lunes, 4 de octubre de 2021

Combatir el oportunismo


 Por Nelson Lombana Silva

Una de las muchas tareas del Comunista, es combatir el oportunismo, desenmascarándolo sin contemplación alguna en el escenario propio con la firme convicción de contribuir de verdad a la lucha revolucionaria y consecuente con los intereses populares del pueblo.



Están en todas partes. Se camuflan. Cambian de color con suma facilidad y se acomodan a las circunstancias. Son falsos, hipócritas, aduladores y mentirosos. Son petulantes. Se creen poseedores de la verdad absoluta como si ésta existiera. Aman el facilismo, lo light. Son traicioneros, divisionistas y excéntricos.

Están al acecho: En los Partidos Revolucionarios, en los Sindicatos, mejor dicho en todas partes, afirmando sin desparpajo que todo gira gracias a él. Entonces el “yoísmo” es el pan nuestro de cada día para estos “personajes” del oportunismo.  ¿Qué buscan? No hay que hacer grandes elucubraciones para entender: Satisfacer sus apetitos personales.

En el sindicalismo sí que hay oportunismo, sobre todo en aquellos sindicatos economicistas, es decir, “sindicatos de estómago”. Para ellos, no existe una conexión entre la lucha sindical y la lucha política. Algunos se declaran “apolíticos”. No quieren saber nada de política, porque consideran que el sindicalismo es para la lucha reivindicativa. Incluso, para concertar con el patrón y viaticar. No es raro ver “sindicatos lamebotas”, sindicalistas que se venden por un calado, entregan la lucha sin vergüenza alguna. Un ejemplo clásico Los Garzón. Pero, con ellos hay muchos más, desafortunadamente.

Se escuchan a diario opiniones, comentarios y acciones deplorables. “Nada de meterle política al sindicato”, “Nada de artículos que tengan que ver con política”, “Nada que tenga que ver con el semanario VOZ La verdad del pueblo”, “Nada de participar en las movilizaciones, en los mítines”, “nada de confrontación, mejor conciliación”, etc.

Estos sindicalistas de pacotilla, desconocen de cabo a rabo que la situación deplorable de su gremio, es producto de decisiones políticas. La miseria galopante, el desempleo, la violencia, la corrupción, son en realidad frutos de decisiones políticas que toma la clase dominante, básicamente en el Parlamento. Su misma ignorancia política es fruto de una decisión política que busca que el pueblo no se una, no se politice y siga viviendo en la miseria dependiendo escasamente de las pequeñas migajas que caen de la mesa del rico Epulón.

El apoliticismo que practican esos “sindicalistas” es falso, porque en realidad el apoliticismo no existe, es una posición política que favorece al patrón y condena al pueblo, a la masa popular.

Hay que cambiar esta postura. Hay que combatir el oportunismo, tanto como el analfabetismo político. Al contrario. Debemos politizarnos, porque es a partir de la Política que entendemos la problemática y la forma de transformar la cruda realidad. Mientras esto no ocurra seguiremos dando palos de ciego, engañando y engañándonos, mientras el patrono aprovecha para hacerse más rico y poderoso.

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