Los estragos del huracán Irma en el caribe, especialmente en Cuba, fueron de vastas proporciones. La furia de la naturaleza ante el demencial tratamiento por parte del depredador régimen capitalista se hizo sentir y como dice un dicho en Colombia: “Pagaron justos por pecadores”.
Todo el país antillano fue sacudido por vientos huracanados que alcanzaron una velocidad de 256 kilómetros por hora, destruyendo todo cuanto se le atravesaba a su paso generando grandes inundaciones. Un duro golpe para una economía planificada, sometida al más brutal bloqueo económico por los Estados Unidos, el régimen que más dinero gasta en publicidad para presentarse como “campeones de la democracia y la defensa de los derechos humanos”, como hacía referencia el eterno comandante Fidel Castro Ruz.
El huracán no es un simple fenómeno natural, como lo quieren presentar los Estados Unidos, tiene que ver con el calentamiento global y las grandes decisiones políticas imperialistas. Es decir, hay causas políticas.
Solidaridad ternura de los pueblos
El mundo no puede ser indiferente ante estas duras contingencias, debe movilizarse con amplio espíritu humanístico en aras de ayudar a amainar en algo los efectos devastadores del huracán Irma. Para los comunistas, demócratas y filántropos constituye un imperativo moral y político que debe superar el simple pronunciamiento o declaración pública. Podríamos traer a colación las palabras de Fidel en las Naciones Unidas: “Basta ya de palabras: Hechos”.
En cada región de Colombia hay que crear una comisión, así esta sea mínima. Sería vergonzoso cruzarnos de brazos, mientras cientos de personas sufren y en el fondo de sus corazones esperan aunque sea un mensaje de solidaridad.
Rendimos homenaje póstumo a las víctimas y expresamos nuestra solidaridad a sus familiares, amigos y relacionados, lo mismo al pueblo cubano en su totalidad y al gobierno encabezado por el comandante Raúl Castro Ruz. En esta tragedia Cuba no está sola.
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