jueves, 14 de octubre de 2021

Ibagué 471 años de fundación, invasión despiadada


 Por Nelson Lombana Silva

Hace 471 años el Valle de las Lanzas era invadido por un grupo de vulgares invasores, conducido por Andrés López de Galarza, dejando como resultado el asesinato de cuarenta mil aborígenes Pijaos en menos de cuarenta años. Fue un genocidio descomunal que hoy se pretende minimizar con el cuento de la fundación de la considerada “ciudad musical de Colombia”.


El caserío aborigen fue arrasado a punta de arcabuces, escopetas, perros asesinos, caballería e implantado el dominio omnipotente del avaro invasor, utilizando todo tipo de artimañas, entre ellas, la mentira, la traición y el asesinato. Además, expropia al aborigen y abusivamente toma posesión a nombre del Rey de España.

Eso es lo que hoy estamos conmemorando. Un asalto, un robo y una destrucción de la cultura y la cosmovisión aborigen. De una manera pérfida el invasor llamó a eso “civilización” y como esa clase expoliadora es la que sigue en el poder de generación en generación, la convocatoria es la misma: Adular a nuestros verdugos y despreciar a nuestros hermanos de clase: El aborigen mal llamado indio.

Se ha dicho que el aborigen era violento. No es cierto. Historiadores relatan que los aborígenes recibieron con los brazos abiertos a los invasores. Les prodigaron comida y hospedaje. Los pasearon por el entorno. La respuesta del invasor fue la mentira, la traición y la criminalidad. A la cacique Dulima la tildaron de bruja y la quemaron viva. Destruyeron violentamente los bohíos y sobre esas cenizas el invasor Andrés  López de Galarza, desenfundó la espada por única vez, para declarar que todo el territorio pasaba a ser propiedad de España. Su misión era fundar un pueblo español para afianzar la colonización del sur del país.

¿Semejante crimen horripilante, semejante etnocidio y semejante robo del territorio, la soberanía nacional, la cultura aborigen, las tradiciones, etc son para celebrar y/o conmemorar?  ¡Qué horror!

Hoy, tenemos el deber moral y político de rechazar la criminalidad del invasor y rendir culto de admiración a los aborígenes de esa época que heroicamente hicieron resistencia en condiciones muy desventajosas. Su sacrificio no puede continuar en el sótano del analfabetismo histórico y político. Hoy reivindicamos el esfuerzo de la juventud de demoler la estatua de este malhechor y la elevación y reconocimiento del indígena en la calle 42 en inmediaciones del Sena de la ciudad de Ibagué (Tolima). ¡Honor y gloria a los caídos!

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo. La colonización fue una masacre contra nuestros ancestros. Un robo a mano armada

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