participación en espacios, de pensarnos también esas otras posibilidades que la misma literatura nos ofrece y nos brinda. Entonces, en esos lugares posibles, en esas posibilidades, que están allí, que finalmente los libros hacen que eso se convierta en una realidad.

Esas posibilidades también son maravillosas y si podemos accederlas desde las primeras edades, es maravilloso, e incluso, en edades tardías. Es como generar esos espacios de conversación en los que los libros son el centro, pero, que realmente nos convoca a las diversas comunidades, a estrechar también espacios de conversación.

-        El colombiano poco lee y los libros son bien costosos, ¿Qué opina usted acerca de esta cruda realidad en nuestro país?

Creo que tiene que ver con una oferta ampliada de acceso para todos los públicos. Eso es un poco la apuesta que hemos tenido desde la librería, en tener como una oferta variada de libros que puedan las personas acceder a bajo costo y otros que pueden ser de un alto costo y eso también va variando en calidad, quizás no solo literaria o estética, sino también como en las mismas posibilidades que las mismas personas pueden acceder.

Nosotros también hemos intentado involucrar acciones de promoción de libros en los que quizás, el tema de esa responsabilidad social de acercar también a públicos que de pronto no pueden acceder espacio por los costos o digamos, acceder a la compra de un libro, pero sí como el poder generar espacios de conversación o de generar esa conquista de nuevos lectores que son necesarios. Entonces, hemos mirado varias estrategias, pero yo creo que radica mucho como en esas posibilidades de la oferta editorial, que sea variada, que sea de bajo costo y con posibilidades que pueda acercar su poder adquisitivo. Eso también nos va permitiendo a nosotros hacer. Pero también esperamos la acción del Estado, para que logre concretar programas, proyectos en los que, pensamos, por ejemplo, en un subsidio familiar sea redimible no solo en los espacios de supermercados, sino que también podamos a este tipo de bonificación en espacios como libros.

-        Finalmente, ¿Cómo nació esta iniciativa de lectura grupal en Ala de Colibrí?

“Parche lectores” es una iniciativa de “Ibagué parchado”, queriendo con esto vincular esas iniciativas de diferentes colectivos que viene gestándose en la ciudad. Es aunar esfuerzos para que sigamos creciendo en esta comunidad. Es uno de los intereses que nosotros tenemos y es lo que también nos mantiene un ´poco en ese deseo de generar espacios para quienes quieren y tienen esa intensión de seguir creciendo y de seguir compartiendo sus gustos literarios y demás

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