martes, 6 de noviembre de 2018

Drama de los migrantes centroamericanos

Caravana. Foto: EFE
Por Nelson Lombana Silva

De una manera displicente los medios masivos de comunicación han venido informando sobre la multitudinaria movilización de centroamericanos con destino a los Estados Unidos. Presentan sus reportes como simples hechos anecdóticos, totalmente descontextualizados de la realidad, escondiendo como siempre las reales causas y presentando versiones totalmente alejadas de la realidad.


No en copas veces se ha dicho que es una movilización patrocinada por la hermana república bolivariana de Venezuela y su presidente, Nicolás Maduros Moros. Versiones estúpidas que asimilan muchas veces el alienado y analfabeto político, que desafortunadamente, todavía cree que los medios masivos dicen la verdad y nada más que la verdad.

“No nos vamos porque queremos. Nos expulsaron la violencia y la pobreza”, dijo enfáticamente un humilde caminante al llegar a Méjico. He ahí la causa fundamental: Violencia y Pobreza, que los Estados Unidos con su política imperial ha venido históricamente azuzando en esta región centroamericana.

No es un espectáculo, tampoco una marcha de “desechables” como lo afirma cínicamente el presidente gringo, Donald Trump. Son seres humanos colmados de las necesidades más elementales que renuncian a morir inmóviles y se movilizan en busca de una segunda oportunidad sobre la tierra como la estirpe de los Buendía que nos relata Gabriel García Márquez en su célebre obra: “Cien Años de Soledad”.

“El sueño americano”, que no deja de ser una engañifa, una vez se recorre ese país por sus barrios repletos de pobreza, xenofobia y racismo, solo se materializa en el mundo virtual que a diario nos vende estos malditos medios de comunicación, medios que en realidad son medios de incomunicación.

Fenómeno multitudinario

Esta movilización (migración) resulta multitudinaria. La caravana de aproximadamente trescientas personas, que el 12 de octubre de 2018, partió de San Pedro Sula (Honduras), en busca de ese “sueño americano”, rápidamente se convirtió en multitud en la medida que ésta se iba desplazando.

Es una gigantesca masa humana integrada por niños, ancianos, hombres y mujeres, que está dispuesta a desafiar la prepotencia del imperialismo de los Estados Unidos cruzando la frontera en busca de ese tal “sueño americano”.

Según datos, se afirma que la marcha está conformada por casi 10.000 personas, no solo de Honduras, sino también de El Salvador, Nicaragua y Méjico. A paso lento pero firme, esta muchedumbre se desplaza sobreponiéndose a la adversidad y las vicisitudes más horribles. No camina por placer o espíritu aventurero, camina por necesidad, en un desesperado esfuerzo por sobrevivir.

¿Qué busca esta muchedumbre? Tres cosas básicamente: Empleo, Techo y Comida. ¿Por qué hacia los Estados Unidos? Porque la gigantesca masa sabe perfectamente que la causa de su desgracia ha sido el régimen imperialista de este país. Estados Unidos ha financiado contras y guerras de exterminio con el único interés de apoderarse de los recursos naturales de los pueblos centroamericanos. Ha defendido burguesías vendepatrias y corruptas que se han lucrado infamemente con el dolor de millones y millones de seres humanos.

La respuesta imperialista

La bestia que ocupa la Casa Blanca, Donald Trump, se ha dedicado a amenazar y amenazar. Ha dicho que colocará cientos y cientos de criminales militares con la orden expresa de disparar.

Por su parte, el vicepresidente, Mike Pence, no paró en ordenar burdamente parar la protesta a los gobiernos de Honduras, Guatemala y El Salvador. Seguramente estos palaciegos incondicionales al Tío Sam, lo intentaron de distintas formas, pero realmente cuando un pueblo unido se subleva no hay quien lo detenga, un río que se desborda no hay quien lo detenga.

Durante el extenso y dramático recorrido la multitud ha encontrado la solidaridad por parte del pueblo. De una u otra manera, se ha manifestado con agua, ropa, comida, albergue y medicinas.

El mundo debe fijar la mirada hacia esta multitud con espíritu solidario y humanitario, demandando de los Estados Unidos una respuesta política y no militar como ha venido anunciando en sus medios de comunicación. Hay que rodear a esta gigantesca mancha humana que se desplaza a la intemperie con estoicismo y decisión, porque no lo hace por simple gusto, lo hace ante todo por necesidad.

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