A pesar de las dificultades que genera un proceso unitario en Colombia desde la izquierda, en el caso particular del Tolima se cuece una gran convergencia no solo de cara al debate electoral del año entrante, sino del gran desafío que implica la implementación de los acuerdos de la Habana (Cuba) y firmados en el teatro Colón de Bogotá, entre las Farc – Ep y el gobierno nacional de Santos.
Claro resulta decir que este proceso no está a la vuelta de la esquina, pero se persiste, a veces con aciertos y a veces con desaciertos, pero siempre con la dinámica de avanzar como una posibilidad de ser opción de poder y de contrarrestar el accionar virulenta de la clase dominante, que combina las más disímiles formas de agredir al pueblo y sus perspectivas de ser opción de poder.
En esta actividad política de unidad de la izquierda hay que superar el grupismo, pues resulta muy frecuente hallar sectores que ven en los mismos sectores de izquierda el enemigo oculto a vencer con jugadas politiqueras y maquiavélicas, dejando en un segundo plano al verdadero enemigo de clase. Otros sectores no tienen una definición muy clara y tratan de estar a la vez con la izquierda y con la derecha. Hay que superar estas trabas que impiden fortalecer la convergencia.
Considerando estos aspectos reales y concretos, tenemos que tener una visión universal de tal manera que el árbol no nos impida ver el bosque. Hay que ser amplios, incluyentes, participativos y democráticos, pero sobre todo ético y con sentido de conciencia de clase. Eso implica tener claro interés por el sentido común y disposición a erradicar el personalismo que tanto daño hace a cualquier proceso serio y democrático.
Con todas las dificultades la iniciativa se desarrolla en este departamento. Incluso, en días recientes las fuerzas que se vienen reuniendo suscribieron un documento público en el que plasman el interés superior de concretar en la práctica la unidad de las distintas expresiones de izquierda alrededor de unos puntos centrales que poco a poco se vienen concibiendo.
Destaca el documento tres puntos esenciales: La paz, la defensa del ambiente y reformas estructurales del Estado para que se ponga al servicio del pueblo en su conjunto.
Su propuesta es de reconciliación como una forma concreta de salirle al paso a la propuesta de la derecha y extrema derecha de fomentar el odio y la sed de venganza para que el país nacional se siga desangrando.
No es un secreto que el Centro Democrático y el uribismo se empecinan en la iniciativa de mirar a los que no comulgan con su ideología de enemigos, los cuales hay que eliminar hasta físicamente.
La propuesta que se cocina a fuego lento, de la cual hace parte el Partido Comunista, es de reencuentro, reconciliación. Señala el documento: “Es urgente un cambio cultural que siembre perdón, reconciliación y esperanza”.
Colombia no ha tenido un período considerable de paz desde la aparición en este país del europeo y el anidamiento del sistema capitalista. La explotación del pueblo se ha impuesto a sangre y fuego.
Esta nación necesita una oportunidad, la cual asoma con muchas expectativas con el acuerdo de la Habana. Ojalá no sea asesinada en pañales como hizo el rey Herodes con los niños, según cita bíblica.
El optimismo no nos debe cohibir de mirar el momento político con sumo realismo, sobre todo si tenemos claro que el poder político levantado por la clase dominante en esta parte del mundo, ha sido con base en el miedo, el terror, el destierro, la amenaza, el asesinato, la desaparición forzada en un sistema corrupto y clientelar, indica la declaración.
Agrega: “Coincidimos en la necesidad histórica de construir una amplia convergencia que vaya construyendo los ejes centrales de un proyecto nacional de movilización centrado en la paz, el cambio, la justicia social y la acción colectiva contra la corrupción y la exclusión”.
También plantea la iniciativa de convergencia ir más allá del simple tema electoral, conformando un gran acuerdo de largo aliento que permita aportar al proceso nacional que se viene desarrollando con avances y retrocesos, en espiral en toda Colombia. Igual, la movilización, la lucha callejera, la acción organizada.
Hay que apoyar la propuesta en el Tolima, meterle pueblo y acción, movimiento y dinámica. Decir y hacer como diría Martí, héroe cubano.
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